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Terapia Gestalt: ¿qué es y en qué principios se fundamenta?


Muchas veces asociamos la psicoterapia a una forma de intervención que sólo puede ser de utilidad para personas con graves problemas psicológicos o de salud.

Es posible que esto sea así por la confusión que existe a la hora de diferenciar conceptos como la psicología y la psiquiatría, o por la manera en la que los medios de comunicación y las ficciones audiovisuales retratan a los psicoterapeutas: personas que sólo entran en escena para ayudar a personas infelices, que no logran sus objetivos y que, en muchos casos, se encuentran en riesgo de exclusión social.

Sin embargo, esto no es así. Entre otras cosas, porque existen enfoques psicológicos cuyo objetivo es disponer las herramientas terapéuticas necesarias para que las personas puedan tender a la autorrealización y a la creación de un sentido para sus propios actos. Es el caso de la Psicología Humanista, dentro de la cual encontramos un tipo de terapia muy conocido: la Terapia Gestalt.

¿Cómo es la Terapia Gestalt?

La Terapia Gestalt, o terapia Gestáltica, es un tipo de terapia psicológica que se enmarca en la categoría de la Psicología Humanista en el sentido de que asume la manera en la que el pensamiento humanista concibe al ser humano, sus metas y su abanico de necesidades y potencialidades. Además, tal y como su nombre indica, recoge los principios teóricos de la Psicología de la Gestalt y los utiliza para proponer una forma de psicoterapia.

Los principales responsables del desarrollo de este tipo de psicoterapia son autores como como Paul Goodman, Isadore From y, especialmente, Fritz Perls y Laura Perls. Desde la consolidación de la Terapia Gestalt a mediados del siglo XX se ha trabajado mucho para extender su aplicabilidad más allá de la psicología clínica tal y como la entendemos clásicamente, y por eso es posible encontrar formas de esta terapia en intervenciones sobre comunidades, organizaciones o dinámicas de trabajo concretas.

En definitiva, la Terapia Gestalt ha florecido extendiéndose a una gran cantidad de ámbitos sociales y humanos para poner en práctica los principios de la Gestalt en todo tipo de objetivos. Es por eso que, aunque este tipo de terapia se relacione con la idea de desarrollo personal, no se limita al ámbito de la clásica consulta psicológica, sino que puede entenderse como una herramienta para redefinir los estilos de vida en su totalidad.

Puedes conocer más sobre Fritz Perls y su pensamiento entrando a este artículo:

Los principios de la Terapia Gestalt

La Terapia Gestalt pone énfasis en la manera en la que las cosas que se experimentan son formuladas mentalmente, más que preocuparse por el contenido de lo que nos ocurre. Esto significa que desde este tipo de terapia la importancia recae en la forma en la que se experimenta algo, y no tanto en ese "algo" en sí. No se interviene a partir de preguntas como "¿qué nos ocurre?", sino desde el "¿cómo nos ocurre y cómo lo experimentamos?". Es un enfoque que remarca el papel de las sensaciones subjetivas, ya que parte de los planteamientos de la Psicología Humanista.

Este énfasis en los procesos por encima de los contenidos y de lo subjetiva por encima de lo objetivo se puede desplegar en tres principios teóricos: la experimentación del "aquí y ahora", la toma de conciencia y la responsabilidad.

1. Aquí y ahora

Desde la Terapia Gestalt se asume que los seres humanos percibimos todo lo que nos ocurre como una experiencia unificada. Esto significa, entre otras cosas, que nuestra idea de lo que es en futuro y el pasado no son más que proyecciones de cómo vivimos el presente. En definitiva, trabajando nuestra manera de pensar el presente estaremos interviniendo sobre nuestras maneras de plantearnos el futuro por llegar y el modo en el que echamos la vista atrás para revisar el pasado.

Esta idea, por cierto, cuenta con el respaldo de unas investigaciones que hicieron famoso al psicólogo Gordon H. Bower.

2. Toma de conciencia

La Terapia Gestalt es imprescindible tomar nota de lo que le ocurre a uno mismo. Sólo a partir de ese modo se podrán detectar nuevas formas de formular la experiencia del aquí y el ahora en términos que nos acerquen más a la autorrealización.

Echar la mirada hacia las propias experiencias y pensamientos nos permite, por un lado, ser mejores reconociendo nuestro estilo a la hora de experimentar, y por el otro, tener más poder de decisión a la hora de cambiar nuestra manera de ver las cosas. En otras palabras, podría decirse que ser honestos con nuestra manera de experimentar nos permite desarrollar una mejor Inteligencia Emocional.

3. Responsabilidad

Tomar conciencia de los propios actos y estilos de experimentar las cosas implica también asumir las consecuencias de esas opciones. A partir de la aceptación de los errores y la hipotetización de los riesgos, se gana autonomía. Esto abre el abanico de opciones y de concepción de sentidos en los que se puede actuar, desde una perspectiva existencial.

La irresponsabilidad se considera fruto de una ilusión, una negación del presente y una negativa a la hora de tomar conciencia. Es por eso que la Terapia Gestalt enfatiza la necesidad de asumir responsabilidades, no ya para mejorar la convivencia con los demás, sino para ser más libres y más capaces de dotar de significado a nuestras vidas.

En definitiva, los terapeutas que se adscriben a la Terapia Gestalt entienden que sus intervenciones deben centrarse en la autonomía y las potencialidades de la persona. Una buena manera de experimentar lo que ocurre puede servir para saber guiarse a uno mismo a través de esa jungla de opciones posibles, de maneras de concebir la propia existencia.

Críticas a esta práctica

La Terapia Gestalt ha sido duramente criticada, entre otras cosas, por no tener una unidad de análisis concreta, con la que sea posible trabajar de manera experimental sin perderse en palabras sin definiciones claras. Este hecho, que tiene que ver con el intento de acercarse a la subjetividad de esta forma de intervención (partir de definiciones rígidas podría dejar fuera parte de la realidad de los pacientes, según esta perspectiva) hace que tampoco se pueda garantizar la efectividad de la terapia.

Por otro lado, el carácter marcadamente ecléctico de la Terapia Gestalt también crea recelos, dado que no fundamenta sus propuestas en un sistema teórico unificado y sistematizado, como sí procura hacer la perspectiva conductista, por ejemplo. Además, su inspiración en el psicoanálisis freudiano, basado en la idea de que hay partes de la psique que entran en conflicto, también es visto como parte de una herencia de pensamiento que queda fuera de la ciencia.

Referencias bibliográficas:

  • Brownell, P., ed.(2008) Handbook for Theory, Research, and Practice in Gestalt Therapy, Newcastle upon Tyne, UK: Cambridge Scholars Publishing.
  • Castanedo, C. (1993). Seis enfoques de psicoterapia. Manual Moderno. México.
  • Ginger, S. (2005). Gestalt. El arte del contacto. Integral - RBA. Barcelona.
  • Martín, A. (2007). Manual práctico de Psicoterapia Gestalt. Desclée de Brouwer. Bilbao.