5 descubrimientos psicológicos impresionantes
El estudio sistemático de los procesos mentales y la conducta humana lleva tiempo cuestionándose por qué actuamos del modo en que lo hacemos. La psicología humana tiene curiosidades sorprendentes relativamente desconocidas. Te recomendamos, si te gusta leer sobre este tipo de curiosidades, que eches un vistazo a nuestros antiguas entregas:
- 8 curiosidades psicológicas que te impactarán
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Descubrimientos psicológicos sorprendentes
En este artículo que presentamos hoy nos proponemos exponer un total de cinco descubrimientos psicológicos impresionantes que dan respuesta a algunos enigmas de nuestra psique.
¿Estás preparado/a para conocerlos? Pinchando en los enlaces puedes acceder a información más detallada sobre cada uno de los descubrimientos.
1. El Efecto Halo
El Efecto Halo es uno de los conceptos que más han llamado la atención de los psicólogos sociales y de los grupos. Se trata de un sesgo cognitivo mediante el cual la impresión global sobre una persona (por ejemplo: “él es simpático”) se genera a partir de juicios que incumben a ciertos rasgos específicos (por ejemplo: “él es inteligente”). Para ejemplificar aún mejor el fenómeno del Efecto Halo, podríamos sacar a colación el caso de las estrellas de la gran pantalla.
Los actores famosos que salen en las películas más taquilleras son, habitualmente, personas con un gran atractivo físico y con don de gentes. Son de esas personas que saben cautivar con los gestos y con la mirada, dominan a la perfección la imagen que proyectan. Estos dos rasgos (atractivo físico y simpatía) nos hacen suponer, mediante este curioso efecto psicológico, que son también personas inteligentes, generosas, amigables, etcétera. El Efecto Halo ocurre también en sentido inverso: si una persona no es agraciada físicamente tenderemos a pensar que es una persona desagradable o poco interesante. Esto es, tenderemos en este caso a atribuirle rasgos específicos negativos.
2. La energía oscura del cerebro
Aunque parezca contraintuitivo, cuando nos quedamos ensimismados sin pensar en nada en concreto o estamos a punto de quedarnos dormidos, nuestro cerebro apenas consume un 5% menos de energía que cuando tratamos resolver rompecabezas difíciles.
No solo eso: cuando esto ocurre, grandes regiones del cerebro empiezan a emitir señales de manera coordinada, haciendo que cientos de miles de neuronas trabajen juntas para... no se sabe muy bien para qué. El hecho de que estas zonas del cerebro, que forman parte de lo que ha sido llamado Red Neuronal por Defecto, dejen de trabajar juntas cuando estamos prestando atención y usamos nuestra atención focalizada para resolver tareas o reflexionar sobre cosas concretas ha hecho que este patrón de señales eléctricas haya sido llamado "la energía oscura del cerebro".
- Puedes leer más acerca de esto aquí
3. La disonancia cognitiva
¿Por qué nos autoengañamos? Esta es otra de las preguntas que los psicólogos y los filósofos se han hecho a lo largo de los siglos. En el estudio sobre la psicología humana, la disonancia cognitiva es descrita como incomodidad o la sensación contradictoria que experimentamos cuando nuestras creencias entran en conflicto con lo que hacemos, o cuando defendemos al mismo tiempo dos ideas discordantes.
Psicólogos de la talla de Leon Festinger y James Carlsmith demostraron algo sorprendente y que marcó un antes y un después en el estudio de la disonancia cognitiva. Si a una persona le piden que mienta y ésta no se considera una persona que mienta habitualmente, logrará decir la mentira y seguirá pensando de sí misma que es una persona honesta. Curioso, ¿no? Pero ¿cómo es posible esto? La mente humana resuelve este tipo de disonancias cognitivas persuadiéndote a ti mismo de que la mentira que acabas de contar es, en realidad, una verdad. Aunque esto pueda operar a un nivel no muy consciente, lo cierto es que nuestro cerebro tiende a pensar bien sobre nosotros.
- Más sobre este efecto, en este post
4. El efecto del falso consenso
El efecto del falso consenso es otro sesgo cognitivo que es estudiado en todas las facultades de Psicología. El efecto del falso consenso hace que muchos individuos tienden a sobrevalorar el grado de “acuerdo” que los demás tienen hacia sus planteamientos u opiniones. Ciertamente, tendemos a percibir que nuestras opiniones, valores, creencias o hábitos son las más habituales y apoyados por la mayoría de personas que nos rodean. Esta creencia produce que tendamos a sobrestimar la confianza que tenemos en nuestras opiniones, aunque éstas sean erróneas, sesgadas o minoritarias.
A partir de ahora, recuerda: el efecto del falso consenso puede hacerte creer que tu opinión es compartida por otras personas... y quizá eres el único que piensa así
5. El efecto Westermarck
El incesto es uno de los tabúes más universales y, curiosamente, es difícil justificar su existencia de manera racional ateniéndose a los valores del "mientras no haga daño a nadie, no debe prohibirse". Sin embargo, desde el punto de vista de la evolución sí pueden encontrarse motivos para evitar el incesto, ya que puede tener como consecuencia el nacimiento de individuos con problemas de salud o con dificultades para vivir con autonomía.
Basándose en esta idea, el investigador Edvard Westermarck llegó a proponer que los seres humanos tenemos una propensión innata a no sentir atracción sexual por las personas con las que hemos mantenido un contacto frecuente durante la infancia. Esto se traduce en una falta de deseo sexual hacia personas que estadísticamente tienen muchas probabilidades de formar parte de nuestra familia.
Este fenómeno, conocido como efecto Westermarck, ha sido hallado en numerosos estudios sobre el tema, siendo el más conocido una investigación en la que se comprobó que personas que habían sido criadas en el mismo kibbutz (una comuna agraria típica de Israel) tienen muchas menos posibilidades de casarse entre sí.
- Más sobre este efecto, en este artículo
Referencias bibliográficas:
- Triglia, Adrián; Regader, Bertrand; García-Allen, Jonathan (2016). Psicológicamente hablando. Paidós.
- Papalia, D. y Wendkos, S. (1992). Psicología. México: McGraw-Hill, p. 9.