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''Mi hijo no sale de la habitación'': aislamiento social en adolescentes


Dentro de las problemáticas que pueden surgir a lo largo de la etapa de la adolescencia, la del aislamiento es una de las que más preocupan.

Muchos padres sufren al no saber cómo afrontar el encierro constante en el que viven sus hijos. En este artículo revisaremos algunos de los factores implicados en este fenómeno que en ocasiones pueden originar o agravar esta situación, así como posibles soluciones.

"Mi hijo no sale de la habitación": comprendiendo este problema

Cuando los niños se transforman en adolescentes, las preocupaciones de los padres suelen modificarse, pues surge una serie de situaciones nuevas, anteriormente desconocidas. Una de las que puede generarse es la que nos ocupa: "mi hijo no sale de la habitación". Se trata del problema del aislamiento social que muchos jóvenes experimentan a lo largo de esta etapa.

Además, este aislamiento tiene el componente esencial de la voluntariedad, es decir: el adolescente es el que está decidiendo pasar la mayor parte del tiempo dentro de su habitación en lugar de salir al exterior y realizar otras actividades, o de compartir más tiempo junto a su familia.

Para poder comprender mejor las implicaciones del fenómeno que preocupa a muchos padres (recordemos, mi hijo no sale de la habitación), lo primero en lo que debemos centrarnos es en las propias motivaciones que llevan al adolescente a adoptar esta decisión.

Razones por las que mi hijo no sale de la habitación

A continuación exploraremos algunas de las razones que llevan a un joven a preferir el encierro en su cuarto frente a otras alternativas de ocio.

1. Búsqueda de privacidad

Es obvio que, al entrar de lleno en la adolescencia, las personas comienzan a tener una necesidad de privacidad que antes no tenían. Los niños se están convirtiendo en adultos a lo largo de un proceso muy complejo y en ocasiones accidentado. Una de las nuevas cualidades que muchos de ellos adquieren es precisamente el deseo de intimidad.

Por ello, crean su espacio seguro en su propia habitación, y es ahí donde se sienten seguros y por lo tanto prefieren pasar el tiempo. Saldrán para conseguir los recursos con los que no cuentan en dicho espacio. El más evidente es el de la comida. Aunque algunos incluso tratarán de comer dentro del cuarto.

2. Exploración sexual

Cuando los padres se preocupan pensando, mi hijo no sale de la habitación, no deben olvidar que la adolescencia implica uno de los cambios fundamentales en el desarrollo de la persona, que es la sexualidad. Aunque la sexualidad ya se ha ido manifestando de manera sutil a lo largo de la infancia, es en la adolescencia cuando se desarrolla por completo.

Esto implica una necesidad de exploración en la persona que requiere de una privacidad, lo que afianza la necesidad de aislarse en su propio cuarto. El joven necesitará de una intimidad para conocer su sexualidad, conocer su cuerpo y descubrir conductas sexuales tan normales como la masturbación, que suele comenzarse en esta etapa.

Es comprensible que, ante estas nuevas necesidades de exploración y de intimidad, el joven requiera de un espacio seguro e íntimo.

3. Relaciones digitales

Pero todavía hay un nuevo factor que afianza definitivamente la cuestión relativa a que mi hijo no sale de la habitación. Se trata del uso de las nuevas tecnologías, el florecimiento de las redes sociales y del ocio digital. Este fenómeno, además, ha experimentado un espectacular crecimiento en los últimos tiempos y se ha consolidado aún más debido a las medidas de confinamiento adoptadas durante la pandemia de COVID-19.

La cuestión es que, aunque físicamente esté aislado en su cuarto, lo que el adolescente percibe es que en realidad está interactuando con muchas personas, pues suele ocurrir que la mayoría de sus amistades se encuentran en una situación similar. Cada uno de ellos está en su propia habitación, pero todos están conectados a través de internet.

De esta manera, podrán hablar mediante las redes sociales, jugar juntos al mismo videojuego o incluso ver los mismos contenidos a la vez. Con plataformas como YouTube o Twitch y sus posibilidades de interacción, los nuevos comunicadores han desbancado a los medios tradicionales, como la televisión, de cara a las nuevas generaciones.

