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Síndrome abstinencia con antidepresivos: qué es y qué hacer ante él


Los fármacos antidepresivos están entre los más utilizados en el mundo de la psiquiatría, pero no por ello dejan de ser sustancias cuyo uso conlleva el riesgo de desarrollar efectos indeseados.

De hecho, algunas personas llegan a experimentar una dependencia problemática hacia estos fármacos, lo cual da lugar al síndrome de abstinencia si dejan de consumir antidepresivos. Veamos qué hacer para evitar estas complicaciones.

¿Qué son los fármacos antidepresivos?

Tal y como indica su nombre, los antidepresivos son fármacos utilizados habitualmente en el tratamiento de los trastornos depresivos, y que normalmente son consumidos oralmente en el formato de pastillas. Esta clase de psicopatologías se caracterizan por ir acompañados de síntomas ligados al bajo estado de ánimo y la incapacidad para experimentar interés o incentivos por los estímulos que aporta el entorno.

Por ejemplo, es común que las personas con depresión mayor pasen la mayor parte de su tiempo libre tumbadas en el sofá o en la cama y apenas tengan vida social ni se interesen por participar en proyectos o cualquier actividad que no sea de obligado cumplimiento (y en los casos más severos, las dificultades para experimentar placer o por sentir ilusión por las cosas dan lugar a constantes ideas de suicidio, o directamente a intentos de terminar con la propia vida ante la sensación de desesperanza y desasosiego).

De este modo, los fármacos antidepresivos trabajan interviniendo en los patrones de activación neuronal del paciente, de modo que su cerebro no permanezca tanto en ese estado de “aplanamiento” de las emociones y de poca activación general. Para ello, sus principios activos cruzan la barrera hematoencefálica para llegar a los receptores neuronales, donde estas moléculas son captadas.

Antidepresivo

En definitiva, los principios activos de los antidepresivos compensan el funcionamiento anómalo del cerebro y realizando las tareas que en una persona sin depresión estarían siendo llevadas a cabo por neurotransmisores (moléculas usadas por el sistema nerviosos para que sus neuronas se comuniquen entre sí y que, por algún motivo, escasean o no hacen su trabajo debidamente en las personas con depresión).

Ahora bien, el encaje entre los antidepresivos y el cerebro de las personas diagnosticadas con trastornos depresivos no es perfecto. De hecho, aún se desconoce mucho acerca de su funcionamiento, y son utilizadas porque en muchos casos ayudan, aunque no se sabe exactamente por qué. Ni siquiera se utilizan en todos los casos en los que hay depresión, ni únicamente con trastornos psicológicos de tipo depresivo: no hay que olvidar que las interacciones químicas que se producen en el cerebro son muy complejas y hasta cierto punto impredecibles.

Es por ello que el consumo de estos medicamentos siempre va acompañado de riesgos, por lo cual debe ser realizado bajo indicación y asistencia médica. Entre esos efectos indeseados se encuentra el síndrome de abstinencia, un fenómeno que también puede surgir al intentar dejar de tomar drogas tomadas fuera del contexto clínico (tabaco, cannabis, alcohol, etc.).

¿Cómo es el síndrome abstinencia con antidepresivos?

Al llevar meses tomando antidepresivos, el cerebro se va amoldando a esta situación modificando sus conexiones neuronales como si el fármaco fuese un elemento permanente más del sistema nervioso. Es decir, que como el principio activo está presente cada día en el organismo, el cuerpo actúa en consecuencia. Sin embargo, esto también va de la mano del fenómeno conocido como tolerancia: este “reajuste” implica que el efecto del medicamento tiene tras tres meses tomándolo sea más débil que el primer día de tomarse la pastilla, al menos si se consume la misma cantidad.

La cara B de esto es que, al finalizar o interrumpir el tratamiento, alrededor de un tercio de los pacientes desarrollan síndrome de abstinencia: un conjunto de síntomas asociados al malestar que aparecen porque al cerebro “le falta” algo. Los síntomas más frecuentes e importantes son estos:

  • Fatiga
  • Mareos
  • Dolor de cabeza
  • Insomnio
  • Irritabilidad
  • Disfunciones sexuales
  • Ansiedad

Por suerte, el síndrome de abstinencia puede aparecer en diferentes grados de intensidad, y no todos ellos resultan muy problemáticos. Además, con supervisión médica, tiende a desaparecer en cuestión de dos semanas: poco a poco, el sistema nervioso se habitúa a la nueva situación, del mismo modo en el que se adaptó a la presencia del fármaco.

En todo caso, el síndrome de abstinencia es uno de los motivos por los que es imprescindible contar con supervisión médica no solo al tomar un psicofármaco antidepresivo, sino también al dejar de tomarlo. Normalmente, la retirada de este medicamento se hace de manera gradual, para que los síntomas no irrumpan con una gran intensidad en la vida de la persona.

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