Las 4 diferencias entre mar y océano, explicadas
El agua (H2O) en su forma líquida es el fluido más presente en todo el mundo, ya que supone 525 millones de kilómetros cúbicos de agua, o lo que es lo mismo, el 70% de la superficie terrestre.
Curiosamente, la cantidad de agua presente en la corteza del planeta no ha aumentado ni disminuido en los últimos 2.000 millones de años: cada una de estas moléculas se transforma y forma parte de los ciclos biogeoquímicos de los ecosistemas, pero no desaparece. De todo este porcentaje de agua terrestre, el 20% transcurre bajo tierra o forma parte de los gases atmosféricos.
Durante un período de 100 años, una molécula de H2O pasa el 98% del tiempo navegando los océanos, 20 meses en forma de hielo, 2 semanas en lagos y ríos y menos de 7 días en forma de gas atmosférico. Todo este ciclo hidrológico se esboza sin tener en cuenta que el agua también pasa por el cuerpo de los organismos, pues no debemos olvidar que el 60% de un ser humano adulto es este fluido.
Estos datos resultan fascinantes si se ponen en perspectiva, ya que evidencian que una molécula de agua realiza un viaje vertiginoso en cada fase del ciclo hidrológico, recorriendo distancias que un ser humano ni tan siquiera puede concebir. Este tren de pensamiento tan interesante nos deriva en una pregunta basal, pero difícil de resolver: ¿cuáles son las diferencias entre el mar y el océano?
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Las 4 diferencias entre el mar y el océano
Muchas veces, cuando encontramos conflictos terminológicos en la lengua hispana, cabe preguntarnos cuál es su significado en inglés y otros idiomas. En este caso, la palabra Ocean hace referencia al océano en inglés, mientras que el mar se denomina sea. En ambos idiomas se presenta esta dicotomía, así que algunas diferencias científicas y sustanciales deben existir entre ambos términos. A continuación, las exploramos.
1. Los mares son más pequeños que los océanos
La Real Academia Española de la Lengua (RAE) define al mar cómo la masa de agua salada que cubre la mayor parte de la superficie terrestre, cada una de las partes en que se considera dividido el mar o un lago de cierta extensión. Por otro lado, este mismo organismo argumenta que el océano es un mar de gran extensión que separa dos o más continentes.
Con estas definiciones más lingüísticas que geológicas, la cuestión no se resuelve. De todas formas, el National Ocean Service (NOAA) nos da una respuesta mucho más convincente: los mares son más pequeños que los océanos, y generalmente se conciben como el punto de conexión entre la tierra (playa) y el océano profundo. Típicamente, los mares están parcialmente bordeados por tierra en sus límites.
Pongamos como ejemplo al mar Mediterráneo. Este mar (no océano) se encuentra encerrado entre masas de tierras continentales, y solo se comunica con el exterior gracias al estrecho de Gibraltar. Por otro lado, está rodeado por Europa, África y Asia. Más allá de su situación geográfica, cabe destacar que el mar Mediterráneo está dividido en otros sub-mares, entre los que destacan el mar Menor, mar Chica, mar de Libia y mar Levantino (de 15 totales).
2. Hay muchos más mares que océanos
Aunque sea por su extensión más reducida, no nos cuesta deducir que, en efecto, en la Tierra van a existir más mares que océanos. Según la Organización Hidrográfica Internacional (IHO) existen un total de 60 mares, ni más ni menos. Algunos de ellos seguro que te suenan: el Báltico, el Caribe, el Mediterráneo (ya nombrado), el Negro, el Rojo, o el de Andamán, entre otros.
Por otro lado, solo podemos citar 5 océanos en toda la superficie terrestre. Te los nombramos y contamos algunas de sus características en la siguiente lista:
- Glaciar Antártico: su continente adyacente es la Antártida y cubre 20.327.000 kilómetros cuadrados. Tiene una profundidad de 3.270 metros.
- Glaciar Ártico: es adyacente al Norte de América, Asia y Europa. Ocupa 14.056.000 kilómetros cuadrados y tiene una profundidad media de 1.205 metros.
