La importancia del perdón para superar la ansiedad
Si te planteara "¿quién ganaría cuando te permites perdonar?", posiblemente pienses que es una tontería, pero la realidad es que todos ganan.
Ambos logran una paz interior que es muy complicada de adquirir por otros medios, por lo que es importante practicar el perdón siempre que lo consideremos necesario desde el corazón.
Practicar el perdón reduce la intensidad de los síntomas depresivos, el dolor, el estrés y la ira. El individuo experimenta una sensación de paz, compasión y esperanza, además de una confianza plena en sí mismo.
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El perdón en la psicología y su influencia en la ansiedad
Antes de que sigas leyendo me gustaría que te tomaras unos segundos para reflexionar y te preguntes cuál es tu definición de perdón. Esta palabra está muy presente en nuestras vidas desde que somos pequeños, por eso quiero compartir la importancia de su significado y su relevancia a la hora de superar la ansiedad.
Perdonar en sí mismo es liberar a una persona de un castigo o una obligación. No sé si parece a la definición que hayas escrito tú, pero en este caso me voy a enfocar en la palabra liberar, que es fundamental.
Como hemos visto, permitirnos perdonar a alguien supone que ambas partes salen victoriosas, pues perdonar al otro es también perdonarnos a nosotros mimos. Consiste en ir más allá de los juicios y las percepciones que nos limitan y nos encasillan en la inseguridad. Por eso es necesario un cambio de percepción, otra forma de considerar las circunstancias y las personas que creemos que nos han causado problemas y dolor.
- El perdón, siendo una decisión, nos permite ver más allá de los límites de la personalidad de otras personas, de sus errores, miedos, idiosincrasia, la decisión de ver en esencia pura (no condicionada por historias personales) que tenemos esa capacidad ilimitada de liberar y liberarnos.
- Debemos tener una actitud de disposición para aceptar nuestra responsabilidad en cuanto a nuestra percepción, entendiendo que son opciones, no hechos subjetivos.
- Perdonar no significa justificar comportamientos inaceptables.
- No es simular que “todo está bien” o “no ha pasado nada” cuando tu sientes que no es así.
- No es adoptar una actitud de superioridad.
- No significa que debas cambiar tu comportamiento.
- No involucra comunicarse de forma directa con la persona a la que has perdonado.
Así que no te justifiques en estas ideas erróneas para no hacerlo.
Las personas se equivocan
Reconocer y aprender a perdonar es algo difícil, pero no imposible. Al igual que en las pérdidas, pasamos por las fases del duelo cuando nos ocasionan una afrenta y puedes notar problemas somáticos, preocupaciones relacionadas con la culpa, reacciones hostiles, perdida de patrones de conducta.
1. La fase de rechazo
Es un mecanismo de protección, siendo un escape natural y temporal que amortigua el impacto inmediato y ayuda a ir asimilando la terrible realidad, pues aun cuando haya aceptación “intelectual” el proceso emocional es muy lento.
2. La cólera
El resentimiento disminuye el sufrimiento, es una fase donde mejoramos al poder expresar sentimientos muy fuertes de los que no nos creíamos capaces de expresar.
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3. Resistencia
Nos sentimos sin fuerzas, incapaces o débiles de afrontar nuevas situaciones o decisiones. Nos queremos tomar el tiempo para hacer el duelo y nos resistimos darlo por acabado. Aunque trabajar nuestro dolor sea algo importante y nos permita sentir plenamente, cabe recordar que es una fase temporal y no nos podemos quedar encasillados para siempre.
4. Recuperación
Gradualmente se va abriendo paso la esperanza. Recuperamos el sentido de nosotros mismos al afrontar la dura realidad.
Exteriorizar nuestro dolor e intentar coexistir con este dice mucho de nuestra salud mental. No hay simplificación cuando de dolor se trata, no podemos evadirlo, hay que afrontarlo.
Pasos para perdonar
La mejor forma de perdonar es entender qué fue lo que te hizo daño, entender que esa persona también pudo equivocarse y seguir avanzando.
Ahí es donde tiene sentido el perdón, pues tiene mucho más que ver con la aceptación, es liberación en estado puro.
- Debes saber exactamente cómo te sientes y tener la capacidad de admitir que lo que te han hecho es una afrenta a tu persona.
- Perdonar no significa una reconciliación inminente (mucho menos que las cosas serán como antes). Así que debes tener presente que si perdonas no implica que toleres el actuar de esa persona, sino encontrar la paz para ti mismo y dejar en el pasado lo sucedido.
- Debes comprometerte a hacerlo y de corazón. Recuerda que es para ti y para nadie más.
- Recuerda que la angustia viene de los pensamientos negativos y sentimientos de dolor. También puede venir acompañada con síntomas físicos. El perdón ayuda a mitigar todos esos sentimientos.
- Puedes practicar alguna técnica simple de relajación para calmarte.
- Evita reaccionar impulsivamente; es algo que se espera de ti, pero a largo plazo es mucho peor porque puedes empeorar el conflicto.
- Encuentra metas positivas en lugar de revivir el dolor, siempre es mejor buscar nuevas maneras de luchar por lo que quieres.
- No pienses en la venganza. Si te centras en tu herida emocional, estás dejando que la persona que cometió la afrenta tenga poder sobre ti. El perdón se trata de que tengas el control.
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La capacidad de perdonar tiene muchísimos beneficios, pues en el acto mismo se desprende el dolor, y hace que se olvide el sentimiento de rabia e impotencia, pudiendo recuperar la esperanza, tranquilidad y confianza en uno mismo.
Debes entender que si te encuentras en una situación de “no perdón”, estas enfadado, pero no solo con la persona que te hizo la afrenta, sino que en gran medida lo estas con contigo mismo y con todo el mundo.
Por ende, la capacidad de perdonar implica dejar tu espíritu en paz, arreglando esa relación dañada para dar paso a la estabilidad emocional que tanto necesitas.