Lee Joseph Cronbach: biografía de este psicólogo
Resulta difícil, o incluso imposible, realizar una investigación en Psicología sin que en ella se haga patente la influencia de Lee Cronbach.
Se trata de un autor esencial para entender la Psicología tal y como es en la actualidad, y sin duda uno de los académicos más influyentes del pasado siglo.
Sus numerosas contribuciones al saber de la ciencia tienen un carácter transversal, pues se dedicó a la reflexión epistemológica y a la definición de un método con el que potenciar el rigor de los hallazgos científicos que se pudieran desprender de esta disciplina.
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Biografía de Lee Joseph Cronbach
En las líneas sucesivas ahondaremos en la vida del autor a través de una breve biografía de Lee Joseph Cronbach, aunque deteniéndonos en las que fueron algunas de sus aportaciones de mayor calado.
Trayectoria académica
Lee Joseph Cronbach fue un psicólogo de origen estadounidense que realizó numerosas aportaciones al ámbito de la Psicometría y de la educación, entre las que destaca el índice alfa de Cronbach (muy usado en la actualidad con el objeto de determinar la fiabilidad de una herramienta de evaluación cuantitativa).
Lee Cronbach nació en la ciudad de Fresno en 1916, y allí mismo obtendría su titulación universitaria (Licenciatura en Artes, 1934), cursando posteriormente su formación de Máster en Berkeley y su Doctorado en Chicago (Psicología de la Educación, 1937). A lo largo de su trayectoria, mostró interés por el rigor metodológico de los estudios que se publicaban desde el marco de la Psicología, por lo que propuso importantes herramientas para fortalecerlo.
Como docente impartió formación en muchas universidades de su país; sobre todo en las de Chicago, Illinois y Stanford (donde permaneció una gran parte de su vida como académico). En reconocimiento a su extensa aportación, Lee Cronbach fue nombrado presidente de la Asociación Americana de Psicología (APA) en 1957 y de una de sus divisiones (Evaluación y Medición), así como de la propia Asociación Estadounidense de Investigación Educativa en 1964.
Además de su contribución a la evaluación psicológica, desarrolló grandes trabajos en el ámbito de la instrucción. Durante los años 70 tuvo la ocasión de ser director del Consorcio de Evaluación de Stanford; una organización dirigida a la investigación y entrenamiento que dependía de los departamentos de Psicología y que diseñó extensos proyectos para mejorar la coordinación entre los centros educativos de los distritos que conforman el Estado de California.
La investigación de Cronbach, asimismo, fue relevante en los ámbitos clínico y comunitario. Desarrolló programas para la salud y para la delincuencia infantojuvenil, enfatizando un extraordinario rigor en su labor y visibilizando la importancia de la realidad social y política en la planificación y desarrollo de los mismos. Con estas contribuciones mejoró de manera sustantiva el modo en el que se desarrollaba la investigación en el ámbito social, sanitario y educativo.
Lee Cronbach falleció en el año 2001 por una patología cardíaca congestiva, dejando para la posteridad un legado intelectual imperecedero para la Psicometría, la Psicología Educativa y la Epistemología. No en vano, es uno de los autores que cuenta con un mayor número de referencias en artículos científicos de todo el mundo.
Principios teóricos y epistemológicos
La variedad de estudios en los que se recurre a la obra del autor ejemplifica muy bien uno de los postulados en los que se basaría, que no es otro que la existencia de dos Psicologías independientes pero firmemente relacionadas: una de corte experimental (que requiere de la manipulación en el laboratorio para observar causas/consecuencias con un control absoluto de la situación) y otra correlacional (mediante la que se podría observar el modo en que dos variables interactúan entre sí en entornos de menor restricción).
La visión de Lee Cronbach sobre la Psicología aspiraba a la formulación de leyes esenciales que pudieran llegar a ser de amplia aplicación y generalización, de un modo similar a lo que ocurre con la física o la química. Consideraba que era posible desgranar las asociaciones que se dan en los fenómenos humanos con el fin de establecer a posteriori relaciones de tipo causal que, aun basándose en las leyes de la probabilidad, acercaran su objeto de estudio al rigor positivista de otras disciplinas.
Así, entendía la conducta y el pensamiento del ser humano como realidades imbuidas en la naturaleza, y por tanto sujetas a los mismos principios explicativos que poseen las ciencias naturales. Estas pretendían establecer ciertas regularidades entre los fenómenos de estudio, con una especial sensibilidad a la probabilidad de error que es inherente a su complejidad, pero elaborando principios universales sobre los que sustentar un corpus de conocimientos útil y reproducible.
Lee Cronbach era capaz de reconocer que el propósito de la Psicología no debería limitarse a la reproducción experimental de condiciones de laboratorio para comprobar supuestos de naturaleza nomotética (aplicables a todos los sujetos en su carácter de partículas extraídas de un grupo), sino que debía contemplar los fenómenos que se desplegaran en los ambientes cotidianos. En este sentido, aspiró a la unificación de las dos Psicologías que él mismo distinguió, en un intento de sincretismo que resultaría ser paradigmático.
