Los 5 tipos de desamor (y sus efectos emocionales)
“Explota, explótame explo, explota mi corazón.” Así cantaba la gran Raffaella Carrà en una de sus conocidas canciones. Unos pocos versos después decía “¡Qué desastre si tú te vas!” y sí, es un desastre que nos dejen: ¡qué mal sienta el desamor!
Y de eso vamos a hablar hoy, de desamor. ¿Cuántos tipos hay? Bueno, no podemos pretender encontrar una respuesta científica a algo tan subjetivo como lo es el amor. Esto es más cuestión de la prensa rosa que no de una investigación científica potente, pero algo se puede extraer.
Y esto que vamos a leer a continuación es lo que hemos extraído investigando sobre este asunto tan complejo como es el (des)amor. Veamos cuántos tipos de desamor hay, o al menos cuántos se han descrito.
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Los principales tipos de desamor en las relaciones personales
Casi todo en el amor es un misterio, un poco en broma, un poco en serio, y tampoco se puede decir que definir justo lo contrario, el desamor, sea muy diferente. Algunos definirán al desamor como aquella emoción que sentimos cuando alguien a quien queremos no nos corresponde. Otros lo definirán como aquella sensación que nos surge cuando una relación se rompe, sea de amistad o sea de amor pasional.
Tras una exhaustiva búsqueda por el curioso mundo del periodismo de la farándula y la prensa rosa, bastante alejados de la psicología, hemos encontrado varias clasificaciones. No obstante, todas ellas combinadas dan lugar a un único sistema de cinco tipos de desamor asociados a situaciones sociales muy comunes.
Dentro de estos desamores encontramos tanto aquellos que se dan después de haberse establecido y roto una relación (es decir, que hubo correspondencia sentimental entre dos personas) como el tipo de relaciones en las que uno de los implicados estaba enamorado o sentía atracción hacia otra persona, pero que no era correspondid y por lo tanto nunca hubo relación de ningún tipo.
1. El primer (des)amor
Dicen que el primer amor es el más intenso, o por lo menos el que más vamos a recordar aunque este llegue a su final, que es lo que suele ocurrir. ¿Quién no ha pensado que el amor verdadero es tan solo el primero? Cuando llega a su final, el desamor es tan grande, tan intenso que incluso no sabes si vas a sobrevivir. Obviamente se sobrevive, pero si se es adolescente parece el final del mundo.
No estás seguro si vas a volver a querer a alguien más, que esa persona era tu otra mitad. Es normal que este desamor dure mucho y, mal gestionado, puede hasta destruirte. Va a doler, pero un día volverás a estar bien.
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2. El del colega del alma
A todos nos ha pasado que en nuestra adolescencia o adultez conocemos a alguien interesante, alguien con quien establecer una interesante y bonita amistad. No es nada asociado a amores ni romances, sino una amistad intensa, alguien con quien contar para un plan de viernes por la noche.
Puede que sea un compañero de la universidad, nuestro compañero del piso o, incluso, alguien que conocimos en un bar y que nos cayó bien. Desde el momento en el que os conocéis pasáis tiempo, mucho tiempo. Lo invitas a tu casa, salís de fiesta y os divertís mucho juntos, de forma intensa. Sea como sea, surge una amistad que, aunque relativamente reciente y formada siendo maduro, se ve como la de un amigo muy importante, un colega del alma.
Tú lo ves como un gran amigo, pero puede que él a ti no. Por cruel que suene puede que a ti te vea como una persona más con la que pasar tiempo, alguien con quien divertirse esta temporada hasta que conozca al siguiente, momento que sucederá. Es un tipo de persona qeu le gusta la novedad y, cuando ya van unos cuantos meses, tú ya no eres la novedad.
Llega el momento en el que o bien tienes que sacarle de rastras para quedar o bien directamente no te contesta los mensajes. Te está haciendo un “ghosting” y tú no sabes por qué. Ha pasado que creías que era un amigo y no era más que un colega casual, y no vas a conseguir hacerle cambiar de opinión. Es aquí donde sucede el desamor, el corazón se te rompe un poco aunque lo más probable es que estés mal poco tiempo, como mucho un mes.
3. El del que no quería nada serio
Conoces a alguien en tu clase de baile. Habláis, tonteáis y, bueno, ya se sabe cómo acaba la noche. Salís una temporada haciendo cosas que para ti son significativas, cosas que te indican que él o ella siente amor por ti, que te quiere. En tu mente el amor es cosa seria, así que en tu sistema de creencias no está la idea de que se sale con alguien varias veces sin querer algo profundo: es una relación de amor, o al menos eso crees.
Un día, tras hacer lo que todos sabemos que se hace en la cama, te despiertas a la mañana siguiente y ¡sorpresa! ya no está. Ha sido un caballero/dama, te ha dejado un mensaje: “No busco nada serio”. Tu corazón se parte en mil trozos, no solo porque te acaban de dejar sino también por la incertidumbre “¿He hecho algo mal?”, “¿Qué ha pasado?”. Van a rondar un montón de preguntas por tu inquieta mente que te van a dificultar mucho superar las fases del desamor.
4. El del amigo que ves cada día
¿A quién no le ha pasado que se ha enamorado de un amigo o amiga? Dicen que no es para nada recomendable salir con amigos, y por algo será. Ambos os imagináis la siguiente situación: salís una temporada, estáis muy enamorados pero, al cabo de unos meses viene la ruptura y acaba muy mal. ¿Qué hacéis? ¿Quien abandona el grupo de amigos? ¿Va a haber cisma grupal? ¿Surgirán bandos?
Salir con un amigo o amiga del grupo de amistades principal implica muchos riesgos y el peligro de provocar un conflicto de difícil solución. Por ello, incluso si los dos se quieren, suele haber el acuerdo de no salir para nada. Problema: por mucho que hayáis acordado no ser nada, el corazón sigue sintiendo algo, algo por una persona a la que vas a ver cada día. Esto hace que el desamor por algo que nunca va a pasar sea todavía más difícil y largo.
5. El de romper con tu mejor amigo
Las parejas vienen y van, pero el mejor amigo es para siempre, ¿no? Bueno, realmente no. Por triste que suene el mejor amigo de la infancia puede dejar de ser amigo nuestro por cualquier motivo. Es doloroso porque es una persona con la que seguramente te criaste, jugabas con él o ella en la hora del patio, en tu casa o en la suya y también en el parque. Compartisteis muchos momentos de vuestra infancia o adolescencia, y siempre lo tendrás como el amigo de referencia. Es insustituible.
Pero a pesar de ser insustituible pasan cosas. Puede que cambiarais de ciudad o que tuvierais una pelea tan fuerte que ya no os pudisteis reconciliar. Puede que él falleciera. Sea lo que sea lo que le ha puesto punto y final a la relación, el desamor posterior, desamor en el sentido de perder a un gran amigo, es muy intenso. Una pérdida tan importante que condicionará al resto de amistades que formemos el resto de nuestra vida.