11 síntomas de enfermedad mental en niños
La infancia es la etapa de la vida en la que la salud es un mayor motivo de preocupación. Los más pequeños no siempre saben expresar muy bien qué clase de malestar están sintiendo, y además, al ser la niñez el momento en el que afloran más desórdenes y enfermedades en general, es muy importante prestar atención por si se detectasen síntomas.
Lo mismo pasa con la salud mental. La aparición de gran parte de los trastornos y desórdenes neurológicos más frecuentes se da durante los primeros años de vida, y es muy importante saber detectar la enfermedad mental en niños y niñas para intervenir cuanto antes para que existan menos probabilidades de que sus efectos negativos ganen fuerza y supongan una amenaza para el bienestar del pequeño.
Detectando síntomas de enfermedad mental en la infancia
Hay que tener claro que saber detectar indicios de enfermedad mental es una tarea que siempre tiene que desembocar en reconocimientos médicos y psicológicos. Los diagnósticos de desórdenes mentales solo pueden ser realizados por profesionales acreditados, y ni la preocupación de los padres ni las quejas del niño o niña son un motivo válido para iniciar tratamientos improvisados al margen del sistema de salud.
A la vez, también hay que tener en cuenta que es normal que los pequeños se sientan mal de vez en cuando o realicen comportamientos que nos pueden parecer extraños de vez en cuando. Las probabilidades de que esto tenga que ver con enfermedades mentales tiene que ver con:
- Si la aparición de estos comportamientos es más o menos abrupta.
- Si coincide con un evento traumático o estresante, o una lesión.
- La intensidad de estos síntomas y el grado en el que se alejan de lo que se considera que es normal.
- Si estos comportamientos pueden suponer un desgaste en el bienestar del niño o niña o de alguien de su entorno.
A la hora de considerar si el pequeño o pequeña puede estar desarrollando una enfermedad mental es importante aplicar el sentido común y tener claro que la última palabra siempre la tienen los psicólogos clínicos y los psiquiatras.
Algunos de los síntomas a tener en cuenta son:
1. Tendencia a la autolesión
El hecho de que un niño o niña intente producirse heridas o golpee su cabeza contra objetos duros es motivo para acudir a un especialista. Sin embargo, es necesario reflexionar antes sobre hasta qué punto producirse heridas es la intención final de una conducta. Por ejemplo, que un bebé intente bajar por unas escaleras a gatas no significa que quiera caerse por ellas; simplemente, no sabe que eso puede resultar peligroso.
La autolesión suele tener que ver con una incapacidad para gestionar el estrés de forma adecuada, lo cual lleva a provocarse dolor para distraerse de otros pensamientos que en conjunto resultan aún más desagradables.
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2. Cambios de humor repentinos
Los cambios de humor muy bruscos también son indicadores de enfermedad mental, especialmente si no es posible relacionarlos con sucesos objetivos que ocurran a su alrededor y ocurren de forma errática. Sin embargo, también hay que considerar que los más pequeños lloran con mucha facilidad, ya que eso forma parte de su nivel de maduración neurológico.
3. El rechazo de la propia apariencia
La no aceptación del propio cuerpo en edades tempranas puede ser un síntoma de enfermedad mental en niños y niñas. Sin embargo, en casos como el de la disforia de género, se considera que las causas son fundamentalmente biopsicosociales y no están causadas por un malestar que tenga que ver con el funcionamiento de su cuerpo en sí mismo.
Las quejas acerca del propio peso también pueden ser indicios de desórdenes alimenticios en desarrollo si son persistentes y tienen implicaciones en la cantidad de comida que se admite.
4. Irregularidades a la hora de comer
Comer muy poco o darse atracones puntuales de comida puede ser una señal de funciones psicológicas que funcionan de modo anormal si esto supone un riesgo para la salud del niño o niña. A partir de la pubertad, la presión por construirse una identidad que resulte aceptable socialmente puede empujar a los jóvenes a realizar grandes sacrificios para verse bien.
5. Las explosiones de violencia
Las explosiones de ira frecuentes pueden ser fruto de un desajuste neuroquímico en el sistema nervioso que afecta al estado de ánimo, o, visto desde otra perspectiva, pueden ser el resultado de un patrón de comportamiento que ha sido aprendido de manera involuntaria a pesar de no resultar útil ni eficaz.
6. La tendencia a herir a los demás
Infligir bullying o herir o matar animales es también motivo de preocupación, y es necesario implementar programas correctivos para que esta conducta no se pueda seguir desarrollando. Puede ser debido a una incapacidad a la hora de empatizar con el resto, o también puede ser que exista algún problema que genere tanto estrés que lleve a la persona a actuar de forma impulsiva.
7. Síntomas de desconexión con la realidad
Este es un grupo de síntomas difíciles de detectar, ya que los niños tienden a mostrar pensamiento mágico y disfrutan fantaseando con situaciones ficticias. La clave aquí es saber si ese pensamiento mágico que irá desapareciendo a medida que su cerebro madure supone un riesgo para su bienestar o la de alguien más, y si las fantasías que utilizan para jugar son algo más que eso o no.
En el caso de los amigos imaginarios, es fácil que el niño o niña rechace admitir que no existe realmente a pesar de ser consciente de la verdad, simplemente para no romper con la apariencia de la fantasía. En esos casos es bueno indagar sobre si el amigo imaginario hace cosas que el pequeño o pequeña encuentra inesperadas, que le causan problemas que no pueden controlarse.
8. Tendencia al aislamiento
Muchos niños y niñas prefieren jugar solos, pero algunos de ellos lo hacen no por timidez, sino porque se sienten mal si hay gente cerca, en cualquier contexto. Esos casos pueden ser motivo de consulta psicológica, ya que podría ser un signo de Trastornos del Espectro Autista.
9. Serias dificultades en la escuela
Tener dificultades en la escuela puede tener que ver con trastornos del aprendizaje como la dislexia o la discalculia, o también puede ser la consecuencia de enfermedades mentales serias (aunque, por supuesto, en muchas ocasiones es una falsa alarma en este aspecto). La infancia es una etapa en la que los trastornos del desarrollo pueden dejar una huella muy negativa sobre la evolución posterior de la persona si no son abordados de un modo eficaz.
10. Falta de motivación
La existencia de una actitud extremadamente pasiva y de una clara falta de iniciativa para realizar acciones muy elementales puede ser una señal de enfermedad mental. Concretamente, está asociado a los trastornos depresivos.
11. Quejas constantes sobre dolores o molestias
Por supuesto, el dolor es un elemento que tiene mucho que decir en la detección de enfermedades. En ocasiones pueden hacer referencia a un dolor de cabeza que puede estar causado por un funcionamiento anómalo de ciertas funciones psicológicas relacionadas con la percepción o la concentración.