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¿La escuela mata la creatividad?


¿La escuela mata la creatividad? Esta es una pregunta largo tiempo planteada por multitud de padres y madres preocupados porque los colegios se centren demasiado en enseñar asignaturas para nada creativas, como matemáticas, lengua y literatura o ciencias del medio ambiente.

Muchos progenitores sienten que sus hijos, unos artistas en potencia, ven sus habilidades desperdiciadas porque apenas hay música o plástica en sus currículos escolares. Se ve a la escuela como un sitio donde se los cuadricula, se elimina todo ápice de imaginación, se les prepara para trabajar en empleos poco creativos.

¿Qué hay de cierto en estas afirmaciones? ¿Es la creatividad herida de muerte en las escuelas? ¿Se puede ser creativo en las ciencias? Todas estas son cuestiones que vamos a comentar, todas ellas relacionadas con la idea de si la escuela mata o no la creatividad.

¿Es cierto que la escuela destruye la creatividad?

La pregunta sobre si la escuela “mata” la creatividad es tan antigua como la educación obligatoria misma. Si bien este tema ha sido de amplio debate desde hace tiempo, ha sido en los últimos años que ha adquirido especial relevancia.

En parte, uno de los grandes responsables de que se haya vuelto popular la visión de que la escuela acaba con la creatividad de los más pequeños es sir Ken Robinson, un educador que hace unos años hizo una conferencia en TED talks, el famoso ciclo de conferencias, en el que afirmaba que sí, que la escuela mata la creatividad.

Robinson aseguraba que en los centros educativos no se cultiva la creatividad, que se enseña a los niños y niñas a no salirse de la línea. Es como si diera fuerza a aquellos que creen en la típica imagen compartida en redes de una profesora cogiendo unas tijeras y usándolas para recortar el pensamiento de sus alumnos, haciendo que el bocadillo que lo representa pase de circular a cuadrado. La escuela recorta el pensamiento, lo cuadricula.

Pero, ¿qué tiene de cierta esta afirmación? Sin lugar a dudas, el señor Robinson es una persona que tiene conocimientos sobre la materia, dado que es educador. Sin embargo, una vez abrió publicó su conferencia no fueron pocos, también de profundos conocimientos en la materia, que afirmaban justo lo contrario. Los detractores de Robinson opinaban que no solo la escuela no mataba la creatividad, sino que incluso la fomentaba, solo que de una manera que de primeras no parecieran tan típicamente creativa.

Para Ken Robinson, la creatividad es algo que se debía fomentar como una habilidad más, con el mismo estatus que lo tiene la lectoescritura. Otros, como es el caso de Tim Leunig, asesor científico del departamento de educación británico, quien también dio su charla en TEDx talk, dieron una visión contraria. Para Leunig la verdadera creatividad se basa en el conocimiento, mismo que se adquiere mediante la lectura y la escritura. Para ser creativo, primero hay que saber hacer lo básico. Luego ya vendrá la originalidad.

Creatividad en la educación

¿Cómo influye la forma en la que definimos la creatividad?

Una de las cosas que más llama la atención de los TED talks de Robinson y de Leunig no es solo su postura contraria, sino también el hecho de cómo definen qué es la creatividad. Para Ken Robinson la creatividad tiene que ver con la imaginación, la expresión de uno mismo y el pensamiento divergente.

En contraste, Leunig explica que para él la creatividad muestra como, mediante el uso de la lógica y la aplicación de principios científicos, el conocimiento adquirido puede ser concentrado y usado para crear nuevas soluciones totalmente innovadoras para viejos problemas.

Mientras Robinson considera que la creatividad es alternativa al alfabetismo, a la adquisición de la lectoescritura, y que suele ser manifestada por estudiantes con problemas académicos. La visión de Robinson sobre lo que es la creatividad coincidiría con las inteligencias no cognitivas del modelo de Howard Gardner, como la kinésica o la musical-auditiva.

Para Leunig, la creatividad sí es una competencia cognitiva que se nutre de la adquisición de conocimientos particulares, conocimientos a los que una persona con problemas de lectoescritura severos o directamente analfabeta no tendría acceso.

Para Robinson, la creatividad es algo natural, algo con lo que las personas han nacido. En cambio, Leunig considera que es más dependiente de la adquisición de conocimientos en vida, que se puede aprender y practicar.

La definiciones de lo que es la creatividad influyen a la hora de determinar si la escuela “mata” o no esta competencia. De hecho, estas concepciones de la creatividad ilustran cómo de carente de significado es hablar de creatividad en términos abstractos, como si el término significara lo mismo para todo el mundo. Como evidencian las visiones que tienen Robinson y Leunig, la idea de creatividad es algo que varía mucho de persona en persona, incluso entre profesionales de la educación como estos dos expertos.

Las ciencias son creativas

Cuando hablamos de creatividad en la escuela, lo primero que uno piensa es en las asignaturas de plástica y música. Pintar es creativo, tocar la flauta es creativo, pero... ¿Y hacer una maqueta del cuerpo humano para biología? ¿Qué hay de mezclar potingues en el laboratorio de química? ¿E ingeniárselas para resolver un problema matemático? Nos cuesta asociar la idea de creatividad en las asignaturas de ciencias, a pesar de que todos los avances científicos son de una u otra forma producto de la creatividad. Y, por supuesto, las asignaturas de lengua y literatura pueden fomentar mucho esta competencia.

La creatividad varía de asignatura en asignatura. Esto lo podemos comprender mejor si la comparamos con otra competencia a la que le pasa algo parecido. El pensamiento crítico es una habilidad muy importante en la mayoría de las disciplinas y, si le preguntamos a cualquier experto sobre qué quiere, probablemente encontremos similitudes entre historiadores, matemáticos, biólogos y literatos. Pareciera que se refieren a lo mismo, describiendo lo mismo. Pero lo cierto es que no es así. No es lo mismo ser crítico con la Historia que serlo con las matemáticas, la biología o la literatura clásica.

