Sincretismo cultural: qué es y cómo surge en las sociedades
Como es evidente, en la humanidad existe toda una variedad de culturas diferentes. Muchas de ellas acaban mezclándose con otras.
En este artículo estudiaremos uno de los mecanismos más importantes por los que puede suceder este mecanismo, que es el sincretismo cultural. Analizaremos cómo se genera dicho fenómeno y también veremos algún ejemplo que refleja exactamente las implicaciones del mismo.
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¿Qué es el sincretismo cultural?
Cuando hablamos del sincretismo, y más concretamente del sincretismo cultural, nos referimos esencialmente a un proceso de mezcla de culturas que puede darse mediante la hibridación o el mestizaje entre dos o más de ellas. Dicho de otra manera, este fenómeno se refiere a la mezcolanza que pueden experimentar cuando dos culturas se encuentran, sin que una se imponga sobre la otra.
Por lo tanto, gracias al sincretismo cultural, dos o más culturas pueden dar lugar a una nueva, que resulta del producto de todas las que han intervenido, para dar lugar a un conjunto de costumbres, valores y formas de actuar y pensar que beben de diversas fuentes. Se estaría creando una cultura nueva gracias a la unión de otras que existían previamente.
El sincretismo cultural puede afectar a todas las esferas de la cultura de una sociedad. Históricamente ha ocurrido y de hecho ocurre. Diferentes escuelas de pensamiento de una determinada ciencia pueden influirse mutuamente o incluso fusionarse y dar lugar a otras nuevas. Lo mismo puede darse en el terreno de la religión, donde algunos credos recogen pasajes de otras doctrinas y los toman como propios.
La política tampoco escapa a este mecanismo, y dos ideologías pueden acercar sus posturas hasta fusionarse en un nuevo movimiento que no existía anteriormente con ese nivel de complejidad, ya que el resultado está tomando elementos de las diferentes fuentes, realizando una hibridación de ambas.
Si nos centramos en la etimología del sincretismo cultural, descubrimos que el vocablo sincretismo proviene del griego, siendo una expresión del filósofo Plutarco que hacía referencia a la unión de los cretenses para enfrentarse a un enemigo común. El término fue rescatado siglos después por Erasmo de Róterdam, dándole un significado similar.
En este caso, este erudito se refirió al sincretismo como aquello que unía a las personas a pesar de que mantuviesen diferencias en sus creencias religiosas. Erasmo incluyó este concepto, entre muchos otros, en su obra Adagia, un compendio de proverbios de la antigua Grecia y Roma, que reúne buena parte del saber más primigenio de la Europa temprana.
A partir de entonces, el término cobró mayor importancia, hasta que en nuestra era, ha adoptado el significado por el cual hoy en día lo conocemos, relacionándolo con el fenómeno de la mezcla entre culturas que produce un enriquecimiento de las mismas, al permitir el intercambio de elementos entre todas para un crecimiento común.
El sincretismo cultural frente a la competencia
El mecanismo del sincretismo cultural, como ya hemos visto, supone un mecanismo que a nivel antropológico permite la mezcolanza entre grupos culturales y por lo tanto una mayor riqueza de todos ellos. Por el contrario, podemos encontrar otros procesos en los que no todas las culturas implicadas salen beneficiadas.
El más claro es el de la competencia intercultural. Cuando dos culturas compiten entre sí de este modo, la que sea más fuerte, ya sea porque pertenece a un mayor número de personas, porque dicho grupo utilizará la fuerza para imponerse, o por cualquier otro motivo, esta prevalecerá sobre la otra, haciendo incluso que la cultura vencida llegue a desaparecer.
Observamos, por lo tanto, una diferencia sustancial, pues en el caso del sincretismo cultural se facilitaba una coexistencia pacífica de ambos grupos culturales bajo unos términos en los que todos sacaban algún beneficio de la relación. Sin embargo, bajo la competencia, las culturas implicadas buscarán su supremacía en un choque que dejará un único vencedor.
Por supuesto, en esa lucha entre culturas, el conflicto puede surgir por la vía unilateral, es decir, por parte de un grupo cultural que busque imponerse sobre otros, que podrían no querer entrar en dicho conflicto. El sincretismo cultural representa otra forma de relación entre culturas, una en la que ambas se mezclan y de alguna manera evolucionan, se enriquecen con dicha mezcolanza.