- Atlántico: está en contacto con América, Europa y África. Cuenta con 106.500.000 kilómetros cuadrados de extensión y 3.646 metros de profundidad.
- Índico: bordea con África, Asia y Oceanía. Ocupa un área de 68.556.000 kilómetros cuadrados y tiene una profundidad media de 3.741 metros.
- Pacífico: los continentes adyacentes a este océano son Asia, América y Oceanía. Cuenta con un área de 155.557.000 kilómetros cuadrados y 4.280 metros de profundidad.
El mismo organismo citado con anterioridad estima que, en estos océanos, se pueden calcular un total de 1.332 millones de kilómetros cúbicos de agua. Resumiendo este punto, hay 12 veces más mares que océanos en el mundo, pero los océanos son mucho más vastos y extensos.
3. Hay mares que son lagos
Puede sonar contra intuitivo, pero existen ciertas masas de agua encerradas en tierra continental que reciben el nombre de mares. Esto no sucede en ningún caso con los océanos: recordamos que son solo 5 y recogen la mayoría del agua de la corteza terrestre.
Algunos ejemplos de este curioso conflicto a nivel de nomenclatura son el mar Muerto, el mar Caspio y el mar de Aral. Por ejemplo, el mar Muerto (que limita con Israel, Cisjordania y Jordania) es un lago de agua salada que cuenta con 605 kilómetros cuadrados de extensión. Es famoso por lo fácil que es flotar al nadar en él (debido a su altísima salinidad), pero también cuenta con un barro negro muy especial, que destaca por sus propiedades farmacológicas.
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4. Diferentes condiciones climáticas y cambios en la biodiversidad
Debido a su profundidad y extensión, los océanos presentan aguas muchísimo más frías, con unos 4 grados de media de temperatura. Los seres vivos que habitan en estos parajes tan demandantes han desarrollado diferentes estrategias para mantener el calor, a pesar de ser incapaces de generarlo a nivel metabólico.
Por ejemplo, la tortuga laúd (Dermochelys coriacea), un reptil que se suele clasificar como “de sangre fría”, mantiene su cuerpo 8 grados por encima de las temperaturas de las aguas oceánicas, debido a la termogénesis producida por su movimiento muscular.
Los océanos son ecosistemas muy demandantes a nivel biológico, pues los seres vivos que viven en ellos no tienen a su disposición los fondos y a ellos no llega la luz, así que la cadena trófica se limita enormemente (al no haber plantas o algas disponibles). Como podrás imaginar, en los mares la cosa es muy diferente, ya que la incidencia solar (dependiendo de la profundidad) hace más acto de presencia y las temperaturas pueden ser un poco más altas.
Debido a esto, la fauna y flora en los mares es mucho más apabullante que la de los océanos, ya que existen algas, invertebrados, peces, mamíferos (e incluso aves) que forman las cadenas tróficas con base en la radiación solar y fotosíntesis por parte de las algas. Las zonas donde más prolifera la vida son hemipelágicas, es decir, que se encuentran sobre plataformas continentales. Aquí es donde se desarrolla la mayor parte de la biodiversidad marina.
El bloque de agua oceánica se puede dividir en la zona pelágica (llega la luz), mesopelágica, batial y abisal. Debido a la falta de contacto directo con otras fuentes de tierra, aquí la vida escasea mucho más.
Resumen
Como habrás podido comprobar, la diferencia principal entre un mar y un océano es siempre la extensión y localización. Un mar (por lo general) es menos profundo, abarca menos superficie y se encuentra rodeado en algunos de sus límites por masas continentales. Por otro lado, los océanos son 5 masas de agua inabarcables, profundas, con niveles abisales y la capacidad de albergar la mayoría del agua presente en la superficie Terrestre.
Dicho de otra forma, solo existen 5 océanos, pero cada uno de los 60 mares citados están circunscritos en torno a ellos. Los mares actúan como puentes entre los océanos y la Tierra, pero ambos se conciben dentro del concepto general de masas de agua terrestres intercontinentales.