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La teoría de la reducción de los impulsos: qué es y qué explica


La teoría de la reducción de los impulsos es un modelo que se volvió popular a mitades del siglo pasado y fue conceptualizada por Clark Hull para explicar cómo se relacionaban conducta, aprendizaje y motivación.

Según esta teoría, lo que favorece que repitamos una conducta, esto es aprender, es cómo de efectiva es para reducir una necesidad interna como pueden ser la sed o el hambre. El fundamento de esta teoría es que la reducción de los impulsos es la principal fuerza detrás de la motivación.

Si bien esta teoría está un tanto desfasada hoy en día, sí que tiene el mérito de haber conceptualizado en términos muy concretos y matemáticos el comportamiento, lo cual sirvió de modelo para otras teorías posteriores. Veámosla más a fondo.

¿Qué es la teoría de la reducción de los impulsos?

La teoría de la reducción de los impulsos es una teoría de la motivación originalmente planteada por Clark Hull en 1943 y más tarde desarrollada por su colaborador Kenneth Spence. Este modelo sostiene que la reducción de los impulsos es la fuerza principal detrás de la motivación, el aprendizaje y la conducta de un organismo y se convertiría en el principal modelo motivacional de la década de los 40 y 50.

Un impulso o “drive” es definido en esta teoría como la motivación que surge debido a una necesidad psicológica o fisiológica que debe ser satisfecha para recuperar un estado óptimo para el organismo. Funciona como un estímulo interno que motiva al individuo a activarse para saciar la necesidad que ha provocado ese impulso, reduciéndolo. Tendríamos impulsos primarios que son innatos, como la sed, el hambre y el sexo, y los secundarios, que se aprenderían por medio del condicionamiento.

Hull fue uno de los primeros teóricos en tratar de crear una gran teoría que sirviera para explicar toda la conducta. Empezó desarrollando su teoría poco después de haber empezado a trabajar en la Universidad de Yale, inspirándose en un amplio número de grandes pensadores de las ciencias comportamentales y biológicas como Charles Darwin, Ivan Pavlov, John B. Watson y Edward L. Thorndike.

La teoría de la reducción de los impulsos fue desarrollada como un sistema hipotético-deductivo en la psicología, el cual consistía en la postulación de variables participantes, esto es, términos definidos de manera muy precisa que pudieran ser utilizados usando símbolos matemáticos para representarlos. Así Hull trataba de desarrollar un sistema tan científico como el presente en cualquier ciencia natural o formal, idea tomada tras la lectura de Isaac Newton y el matemático griego Euclides.

Hull se vio influido también por los trabajos de Iván Pávlov, especialmente tomando los principios del condicionamiento, y de Thorndike cogió la idea de la ley del efecto. De hecho, es a partir de estas dos grandes aportaciones teóricas a las ciencias comportamentales que Hull trata de integrar un nuevo sistema creando su teoría de la reducción de los impulsos.

Homeostasis y aprendizaje

Clark Hull basó su teoría en el concepto de la homeostasis, es decir, la idea de que un organismo trabaja activamente para mantener el equilibrio interno. Por ejemplo, nuestro cuerpo regula su temperatura constantemente para evitar estar ni demasiado frío ni demasiado caliente y así poder llevar a cabo sus funciones orgánicas adecuadamente. Hull pensaba que el comportamiento era una de las tantas formas que tenía el cuerpo de mantener su equilibrio, solo que de forma más visible.

Basándose en esta idea Hull sugirió que la motivación, es decir, moverse a hacer algo, es el resultado de necesidades biológicas. En su teoría, Hull utilizó el término “drive” o “impulso” para referirse al estado de tensión o activación causado por necesidades fisiológicas y biológicas. Estas necesidades, como pueden ser la sed, el hambre o buscar calor, nos impulsan a hacer algo. Como nos encontramos en un estado desagradable, estando en tensión, nuestro organismo se ve motivado para resolver una necesidad o reducirla.

Con la intención de volver a un estado agradable, los humanos y, también, los animales, buscan todo tipo de formas para satisfacer estas necesidades biológicas. Por ejemplo, si tenemos sed buscamos algo que beber, si tenemos hambre buscamos comida y si tenemos frío nos ponemos más ropa. Según Hull, si la conducta realizada funciona para reducir ese impulso, ese comportamiento volverá a ser repetido en el futuro en caso de que se dé la misma necesidad.

Condicionamiento y refuerzo

Aunque Clark Hull es considerado un científico perteneciente a la corriente neoconductista coincide con la mayoría de los conductistas a la hora de considerar que el comportamiento humano puede ser explicado en términos de condicionamiento y refuerzo. En base a lo que él mismo plantea con su teoría, la reducción de los impulsos actúa como un reforzador de una conducta determinada.

El asentamiento de una nueva conducta que reduzca los impulsos respeta la relación estímulo-respuesta clásica, es decir, cuando un estímulo y una respuesta son seguidas por la reducción de la necesidad, esto incrementa la probabilidad de que el mismo estímulo, de aparecer en el futuro, genere la misma respuesta.

Este refuerzo incrementa la probabilidad de que el mismo compoertamiento vuelva a ocurrir de nuevo en el futuro si se da la misma necesidad. Esto tiene su sentido puesto que, para que un organismo pueda sobrevivir en la naturaleza, debe realizar conductas que resuelvan eficazmente las necesidades que puedan surgir, aprenderlas y volverlas a hacer en caso de que surja la necesidad de nuevo, puesto que de no hacerlo corre el riesgo de no recuperar la homeostasis y, por lo tanto, ponerse en peligro.