Las reflexiones de Lee Cronbach sobre esta cuestión le llevaron a afirmar que la reducción de los fenómenos psíquicos que concurre en situaciones experimentales no podía dar una respuesta precisa a las problemáticas del ser humano, cuya vida se debate en el discurrir permanente de interacciones con multiplicidad de variables, entre las que se subrayarían las coordenadas socioculturales de base y el sustrato del escenario en el que se despliega su día a día.
En conclusión, señalaría que la observación de los fenómenos (con mente desprovista de prejuicios y abierta a la fascinación) es clave para establecer un conocimiento de entidad suficiente para equipararlo al de la Física o la Química. Sobre estas últimas recordaría que tampoco están libres de incertidumbre, pues el mundo macro y microfísico asume un número de variables virtualmente infinito para sus formulaciones).
Aportaciones como metodólogo
La visión de Lee Cronbach sobre la Psicología supuso un hito histórico, al mostrar el deseo de equiparación positivista con otras ciencias desde una perspectiva que abrazaba la razón y sorteaba toda ingenuidad. No obstante, la aportación por la que hoy en día sigue siendo un autor tan recordado fue su célebre alfa de Cronbach, medida inserta dentro de la Teoría G (o Teoría de la Generalizabilidad) con la que se expandía la Teoría Clásica de los Test.
La Teoría Clásica de los Test contempla que toda puntuación (valor empírico) que un sujeto obtiene en pruebas diseñadas para medir un constructo psicológico está conformada por su puntaje real más el error aleatorio (siendo este la diferencia observada al restar la puntuación empírica y la real). Este error puede suceder como resultado de deficiencias metodológicas, o incluso de circunstancias tales como el lugar en el que se lleva a cabo la medición o la situación personal del evaluando.
La Teoría G sería complementaria a la Teoría Clásica de los Test. Con ella se pretendería la cuantificación de la fiabilidad de una prueba a través de la determinación de todas las fuentes de error, garantizando un proceso más preciso de toma de decisiones. Y es que este proceso ocupó una notable parte de la vida académica del autor, para el cual sugirió métodos procedentes directamente de la estadística.
En este contexto, alfa de Cronbach se alzaría como uno de los estadísticos diseñados para valorar la consistencia interna o la fiabilidad de una herramienta de medida (o de los factores que la componen). Aunque el concepto fuera introducido por Cyril J. Hoyt (un profesor del departamento de Psicología Educativa de la Universidad de Minnesota) y Louis Guttman (matemático y sociólogo de la Universidad Hebrea de Jerusalén) algunos años antes; fue Cronbach quien finalmente pudo popularizarlo, reformularlo y extenderlo a la comunidad científica en mayor medida.
Cada vez que un investigador pretende medir un atributo, tiene que considerar el hecho de que este nunca es directamente cuantificable, sino que su valoración debe llevarse a cabo a través de un proceso de abstracción que se ajuste al modelo teórico del que procede. Lo común es que acabe realizándose mediante la administración de algún cuestionario, cuyos ítems se subsumen como factores de segundo orden (depresión o ansiedad, por ejemplo).
Para evaluar el modo en el que la medida es precisa y explora con mínimo margen de error lo que realmente dice medir, se utiliza alfa de Cronbach. Se trata de la media ponderada de las varianzas o de las correlaciones entre los ítems que conforman el factor, obteniéndose de su uso una puntuación que oscila entre 0 y 1 (siendo 0,70 el punto de corte a partir del cual la prueba puede ser considerada como fiable y utilizada con propósitos de valoración en cualquier ámbito de la Psicología).
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Una evaluación al servicio de la sociedad
La evaluación psicológica, para Cronbach, estaba ligada de una manera indivisible a las políticas sociales, y debía estar sujeta a las necesidades del pueblo en su aspiración por alcanzar un estado de justicia y pluralidad. Entendía que si bien las influencias políticas eran inevitables, resultaba necesario que se diera un proceso de adaptación entre estas y los programas sociales que se basara en la sensibilidad a las necesidades mediante una aproximación flexible al objeto de estudio.
Debido a esta visión postuló una planificación evaluativa que se pudiera acomodar a la enorme diversidad a la que estaba sujeta cada potencial investigación, en la que se incluían dos etapas: la convergente y la divergente. En la primera se extraían las posibles variables susceptibles de ser exploradas, mientras que en la segunda se establecía una jerarquía de las prioridades para el estudio.
Por último, el mismo autor consideraba que la interpretación de resultados era una segunda etapa en la evaluación de los mismos, en la que podía perderse parte de la información debido a la subjetividad del evaluador. Es por ello que consideró esencial un entrenamiento estructurado dirigido a seleccionar preguntas adecuadas y a dirigir el proceso a la acción, esto es, hacia una toma de decisiones en la que se priorizara la mejora de la vida de las personas o instituciones evaluadas.