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Cómo dejar de ser apático: 7 consejos


La apatía es un elemento que día a día desgasta el bienestar de muchas personas. Y es que si bien la felicidad no tiene que ser la norma y que el imperio de las sonrisas puede llegar a asfixiar generando expectativas poco realistas, las personas apáticas acostumbran a sufrir por motivos diferentes. La sensación de que no hay nada que nos motiva es dura, y lleva a un estancamiento emocional psicológicamente doloroso.

En este artículo veremos algunos consejos sobre cómo dejar de ser apático, así como información relacionada con la gestión de las emociones.

¿Cómo dejar de ser apático? Transformando hábitos

En las próximas líneas veremos qué hábitos pueden contribuir a dejar atrás la apatía y empezar a vivir la vida con un tipo de regulación emocional más equilibrado.

1. Plantéate tus metas a largo plazo

Muchas veces, la apatía aparece porque aquello hacia lo que dirigimos la mayor parte de nuestros esfuerzos no tiene ningún significado para nosotros. Este es el caso, por ejemplo, de las personas que empiezan una carrera universitaria sin pensarlo mucho, simplemente a causa de la presión social que señala que si se puede costear es casi obligatorio formarse en una facultad.

Este tipo de compromisos nos atan a objetivos a largo plazo que realmente no valoramos, a cambio de sacrificar muchas cosas de nuestro día a día. Por eso, es necesario detenerse a pensar si hay algo que nos esté reteniendo, saboteando nuestras posibilidades de mejora. Lo cual nos lleva al siguiente paso a seguir.

2. Asume la necesidad de cambios radicales

Para dejar de ser apático o apática son necesarios cambios profundos, que afectan a más de una faceta de la propia vida. Este tipo de evolución personal se parece mucho más a cambiar de trabajo que a empezar a incorporar un nuevo ingrediente a la dieta.

Salir de la zona de confort es incómodo, porque romper con viejas dinámicas de comportamiento que aportan estabilidad siempre lo es, pero en muchas ocasiones resulta necesario para sentirse mucho mejor, comenzar a sentir interés por la posibilidad de empezar proyectos, etc.

3. Piensa en lo que te gusta hacer

La gran mayoría de personas que sienten apatía conservan la capacidad para disfrutar puntualmente de ciertos tipos de actividades. Para empezar a ilusionarse con lo que se hace, pues, es bueno pensar en proyectos a desarrollar durante semanas o meses y que involucren la realización de una o varias de esas actividades, hasta el punto de hacer de ello su pilar central.

Por ejemplo, las personas creativas pueden pasar de pasarse todo su tiempo libre viendo la televisión o visitando Internet a proponerse escribir una novela corta, realizar un cortometraje de bajo presupuesto, etc. Quienes, por el contrario, sientan interés por una afición muy concreta, pueden empezar un blog sobre ese tema que sirva a su vez para generar comunidad, o bien proponerse aprender más sobre ella, etc.

4. Retoma tus contactos

Tener una buena vida social es importante para salir de la apatía, ya que el aislamiento favorece que se entre en dinámicas de comportamiento en las que reina la costumbre y la pasividad. Así, volver a tener contacto con los viejos amigos es bueno, porque por un lado estas personas tienen mayores posibilidades de involucrarnos en actividades o proyectos que nos gusten (por algo surgió esa amistad).

5. Busca también nuevos amigos

Por otro lado, nunca está de más crear nuevos amigos, dado que normalmente las situaciones de socialización en las que se entra en contacto con gente nueva resultan emocionantes y pueden dar lugar a historias comunes que signifiquen algo para nosotros.

Sin embargo, este paso no tiene por qué ser necesario, dado que ponerse a buscar nuevas amistades de manera deliberada no es algo que sea del agrado de todo el mundo y no necesariamente tiene por qué garantizar que se encontrará a alguien que nos interese. Simplemente hay que valorar esa posibilidad.

6. Revisa tus expectativas

En ocasiones, la apatía aparece fundamentalmente porque se ha interiorizado una manera de pensar demasiado pesimista. Pero que la vida no sea fácil no significa que no puedan ocurrir cosas buenas si adoptamos actitudes constructivas.

Por eso, quien se plantee dejar de ser apático debe revisar sus expectativas y pararse a pensar si estas son realistas o no. Es frecuente que quienes se sienten mal o apáticos eliminen de sus previsiones la posibilidad de sentirse ilusionado por algo, pero esto es a causa de la dinámica emocional en la que se entra, no porque efectivamente exista una ley del universo por la cual las cosas buenas no ocurran.

7. Si es necesario, busca ayuda

No todos los casos son fáciles de solucionar sin ayuda. Por eso, hay que valorar si es necesario acudir a la ayuda profesional de los psicólogos. La apatía no deja de ser dañina por el simple hecho de no ser depresión o tristeza, y es bueno ser consciente de ello para poder hacer todo lo posible por sentir la motivación y el interés.