Que un organismo esté en peligro lo podemos entender tanto como que esté ante un peligro grave y potencial (p. ej., morir de inanición) como simplemente sentir una necesidad que le causa desagrado cuanto más tiempo pase sin resolver (p. ej., sed moderada). Entrar en un estado de necesidad significa que los requisitos para poder sobrevivir no están siendo satisfechos. Para poderlos satisfacer, el organismo se comporta de forma que se centre en reducir esa necesidad.

Teoría matemática deductiva del comportamiento

Como comentábamos, Clark Hull propuso un sistema hipotético-deductivo para poder explicar el comportamiento, con la intención de desarrollar un sistema tan científico como el propio de otras ciencias como las matemáticas y la física. Su objetivo era desarrollar una teoría del aprendizaje que pudiera ser expresada en términos matemáticos, y para ello expuso una fórmula:

sEr = V x D x K x J x sHr - sIr - Ir - sOr - sLr

Donde:

  • sEr: potencial excitatorio, o la probabilidad de que el organismo haga una respuesta (r)frente un estímulo (s)
  • V: Dinamismo de la intensidad del estímulo, significando que si algunos estímulos ejercen gran influencia sobre otros.
  • D: Fuerza del impulso, determinado por el grado de deprivación biológica.
  • K: Motivación incentiva, o el tamaño o magnitud de la meta.
  • J: El retraso antes de que el organismo sea capaz de buscar reforzadores.
  • sHr: Fuerza del hábito, establecida por el grado de influencia del condicionamiento anterior.
  • slr: Inhibición condicionada causada por la anterior falta de refuerzos.
  • lr: Inhibición reactiva o fatiga.
  • sOr: Error aleatorio.
  • sLr: Umbral de reacción o la más pequeña cantidad de refuerzo que producirá un aprendizaje.

En el paradigma de Hull existen tres elementos indispensables en cualquier otra teoría conductista. E, esto es estímulo, O que es organismo y R que es respuesta, siendo el paradigma E - O - R. O se ve afectado por E y determina R. Cuando se intenta explicar el funcionamiento del organismo, al cual no tenemos acceso interno puesto que solo puede ser representado como un modelo de caja negra, si se saben qué estímulos han entrado (input) y qué respuestas ha emitido el organismo (output), teniendo en cuenta la fórmula anterior se podrá explicar el comportamiento y aprendizaje de O.

Críticas a la teoría

La teoría de la reducción de los impulsos fue muy popular a mitad del siglo XX, sin embargo hoy en día está un poco olvidada y los motivos detrás de ello son numerosos. Entre estos encontramos el exagerado énfasis en cuantificar todas las variables conductuales, pese a no ser posible conocer todo lo que influye en el comportamiento humano además de que la teoría carecía de generalizabilidad. Igualmente, cabe decir que el interés de Hull por usar técnicas experimentales para abordar el comportamiento humano han tenido gran repercusión e influencia en teorías motivacionales posteriores.

Sin embargo, el principal problema que presenta esta teoría es que no puede explicar la importancia de los reforzadores secundarios a la hora de reducir impulsos. A diferencia de los “drives” primarios, como la sed o el hambre, los secundarios no intervienen de forma directa en la satisfacción de necesidades biológicas. Un ejemplo de ello es el dinero, un elemento que no calma el hambre o la sed de forma directa pero que sí nos permite obtener comida y bebida reforzadores que sí reducen impulsos de forma directa. La necesidad de obtener dinero actúa como una potente fuente de reforzadores de necesidades básicas.

Otra crítica al modelo es que la teoría de la reducción de los impulsos no explica cómo la gente, pese estar saciada y encontrar la homeostasis, a veces no reducen sus impulsos conductuales. Por ejemplo, en muchas ocasiones, tras haber comido y tener el hambre satisfecha, continuamos comiendo más y más, lo cual sería un comportamiento innecesario puesto que la función de comer es reducir la necesidad de hambre.

Por último está el hecho de que muchas personas buscan la tensión de forma voluntaria, es decir, romper con su homeostasis. Saltar en paracaídas, hacer puenting o hacer submarinismo a grandes profundidades son conductas que nos llevan a estar en tensión, justo lo contrario a la homeostasis y hacen que nuestra necesidad de estar protegidos y en calma este muy insatisfecha. La teoría no puede explicar por qué las personas cometemos este tipo de conductas tan contrarias a lo que es instintivo.

Pese a que todo esto ha contribuido a que la teoría de la reducción de los impulsos de Clark Hull no esté muy vigente en la actualidad, sí que es cierto que ha ayudado a fomentar la investigación en psicología bajo una óptica más científica, además de ser la simiente para la elaboración de otras teorías sobre el comportamiento humano que vinieron después. Por ejemplo, muchas teorías de la motivación que emergieron durante las décadas de los 50 y 60 están basadas en la teoría de Hull o tuvieron alguna influencia recibida de ella, como es el caso de la pirámide de Maslow, la cual emergió como una alternativa al modelo de Hull.

Referencias bibliográficas:

  • Hull, C. L. (1943). Principles of Behavior. Nueva York: Appleton-Century-Crofts.
  • Hull, C. L. (1952). Clark L. Hull. A History of Psychology in Autobiography. Worcester, Massachusetts: Clark University Press.
  • Hull, C.L. (1952). A behavior system. New Haven, CT: Yale University Press.
  • Campbell, B., & Krealing, D. (1953). response strength as a function of drive level and amount of drive reduction. Journal of Experimental Psychology, 45, 97 - 101.