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Falsos recuerdos: así nos engaña la memoria


“Eso es verdad porque yo me acuerdo a la perfección” Es un argumento muy utilizado y que solemos tomar como válido sin discusión. Pero entonces, ¿Por qué ante un mismo evento, distintas personas tienen recuerdos diferentes si nuestra memoria es infalible?

La respuesta es clara, nuestra memoria nos engaña constantemente. El cerebro toma atajos para ahorrarse tiempo y energías, y esto le lleva a cometer ciertos errores que en ocasiones pueden acarrear consecuencias.

Estos “atajos” del cerebro pueden provocar fallos en el recuerdo y dar lugar a las llamadas “falsos recuerdos”, que pueden aparecer tanto de manera espontánea como de manera inducida, y se caracterizan por que los recuerdos de una persona se ven alterados o incluso generados desde la nada, siendo inconsistentes con respecto a la realidad.

Las fases de la creación de recuerdos

Para empezar, debemos de ser conscientes de que nuestra memoria no es tan precisa como pensamos y que, durante el proceso, pueden ocurrir las alteraciones. Para poder crear un recuerdo, deben de darse diferentes fases.

1. Que ocurra un evento y nuestra atención se centre en él en cierta medida

En primer lugar, se produce un evento (tanto interno como externo) y nuestro foco atencional se centra en este (total o parcialmente).

2. Procesamiento y filtrado de la información

Una vez nos fijamos en ese evento, tratamos de procesarlo. Es en ese momento cuando empieza un filtrado y reestructuración, ya que esa realidad objetiva se va a ver alterada por nuestros procesos cognitivos, nuestros estereotipos, ideas preconcebidas…

Por ejemplo, si yo acabo de ver una película de miedo y voy por la calle de noche a sin nadie que me acompañe, es más probable que detecte las sombras como posibles amenazas.

3. Auto-completado de información

Ya hemos procesado el evento y generado cierto grado de distorsión, pero al “registrarlo en nuestra memoria” suelen surgir huecos, algunos grandes y otros más pequeños.

Para ahorrarnos esfuerzo, nuestro cerebro tiende a rellenar esos huecos con información verosímil que siga cuadrando con las ideas preconcebidas que teníamos, o influenciadas por fuentes externas. Una vez registrada en el cerebro, esa información es igual de “real” que lo que realmente se ha percibido.

4. Recuperación de los recuerdos

El siguiente paso consiste en evocar los recuerdos, es decir, recuperar esa información tras haberla almacenado. Hay cosas que nuestro cerebro “borra”, así que solo podremos recuperar lo que se ha consolidado en nuestras redes neuronales.

Pero aquí puede ocurrir otro gran filtrado y reestructuración. De entre esos recuerdos que ya desde el inicio pueden ser mixtos, ahora se vuelve a sacar a “la luz” parte de ellos, y con esta materia prima se vuelven a rellenar las lagunas que pueden generarse con el paso del tiempo. Y otra vez, los recuerdos se pueden ver influenciados por fuentes externas o simplemente por nuestras ideas.

En este punto, hay que poner especial atención a la forma en la que se origina la necesidad de evocar algo: puede ser por ver, escuchar, oler, saborear o tocar elementos neutros que tengan alguna relación entre ellos, o puede hacerse al exponernos a preguntas, por ejemplo. En el caso de las preguntas, pueden ser sesgadas, de modo que ya condicionen la respuesta y nuestro cerebro; este simple estímulo puede modificar los huecos de nuestra memoria de manera inconsciente.

5. Repetición

Este proceso de memorizar y evocar un evento puede darse múltiples veces, y puede que esto haga que siga alterándose, o que llegue un momento en el que una de las “versiones” se quede fijada, dándola por absolutamente verídica.

La aparición de los falsos recuerdos

Con todo este proceso, vemos que hay diferentes aspectos en los que nuestra memoria puede no ser tan fiable como pensábamos. Desde el momento en el que recibimos e interpretamos la información, pasando por el almacenamiento y finalmente por la exposición del recuerdo, esta se ve modificada. Dicha alteración puede ser involuntaria y espontánea, o, por el contrario, puede ser inducida de manera externa.

Si se repite una idea de manera reiterada, si se exponen versiones alternativas similares pero coherentes con los hechos, si se condiciona una pregunta para forzar un tipo de respuesta… todo esto, puede alterar la información ya intrínsecamente irreal que a la que llamamos recuerdo.

Los "falsos recuerdos”, son claves para entender las diferencias individuales entre personas a nivel cognitivo, y ser conscientes de ello puede ayudarnos a entender por qué recordamos las cosas de diferente modo.

Entender cómo funciona la memoria es un aspecto básico para cualquier psicólogo, tanto para la resolución de conflictos interpersonales, para tratar fobias, traumas, etc. Por ejemplo, en el caso de los traumas , podemos no acordarnos de algo porque nuestro mecanismo de supervivencia nos está protegiendo, y que este recuerdo acuda a nuestra mente posteriormente evocado por algo que está relacionado.

Ello puede causar una gran perturbación en la persona, y si el psicólogo conoce el funcionamiento de la memoria, hará más sencillo un tratamiento de por sí muy complejo. En el aspecto de los conflictos interpersonales, muchas veces solemos pensar que el otro “recuerda lo que quiere” o que son los demás los que distorsionan la realidad, y el psicólogo puede darnos conocimiento para entender el por qué pasan estas discrepancias.

Autor: Iván Claver, Psicólogo en Mariva Psicólogos