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El encuentro entre dos mundos
A lo largo de la historia se han sucedido innumerables casos de sincretismo cultural, más o menos evidentes, pero si queremos observar uno de los ejemplos más importantes, podríamos centrarnos en el que sucedió a partir del año 1492, que cambió el mundo para siempre, o mejor dicho, los mundos.
Porque ese fue el año en que tres naves cruzaron el océano Atlántico, con Colón al frente de la expedición, para conectar de una manera irremediable los destinos de Europa y las tierras que se conocerían desde entonces como América, además del resto del globo terráqueo. La unión y la mezcla entre culturas serían constantes desde entonces.
Es así como algunas culturas europeas y precolombinas comienzan a intercambiar elementos, a mezclarse y, en definitiva, a mestizarse. Este proceso se da con mayor o menor intensidad en función de las diferentes zonas y durante muchos años, hasta cristalizar en nuevas naciones que gozan de un bagaje cultural de gran riqueza, generado por dos fuentes tan diferentes.
Es evidente que no todas las regiones experimentaron dicho sincretismo cultural, sino que otras vivieron lo que anteriormente describíamos como competencia cultural, siendo una la que terminó imponiéndose sobre la otra hasta prácticamente reducirla por completo. Este podría ser el caso de la colonización inglesa de Norteamérica, en contraposición a la española y portuguesa en el resto del continente.
Por supuesto, se trata de un tema complejo en el que existen perspectivas diferentes y que dependerán mucho del lugar concreto donde pongamos la lupa y las determinadas circunstancias que se dieran allí. En cualquier caso, sirve para ilustrar las propiedades y procedimientos que se dan en el sincretismo cultural para realizar la mezcla entre culturas y dar lugar a un resultado que no existía previamente.
El sincretismo cultural y la apropiación cultural
Sin embargo, a día de hoy existen voces críticas hacia el sincretismo cultural, pues algunos sectores lo equiparan a otro fenómeno llamado apropiación cultural. Dicha expresión hace referencia a la captación por parte de una determinada cultura de un elemento propio de otro grupo. A dicho acto se le da una connotación negativa, ya que se considera que ese elemento solo debería ser utilizado por la cultura a la que pertenece.
Sin embargo, los procesos del sincretismo cultural, como muchos otros a nivel antropológico por los cuales las culturas nacen, se desarrollan, se fusionan o desaparecen, están más allá de esos juicios de valor. Las culturas no son herméticas, sino que están expuestas a este tipo de mecanismos que de una u otra manera dan pie a que sean modificadas o incluso lleguen a mezclarse sustancialmente con otras.
Es el caso del sincretismo cultural. Aquellos que critican este fenómeno y le dan el cariz de la apropiación cultural lo hacen porque consideran que una de esas culturas de alguna manera está saqueando a la otra, como si de una forma de colonialismo cultural se tratara, y de alguna manera se beneficiara de un elemento que no le pertenece.
También reprochan que se desvirtúe la importancia de dicho elemento o incluso que su origen quede en el olvido, porque la cultura que lo ha tomado lo haga suyo, y el grupo cultural al que pertenecía no tenga la suficiente fuerza o voz como para reivindicarlo. Otra crítica es el uso de dichos componentes culturales para establecer una serie de modas basadas en lo exótico de lo étnico.
Como decíamos, los mecanismos de cambio cultural, como es el del sincretismo, no entienden de estos juicios de valor y simplemente se suceden. Ninguna de las culturas que podemos observar hoy en día en el mundo son puras, por decirlo de alguna manera, sino que todas ellas, en mayor o menor medida son el producto de un intercambio, un mestizaje, y en otras palabras, un sincretismo cultural que ha dado lugar a los grupos culturales que hoy conocemos.
Por lo tanto, aunque desde algunos sectores se pueda criticar el hecho de que dos o más culturas compartan elementos dando lugar a grupos culturales nuevos y más complejos, lo cierto es que se trata de un fenómeno difícil de evitar o de controlar, pues es una de las vías por las que dichos elementos cambian, como ya hemos visto.