Coaching en felicidad: qué es y qué metas plantea
El coaching en felicidad es el entrenamiento específico para enseñar a las personas a ser felices, adquiriendo un repertorio de respuestas, basadas en técnicas y estrategias, encaminadas a la meta indispensable, de saber manejar y aumentar los niveles de bienestar, satisfacción y felicidad a lo largo de los años en nuestras vidas, por encima de cualquier otra cuestión.
Normalmente se hace de forma simultánea a la psicoterapia, aunque en los casos en los que no hay prácticamente psicopatología (es decir, no existe malestar, ni signos o síntomas que indiquen que hay problemas psicológicos) se trabaja solamente el tema de felicidad.
Cuando la gente viene a consulta para que la ayudemos, casi desde el principio hay que, además de mitigar sus síntomas y formas de malestar, enseñarles a trabajar para ser felices, saber qué cosas son importantes en felicidad y en qué proporciones, para conseguir un buen nivel medio de felicidad personal.
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¿Qué es la felicidad desde el punto de vista del coaching?
La felicidad se basa en la idea de que los refuerzos (experiencias agradables) sean mayores que los castigos, tanto en nuestra actuación como en nuestro procesamiento de información.
Esto es, que lo que hagamos nos lleve a tener más ingresos que gastos en el medio y largo plazo debido a nuestras respuestas, pero también que lo percibamos en nuestro cerebro, porque si no es como si no existiera (hecho que pasa habitualmente).
¿Cuáles son las bases del entrenamiento en felicidad?
Estos son los principales pasos y requisitos a aplicar el el coaching aplicado a la consecución de la felicidad.
1. Saber dónde estamos y qué queremos
La clave está en tener datos objetivos y verdaderos sobre la felicidad. Normalmente, muchos de los contenidos que poseemos sobre la misma son erróneos, así que cuando los utilizamos creyendo que son ciertos y no nos sentimos felices, nos venimos abajo y caemos presa de la frustración porque no sabemos qué es lo que no funciona; pues simplemente es que los datos son equivocados, y evidentemente los resultados no pueden ser buenos, ya que vamos en contra del conocimiento acertado.
En este sentido, es importante utilizar toda nuestra inteligencia de forma lo más acertada posible, usando para maximizarla Inteligencia Real Aplicada, guiados siempre por la que ha de ser la principal meta en nuestra jerarquía de prioridades vitales.
La inteligencia es la capacidad de discernir entre principal y accesorio, y debido a los virus perturban nuestra inteligencia, producidos por nuestros programas genético, cultural y patológico, nos cuesta mucho acertar, quedándonos con demasiada frecuencia con lo secundario, perdiendo lo primario, por lo que generalmente los resultados externos y las interpretaciones suelen ser malos, no creando buenas y nuevas posibilidades para la felicidad.
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2. Estabilidad
También hay que conseguir la mayor cuota en felicidad de media en nuestras vidas de forma estable, sin mirar ninguna otra consideración o excusa para no priorizarlo, porque de otra manera, siempre tendremos algo para no sentirnos bien y ser infelices.
3. Utilizar buenas estrategias de atribución
Por otro lado, es básico examinar la atribución de las causas que hacemos de lo que nos pasa, en todos los ámbitos, tanto positivo como negativo. Es decir, ser capaces de saber relmente qué es lo que causa las diferentes situaciones que vivimos.
Así pues, si interpretamos mal lo que ocurre en nosotros y a nuestro alrededor, es imposible obtener conocimiento para generar conclusiones válidas y hacer modificaciones certeras, y no crearemos reglas útiles que nos sirvan.
Tener siempre presente la necesidad de promover con motivación y persistencia el uso de Respuestas Inteligentes (RRII), que son aquellas que nos llevan a Respuestas Rentables (RRRR) vitalmente; siempre mirando a medio y el largo plazo, porque si no hacemos este cálculo con nuestras conductas importantes tanto en pensamiento como en acción, nos va a ser realmente imposible ser felices.
4. Aplicar la Inteligencia Global (IG)
Esto consiste en utilizar nuestra inteligencia real en todas las áreas de nuestra vida; trabajo, relaciones, aficiones, descanso… sin dejarnos ninguna, ya que hemos de sacar una puntuación de aprobado en todas, al igual que pasa con los asuntos físicos: aunque tengamos muy bien el azúcar, si tenemos el colesterol por las nubes no gozaremos de buena salud.
5. Fomentar la observación y el cuidado de nuestro Consumo Vital Inteligente (CVI)
De esta manera, tendremos la tendencia a plantearnos cómo estamos gastando nuestro tiempo durante los días, las semanas, los meses y los años. El tiempo corre sin que nos demos cuenta, y frecuentemente se nos olvida que es limitado, que no va a volver lo que hayamos gastado. Por eso, conviene cuestionarse aprender a hacerlo lo mejor que podamos y cuanto antes.