Lo mismo sucede con ser creativo. La creatividad no es una cosa única, sino un conjunto de procesos que, aunque sean similares, son diferentes. La creatividad en las matemáticas no es lo mismo que la creatividad en el arte visual. Un estudiante que decide ser creativo en matemáticas decidiendo que 2 + 2 = 3, en realidad no está siendo creativo, sino que simplemente está inventándose un resultado y actúa en contra de la naturaleza de esta disciplina. En cambio, sí es creativo en mates si se inventa un nuevo método para resolver un enunciado matemático.

La creatividad se puede usar en cualquier asignatura, pero hay que enseñar cómo. Absolutamente cualquier materia de la escuela puede ser usada para fomentar la creatividad, pero no se puede esperar que los alumnos sean creativos por arte de magia. Es necesario enseñar esta competencia, que no habilidad, transversalmente, de la misma manera que si se quiere que los alumnos hagan uso del pensamiento crítico en una determinada asignatura se deberá enseñar cómo hacerlo.

El efecto de la educación formal en la creatividad

Pero... ¿la escuela mata la creatividad sí o no? La respuesta corta es no, a pesar de que sí debemos entender que hay bastante trabajo por hacer en cuanto a esta competencia en el currículo escolar. Como hemos comentado, la definición de lo que es la creatividad ha influido en la percepción de cómo se fomenta esta habilidad entre el alumnado.

Si se cree que ser creativo es pintar o tocar un instrumento, como el curriculum escolar está centrado en la adquisición de competencias más de tipo científico y literario, es fácil creer que la creatividad no es fomentada. Pero lo cierto es que puede adquirirse en prácticamente cualquier asignatura. E incluso puede pasar al revés, que las asignaturas más tradicionalmente creativas como música, artesanía o plástica no fomenten esta cualidad.

Por ejemplo, si en la asignatura de plástica se les pide a los chicos y chicas que se limiten a pintar un cuadro idéntico al de un modelo o que en música se les pida tocar una partitura al pie de la letra, no se está fomentando la creatividad propiamente dicha. No obstante, como hemos comentado, si que puede ser esos sean los primeros pasos para que los alumnos, una vez hayan aprendido cómo pintar y como tocar un instrumento, compongan sus propias creaciones después.

De todo el debate sobre si la escuela mata la creatividad se pueden extraer dos puntos. El primero es que, partiendo del hecho de que van a haber más niños creativos que otros, se debe dar a la máxima cantidad de niños y niñas oportunidades para desarrollar y poner en práctica su potencial creativo. Para ello, las escuelas deben proveer a sus alumnos de un curriculum en el que se incorporen las asignaturas llamadas creativas como materias obligatorias, para así dar la oportunidad de que quienes sean más creativos en el aspecto plástico tengan la oportunidad de poner en práctica sus habilidades.

El segundo punto es que debería incorporarse y cultivar la creatividad real en todo el curriculum. Como hemos comentado, la creatividad en realidad hace referencia a un conjunto de procesos similares pero diferentes. Puede manifestarse de múltiples maneras y es tarea de cada profesor de cada asignatura averiguar cómo.

Cuando sí la mata…

Si bien como hemos comentado la escuela no mata la creatividad en la mayoría de los casos, sí que hay ciertas situaciones que pueden limitarla. Hay algunas situaciones que se repiten muy a menudo en los centros educativos que verdaderamente pueden limitar la creatividad, aunque sea de forma desapercibida incluso para los propios maestros.

Una de las formas que más parece limitar la creatividad de acuerdo a algunas investigaciones la tenemos en enfocarse excesivamente en la importancia de la evaluación.

Como cabría pensar, los niños quieren hacerlo lo mejor posible y también quieren ser elogiados por su trabajo. Si el profesor de la asignatura prioriza la evaluación y el resultado final más que todo el proceso mental para llegar hasta él, los niños de la clase van a ser menos propensos a tomar riesgos. Básicamente, van a querer recibir una buena nota.

Otra de las formas que puede limitar la creatividad es ofreciendo actividades altamente estructuradas. Cuando un profesor ofrece instrucciones muy concretas, de seguir a paso a paso y ejemplos muy específicos, los estudiantes de la clase son más propensos a seguir su ejemplo lo más cercanamente posible. Es menos probable que creen algo nuevo que parezca diferente, algo que es justo lo contrario a ser imaginativo y creativo.

Resaltando y criticando los errores es otra de las formas en las que la creatividad se ve limitada, en este caso de una forma que puede llegar a ser incluso traumática para algunos estudiantes temerosos de que hacerlo mal sea sinónimo de fracaso. Cuando el profesor sólo destaca los errores de un estudiante, especialmente si lo hace delante de sus compañeros, los niños se van a sentir muy avergonzados. Como esto va a ser una experiencia muy negativa, los chicos van a ser menos propensos a arriesgarse con caminos alternativos. Asociarán ser creativo e innovador con ser avergonzado delante de los demás.

Otra de las formas en las que la creatividad puede ser herida de muerte en las escuelas, sea en la asignatura de biología o en la de plástica, es mediante el seguimiento excesivo del progreso de los estudiantes. Los profesores deben dar a sus alumnos cierta guía y estructura, pero es también importante que se les dé a los chicos la oportunidad de tomar un rol activo en su propia educación y se les dé independencia. El control excesivo de lo que hacen y “llevarles de la mano” en prácticamente cualquier tarea que hagan limita la creatividad del estudiantado.