Todos estos factores son el caldo de cultivo perfecto para fomentar el aislamiento. Por eso, cuando los padres se preguntan por qué mi hijo no sale de la habitación, deben ser conscientes de que dentro de esos pocos metros cuadrados que definen la estancia, en realidad tienen todo un mundo social, gracias a la conectividad

En definitiva, los jóvenes están desarrollando unas formas de comunicación que sus padres no conocieron durante sus propias adolescencias, por lo que es normal que se sientan preocupados ante estos nuevos escenarios, que les resultan desconocidos.

La actitud de los padres

El hecho que genera la preocupación, el pensamiento de "mi hijo no sale de la habitación", puede ser un problema o no, es difícil generalizar. Lo que es primordial es que la actitud de los padres ante esta cuestión sea la adecuada. Para ello vamos a revisar algunos consejos que podrían ser de utilidad para los progenitores que se encuentren en este escenario.

1. Comprensión y comunicación

Es evidente que los padres, como adultos que son, deben trabajar para proporcionarle al adolescente las vías de comunicación con ellos, aunque todo padre sepa que esto no siempre es sencillo. Por eso, es importante no olvidar quién es el adulto y quién debe tener mayor comprensión y paciencia.

El adolescente puede verse desbordado por todo lo que está experimentando en esta etapa. Por ello, debe saber que siempre va a poder contar con sus adultos de referencia (generalmente, sus padres) para poder compartir sus preocupaciones u otras cuestiones. Que decida hacerlo ya es otra cuestión, pero esa vía debe existir.

Por ello, la labor de los padres ha de ser la de promover el acercamiento y no caer en actitudes que generen un mayor distanciamiento (riñas y castigos constantes, críticas no constructivas, etc.). Debemos siempre tener en cuenta la sensibilidad tan grande que se vive durante esa etapa. El apoyo y la guía de los padres va a ser fundamental.

2. Límites

Evidentemente, mostrar apoyo y comprensión no quiere decir que no existan los límites, ni mucho menos. Pero estos deben ser lógicos, razonables y a ser posible consensuados, siempre que el adolescente de pie a ello, cosa que a veces no es fácil.

Por ejemplo, el uso de los dispositivos digitales de una manera descontrolada puede ser uno de los factores que afiance la cuestión de que mi hijo no sale de la habitación. En ese caso, limitar el uso del teléfono móvil, el ordenador, la tablet, o la propia conexión a internet, puede ser totalmente lógica.

Se podrá tratar de hacer ver al joven el objetivo de dichos límites y proponerle alternativas cuando no pueda hacer uso de esos aparatos, cosa que veremos en mayor profundidad en el siguiente punto. En cualquier caso, debe percibir que en la convivencia del hogar existen una serie de normas que todos deben cumplir para que las relaciones entre todos sean las mejores posibles.

Pero, no hay que olvidar que los padres son uno de los referentes de los adolescentes. Por ello, el ejemplo que transmiten, es fundamental. Difícilmente se le puede pedir a un niño o a un joven que no pase todo el día con el ordenador o el teléfono móvil, cuando los padres hacen exactamente eso, delante de ellos.

3. Relaciones sociales

El tercer y fundamental punto, como ya anticipábamos, es el de proponer alternativas que permitan darle la vuelta a la cuestión de que mi hijo no sale de la habitación. Por ello, es vital fomentar las relaciones sociales, más allá de las que puedan tener a través de una pantalla.

Se puede animar al joven a que realice actividades con sus amigos, y si son de índole deportiva, aún mejor. Se le puede proponer que invite a algunos de sus compañeros a casa. Por supuesto, los padres también pueden tratar de organizar actividades de ocio en familia, pero hay que ser consciente de que el adolescente no siempre va a mostrar demasiado interés, dado que sus referentes son los jóvenes de su edad.

En cualquier caso, el hecho de que pueda contar con dichas alternativas puede ser muy positivo, especialmente si se le da la opción de que sea él mismo el que decida la actividad, aunque sea dentro de una lista cerrada, si los padres prefieren acotar las alternativas. Todas estas cuestiones ayudarán a que el hecho de que mi hijo no sale de la habitación suponga una menor preocupación.

Referencias bibliográficas:

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