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Hermanos en la diversidad


Cuando hablamos de diversidad, la realidad es que por regla general nos centramos en el niño, niña protagonista, en sus derechos, sus capacidades, sus habilidades y aquello que necesita para que el entorno, la sociedad, le reconozca.

Nos centramos también en sus padres, en el proceso y el camino que transitan al recibir la noticia, en la necesidad de acompañamiento, de hacer tribu con otras familias para compartir experiencias y vivencias. En la lucha por la que pasan en todos los ámbitos para sentir que su hijo o hija estará bien el día de mañana. Pero hay una parte fundamental de la familia de la que se debería hablar más y contemplar más. Los hermanos.

Es cierto que cada vez más Asociaciones y Fundaciones, Entidades, tienen presente a ese miembro indispensable de la familia. Desde ellas, se organizan encuentros, formaciones, lugares para poder conocer otras realidades, compartir y reconocerse. Ellos/ellas, manifiestan lo beneficios que conllevan estos encuentros.

En este artículo, queremos tener en cuenta a los hermanos y hermanas que conviven en la diversidad y dar respuesta a algunos aspectos importantes que ocurren dentro del núcleo familiar.

Hermanos conviviendo en la diversidad

Un hermano/a, por definición, es uno de los vínculos más importantes que tenemos dentro del núcleo familiar. Por regla general, con nuestro hermano/a se crea una unión fuerte. Es nuestro igual y a la vez puede ser nuestro mayor protector/a o la persona a la que no podemos evitar sentir que debemos cuidar.

Un hermano/a en la diversidad, puede verse confundido dentro de todas estas emociones, por no comprender la situación que se vive en la familia. Sentir que su hermano no es cómo él/ella en algunas cosas, puede producir dudas e incertidumbre. No comprender por qué los tiempos son diferentes para uno u otro. Quizá incluso puede sentir celos, por la necesidad mayor de cuidados que tiene su hermano/a con diversidad.

Ante todas estas emociones, la familia debe intentar tener presente y dar respuesta a todas las posibles situaciones que surjan a lo largo del tiempo, pero sobre todo en la primera etapa de su desarrollo, y así asegurar un clima de confianza, de dialogo y conexión.

Aquí sugerimos algunos consejos a tener en cuenta para poder hacer este acompañamiento al hermano/a en este proceso por el que ellos/ellas, también pasan.

1. Dar respuesta a todas las preguntas que surjan es quizá, lo más importante

Es necesario adecuarnos a su nivel madurativo para poder hacerlo y ajustar la información para que sea comprensible.

2. Reconocer juntos las propias limitaciones

Quizá, en momentos determinados no tengamos la respuesta a la inquietud que nos plantean, y en esos momentos debemos explicar también que hay cosas que no sabemos sobre la salud, el futuro, etc..

3. No renunciar al tiempo de calidad juntos

En ocasiones, los momentos de ocio/atención de los hermanos/as se reducen por la terapias, sesiones o cuidados del hermano/a con diversidad. Este aspecto es muy importante tenerlo en cuenta, y para poder compensar esos tiempos, podemos proponer momentos de cuidados en exclusiva al hermano/a, actividades especiales en familia o alternativas de ocio que puedan encajar en la dinámica familiar.

4. Reconocer que pueden surgir celos

También debemos reconocer la posible aparición de celos, por las atenciones, sobreprotección ocasional, o dedicación hacia el hermano/a con diversidad. En este sentido, es necesario:

  • Reconocer las emociones del hermano/a, validarlas y ofrecer la oportunidad de expresar aquello que siente.
  • Escuchar lo que necesita y dar una respuesta ajustada y consensuada con él/ella a sus peticiones.
  • En muchos casos, el proponer momentos de exclusividad con ellos/ellas puede ser una buena opción (por ejemplo, mientras que el hermano/a está en terapia).
  • También podemos proponerles que inviten a sus amigos del cole a casa para compartir ocio, de un modo ajustado a la realidad de la familia.

5. Adaptarnos a su ritmo de desarrollo

Debemos evitar sobrecargar de responsabilidades al hermano/a que no corresponden a su edad o su momento madurativo o vital. Es un niño/a o adolescente y como tal debe seguir un estilo de vida adecuado a su edad.

6. Reconocer los progresos

Y, por último, pero quizá un aspecto muy importante, es dar valor y reconocer los logros que consiguen.

En ocasiones, podemos caer, sin darnos cuenta, en el reconocimiento de los logros de los hijos/as con diversidad y no dar tanto valor a los conseguidos por el hermano/a.