Carta abierta a los coaches de fin de semana
La psicología es una carrera universitaria justamente porque es un campo de estudio muy complejo. En esta ciencia no hay nada que sea evidente en sí mismo, aunque juzgando cómo nos ha ido en nuestras vidas podamos creer lo contrario, que ser feliz y gozar de bienestar físico y mental consiste en seguir unas pautas que son "de sentido común".
Es por eso que los coaches de fin de semana que basan su formación en talleres de pocos meses son tan dañinos. No lo son porque para tener mayor salida en el mercado laboral utilicen un nombre en inglés en vez del de "psicólogo", sino porque sus prácticas se basan en un montón de presuposiciones que son falsas.
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La Psicología es compleja
A lo largo de las últimas décadas, las diferentes herramientas con las que cuenta la psicoterapia han ido mejorando y creciendo en número. Lo que al principio se planteaba como formas de abordar trastornos mentales hoy incluye también tipos de intervención en el bienestar general de las personas. Los psicólogos pueden ayudar a mejorar en habilidades sociales, aprender formas eficaces de liderazgo, gestionar la ansiedad en momentos estresantes, etc.
Esta clase de progresos existe porque se han formulado todo tipo de teorías, hipótesis e investigaciones complejas acerca de cómo pensamos, sentimos y actuamos los seres humanos. De este modo se ha llegado a desafiar creencias profundamente arraigadas y que parecían ser evidentes como por ejemplo de que tomamos decisiones de compra desde una lógica racional de coste beneficio. La realidad es mucho más complicada que lo que dicta el sentido común.
Sin embargo, recientemente está proliferando una tendencia a querer aprender psicología y "formas de ayudar a los demás" simplemente a través de cursillos de fin de semana o de talleres de pocos meses. Estos coaches de fin de semana lanzan un mensaje muy dañino: que la psicología humana puede resumirse en "hacer lo que realmente se desea" y en acercarnos a nuestras metas básicamente deseándolo muy fuerte y esforzándonos.
La fe ciega en la voluntad
Si esta concepción de la mente humana causa problemas es porque da por supuestas una serie de ideas que no son ciertas. Por ejemplo, que la solución a problemas relacionados con la psicología está en dejar de ponerse excusas y en ir a por lo que realmente se desea.
Es decir, se asume que el malestar de muchas personas está producido por la presencia de inhibiciones y barreras autoimpuestas. Como si todos tendiésemos de forma natural hacia la felicidad y la ausencia de ésta se hubiese producido porque nos hemos desviado del camino correcto.
Esta clase de acercamientos a problemas psicológicos (sean trastornos o no) lo que hacen es, básicamente, poner toda la responsabilidad en el individuo. Señalarle que debería esforzarse más, que debería ser más feliz, confiar más en los demás y, en general, aprender por sí mismo a centrarse en las cosas buenas de la vida.
Esta clase de propuestas no solo sirven para invisibilizar los problemas que forman parte del entorno en el que vive la persona; además, son totalmente inútiles por una razón muy sencilla: no aportan ninguna herramienta con la que ir avanzando, simplemente se señala que la persona tiene un problema que no ha solucionado. Una descripción de lo que ocurre no es una explicación sobre cómo cambiar eso, y para saber cómo facilitar el cambio se necesita una formación adecuada.
Coaching basado en lo ambiguo
Así pues, allí donde una persona que presenta síntomas depresivos, un coach de fin de semana intentará ayudarla señalándole la importancia de ver lo bueno en lo malo, pensar en lo que realmente se quiere hacer, etc. Como si esa clase de procesos fuesen sencillos y uno mismo aprendiera a realizarlos sin ayuda simplemente porque cuenta con la información privilegiada acerca de lo que pasa por su consciencia.
Esta idea de que es el propio cliente quien más sabe sobre sí mismo y que el especialista simplemente debe "animar" a que el individuo se reconcilie con su propio potencial de manera espontánea se basa en conceptos totalmente ambiguos e inútiles.
Como el coach de fin de semana no ha tenido tiempo de aprender la teoría necesaria para crear un vocabulario preciso y adecuado sobre su trabajo o para cuestionarse las bases epistemológicas de sus propuestas, entenderá su trabajo como una especie de arte en la que, sin dominar demasiado, se debe desarrollar una sensibilidad emocional (es decir, no intelectual y que no pasa por pensar en conceptos precisos) para conectar con la mente del otro.
Es por eso que el coach de fin de semana utiliza toda clase de términos que ni siquiera sabe definir sin recurrir a más conceptos totalmente ambiguos y confusos: "buscar en el interior de uno", "confiar en las emociones", "sanar el propio ser", etc. Es una manera de trabajar que ni siquiera permite comprobar si las sesiones han servido para algo; ¿cómo se puede saber si alguien ha logrado conectar con su "yo interior"?
¿Coaches de fin de semana? Mejor con estudios
La psicología no es un arte ni se basa en entrenarse para conectar emocionalmente con el otro. Esas son características que podría reivindicar para sí mismo cualquiera, incluidos los chamanes o las personas que ofrecen soluciones pseudocientíficas como las constelaciones familiares.
La psicología es lo que es porque se preocupa por crear teorías, hipótesis y modelos teóricos que ni pueden ser aprendidos en un solo día ni utilizan lenguaje ambiguo que significa algo diferente para cada persona. La práctica es imprescindible en esta disciplina, pero la teoría también lo es.