¿Cuál es el vínculo entre el budismo y el Mindfulness?
La atención plena o mindfulness se basa en potenciar la habilidad del cerebro de ser consciente de sí mismo y vivir el momento presente en total plenitud.
Ya en los albores de la psicología William James nos dejaba la reflexión de que nuestra habilidad a la hora de regular nuestro foco atencional es la base de la voluntad y el buen juicio. Sin embargo, James ya nos advertía de que es más fácil definir la atención plena que encarnarla.
En cualquier caso, esta noción de atención plena o atención dirigida es muy anterior en el tiempo a la psicología como ciencia e incluso a otras herramientas del pensamiento humano como la filosofía.
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Los orígenes del Mindfulness
Hablar de mindfulness como un descubrimiento occidental, producto de la evolución de nuestra sociedad moderna, es pecar como mínimo de ingenuidad y claramente de orgullo mal entendido.
El mindfulness o práctica de la atención plena, tal y como lo conocemos en occidente, bebe claramente de las fuentes de oriente, sobre todo del budismo, y más específicamente del budismo zen, escuela integrada en lo que se conoce como budismo mahayana o gran vehículo.
Ya en el en siglo VIII, el maestro Linji, fundador de una escuela zen del norte de China, animaba a prestar atención a las experiencias tal y como aparezcan, en el presente. Y sin ir más lejos, el maestro y monje zen vietnamita Thich Nhat Hanh, muy conocido hoy día en occidente, ya hablaba de mindfulness en los años 70 se refería al mindfulness como la energía de estar concentrado en el presente.
Es decir, que desde los albores de la psicología la capacidad de la mente del ser humano para reflexionar sobre sí misma, de centrarse en su propia actividad y así poder sintonizar con los estados emocionales y los pensamientos que discurren en nuestro interior ha estado en el centro del debate y ha sido la clave en todos los modelos de abordaje psicoterapéutico y de crecimiento personal.
Por otro lado, desde mundos tan alejados de la reflexión psicológica como pueden ser muchas escuelas de meditación oriental, sobre todo dentro del budismo, tanto hinayana como mahayana, el desarrollo de esta capacidad de autoconsciencia en el ser humano ha sido la piedra angular de su conocimiento.
Parece claro, por tanto, que hoy en día, ya nadie pone en duda este principio. Y que el concepto de mindfulness o consciencia plena goza ya de amplio predicamento en todos los ámbitos de la psicología y de las ciencias de la salud.
Sin embargo, esta atención plena (mindfulness) quedaría coja si nos olvidamos de otra clave budista, que está en la raíz del concepto budista mahayana de la meditación, concretamente la compasión.
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La perspectiva budista
En el budismo, la compasión, en el sentido de la figura del bodhisattva tibetano (también budismo mahayana) es el deseo de que los demás estén libres del sufrimiento y de las causas del sufrimiento.
Se basa en valorar los sentimientos de los demás, especialmente cuando hemos atravesado las mismas dificultades. Y aún si nunca hemos atravesado lo que los demás están pasando, podemos ponernos en su lugar y sentir cuán terrible debe ser. Al imaginarnos lo mucho que desearíamos liberarnos de eso, anhelamos con gran fuerza que los demás también puedan liberarse.
Es por eso que en Vitaliza afirmamos que no hay nada más inteligente para salir de mi sufrimiento que acoger, recoger, abrazar y restaurar el sufrimiento del otro. Y agradecemos a todos los que camináis a nuestro lado en los retiros y encuentros que venimos celebrando bajo el epígrafe de “Compartiendo en Consciencia Plena” vuestro esfuerzo y dedicación para crear espacios de abrazo y comunión, donde las mentes reposan, los corazones se abren y las almas se conectan sonriendo al unísono.
Las ediciones de nuestros encuentros “Compatiendo en Consciencia Plena” previstos para el 2019 tendrán lugar en Artzentales (Bizkaia) los días 4-9 de abril, 20-23 de junio y 29 de agosto / 1 de septiembre. Para más información puedes acudir a la web de Vitaliza, sección agenda, o contactar mediante estos datos.