La voz puede indicar cuándo alguien nos encuentra atractivos
Hay diversas investigaciones que indican el modo en el que comunicamos de manera no verbal (e involuntaria) cuándo alguien nos atrae. Por ejemplo, exponer el cuello o la parte interior de los brazos indica interés, mientras que cruzar los brazos, no.
Sin embargo, no todas estas señales discretas tienen que ver con la posición que adoptamos ni con los gestos de la cara. Según una investigación, también hay otra cosa que nos delata. Se trata de la voz, algo que utilizamos constantemente durante el flirteo, siempre que nos atrevamos a decirle algo a esa persona que nos llama la atención.
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La voz y su vínculo con la atracción sexual
Existen muchas maneras de explicar cuál es la lógica que hay detrás de nuestros gustos a la hora de encontrar pareja, y una de las que se habla más en psicología es la que parte de la Psicología Evolucionista.
Esta perspectiva se centra en el modo en el que la evolución ha ido moldeando la genética que la mayoría de seres humanos compartimos y el modo en el que esta influye en cómo nos comportamos. La conducta reproductiva, en concreto, recibe mucha atención por parte de estos investigadores, ya que las estrategias que utilicemos para encontrar pareja y procrear tienen efectos directos sobre los genes.
En el caso de la voz, se cree que uno de los motivos por los que la de los hombres es más grave es porque los genes que están detrás de este rasgo han sido seleccionados más veces en las estrategias reproductivas de las mujeres. Es decir, que en los hombres la voz grave es atractiva y por eso aquellos que la poseen tienen más posibilidades de tener descendencia (quizás porque esta clase de sonidos se asocian a los animales grandes y, por consiguiente, fuertes). En el caso de las mujeres ocurre lo contrario: por lo general, las que tienen la voz más aguda resultan más atractivas.
Por otro lado, también existen datos que indican un curioso fenómeno: las personas con una vida sexual más activa tienen voces que resultan más atrayentes. En esta investigación, varios voluntarios de ambos sexos debían puntuar el grado en el que sentían atracción por voces que habían quedado registradas en grabaciones de sonido. Utilizando esta información y cruzándola con los informes sobre la vida sexual de las personas que cedieron su voz para el experimento se detectó este extraño patrón de comportamiento.
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Ajustando nuestra voz a los demás
Ya hemos visto que la voz está relacionada con las preferencias sexuales, pero… ¿cómo influye en el flirteo una vez que este ha empezado? Es una pregunta pertinente, ya que la voz no solo sirve para influir en la valoración del atractivo de potenciales parejas; además, la solemos utilizar para gustar más a los otros, aunque no nos demos cuenta. Y esto puede ser aprovechado para detectar el interés sexual o romántico que alguien pueda expresar hacia nosotros.
La clave está en fijarse en el modo en el que nuestro interlocutor o interlocutora adapta su voz para que se parezca a la nuestra. Este fenómeno, llamado convergencia fonética, ocurre de manera inconsciente casi siempre que hablamos con alguien que nos atrae.
Tanto el ritmo del habla como la entonación y el tono son modificados para emular la de la otra persona, de manera que esta se siente cómoda en la conversación al sentirse “en su zona de confort”. Por otro lado, ocurre lo contrario cuando hablamos con alguien que no nos agrada: ponemos énfasis en las propiedades de nuestra voz que no se parecen a las de la otra persona.
Además, esta tendencia a modificar nuestra manera de hablar se produce a pequeña escala durante los primeros minutos en los que hablamos con alguien, pero también prosigue días e incluso semanas más tarde. Por ejemplo, en una investigación se comprobó que meses después de mudarse juntos por primera vez, varios compañeros de piso tendían a hablar de un modo mucho más parecido de lo que lo habían hecho durante su primer día juntos. Además, el grado en el que sus voces se adaptaban a las de otros correlacionaba con el grado en el que cada uno se sentía cercano al otro.
Parte del efecto camaleón
La convergencia fonética puede ser entendida como parte del efecto camaleón, una tendencia por la cual todo nuestro lenguaje no verbal se adapta al del interlocutor, de manera inconsciente, normalmente cuando hay un clima de atracción o cercanía emocional (o se quiere llegar a ella).
Por ejemplo, algunos comerciales prestan atención a las posturas de sus potenciales clientes y las imitan, o bien intentan que la velocidad a la que hablan se aproxime a la de la otra persona.
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Conclusión
Así pues, para saber si agradas a alguien, siempre puedes prestar atención al modo en el que evoluciona su manera de hablar durante los primeros minutos de conversación. Por otro lado, si esa persona te interesa, también puedes intentar modificar voluntariamente tu manera de expresarte para que los ritmos y sonidos que forman tu voz se mimeticen con la de esta.