Cómo distinguir entre una alimentación sana y un trastorno alimenticio
En los últimos años han habido muchos cambios en cuanto a los hábitos alimentarios. La globalización ha hecho que se popularicen no solo nuevas recetas, sino también han surgido nuevos estilos de alimentación, dietas y filosofías en torno a la comida.
Añadido a esto, los cánones de belleza incentivan un tipo de cuerpo para hombres y mujeres y, si a esto se le añade la obsesión por comer “saludable”, tenemos el cóctel perfecto para que se den multitud de trastornos de la conducta alimentaria.
Establecer diferencias entre una alimentación sana y un trastorno alimenticio no es fácil, pues depende mucho de lo que se entienda por comer saludable y qué idea se tenga de una alimentación trastornada, con o sin trastorno de manual. A continuación vamos a tratar de ver cuáles son estas diferencias.
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Distinguiendo entre una alimentación sana y un TCA
Los seres humanos necesitamos comer para vivir, como bien sabemos. Si no comemos no obtenemos los nutrientes necesarios para que nuestro organismo cumpla con sus funciones vitales y, consecuentemente, nos morimos. Basándonos en esto, se podría considerar que una alimentación sana sería aquella que nos brinda el aporte nutricional necesario para que nuestro cuerpo siga funcionando correctamente. Esta se considera tomando una dieta equilibrada, con alimentos de todos los grupos.
Sin embargo, “sano” no tiene por qué hacer referencia solo a la ingesta nutricional. Si bien no hay discusión de que para que una alimentación sea sana debe darnos todos los nutrientes que necesitamos, no debemos ignorar el tipo de relación que se tiene con la comida. Este aspecto psicológico también influye en nuestra forma de entender qué es comer saludablemente, que se combina con lo nutricional que sea nuestra dieta.
En los últimos años se han producido todo tipo de cambios culturales que han repercutido en lo que se entiende por comer sano. Los nuevos hábitos alimenticios, los estilos de alimentación alternativos (p. ej., vegetarianismo, veganismo, keto…) y las nuevas recetas han trastocado el concepto de lo que es comer sano. Sin embargo, de fondo la idea es la misma: una alimentación es sana en lo nutricional cuando esta nos aporta todos los nutrientes que necesitamos, al margen de lo que se coma. Da igual si se es vegetariano, omnívoro, vegano: sí cubre todos los nutrientes, se tiene una alimentación saludable.
El problema es que, a veces, la gente entiende limitar a comer un determinado grupo de alimentos, no tomar alimentos “prohibidos” o contar de forma obsesiva las calorías que se ingieren. Estos comportamientos son propios de los trastornos de la conducta alimentaria, cuya afectación no es sólo orgánica, sino también a nivel psicológico y emocional. La relación que se establece con la comida se vuelve patológica y disfuncional.
Estos trastornos han ido en aumento en los últimos años por la viralización de estilos alimentarios y dietas a través de las redes sociales, pero el factor principal detrás de ellos está el bombardeo constante de lo que se entiende por un cuerpo estético. A las mujeres se les exige estar delgadas y a los hombres estar musculados, canones de belleza que modifican la alimentación de quienes desean alcanzarlos. Muchas mujeres restringen lo que comen para adelgazar, mientras que los hombres toman suplementos proteicos para ganar masa muscular, y se evita tomar alimentos que “arruinen” el progreso realizado.
Tampoco es sano el extremo contrario. Si bien una alimentación saludable no implica malestar psicológico, no preocuparse lo más mínimo por lo que se come ni cuidar la dieta es también indicativo de que algo no marcha bien. Comer ingentes cantidades de comida, descuidando la salud de nuestro cuerpo, es también un signo de mala relación con la comida. Puede que haya una adicción a la comida o un trastorno por atracón, condiciones que dañan la salud provocando obesidad, diabetes e hipertensión.
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¿En qué se diferencia una alimentación saludable de un TCA?
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) más famosos son los que tienen que ver con el peso y la apariencia física: la bulimia y anorexia nerviosas. No obstante, existen otros trastornos como la pica y el trastorno por atracón en los que el aspecto físico no toma tanta importancia, pero sí la comida.
Los trastornos de la conducta alimentaria implican tanto el consumo excesivo de comida como la no ingesta en absoluto de la misma, y comparten todos ellos que la alimentación provoca malestar psicológico, emocional y físico de una u otra forma.
Los síntomas de una alimentación alterada, con o sin trastorno de la conducta alimentaria per se, son varios. Todos ellos se pueden considerar como los indicadores que diferencian la alimentación del afectado por el de una persona con hábitos y relación con la comida saludables.
1. Comportamientos purgativos
En el caso de la bulimia nerviosa, se dan varios comportamientos purgativos que evidencian una mala relación con la comida. La paciente trata de compensar haberse dado atracones por medio de purgas como vómitos autoinducidos o la realización ejercicio excesivo y uso de laxantes.
Una persona que tiene una relación sana con la comida no lleva a cabo este tipo de conductas. En caso de que realice ejercicio, este no se hará con la finalidad de compensar un atracón, sino para mantenerse sana y activa. En cuanto al uso de laxantes, estos solo se tomarían cuando hicieran falta.
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2. Autoestima dependiente de la alimentación
Las personas con trastornos de la conducta alimentaria suelen mostrar una muy baja autoestima. Esta depende en gran medida de la forma y el peso del cuerpo. El individuo tiene muy interiorizada la idea de que su forma y peso dependerán de lo que coma, así que restringe o modifica su alimentación de forma extrema para conseguir los objetivos corporales deseados.
En el caso de las personas con alimentación sana, lo que comen influye muy poco en su autoestima. Al tener una relación con la comida sana, vista como simplemente el medio para conseguir los nutrientes que necesita, su autoestima muy difícilmente se verá afectada en caso de que se salga de la dieta saludable.
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3. Conteo obsesivo de calorías
Contar calorías no es una conducta patológica por sí sola, sino una forma de controlar la ingesta calórica y evitar pasarse. No obstante, si este conteo llega a ser obsesivo, contando absolutamente cada caloría en todo contexto (por ejemplo, un caramelo, un chicle, una cena familiar) y se siente malestar por no haber contado cuántas calorías llevaba un alimento, puede ser indicativo de que hay un trastorno de la conducta alimentaria.
Una persona con una relación saludable con la comida puede contar calorías, pero no lo hará de forma obsesiva. Entenderá que hay contextos en los que contarlas no sirve de mucho, y también comprenderá que por pasarse un poco con las calorías un día, estando en un evento social como lo es una cena familiar o simplemente porque quiere permitirse un capricho, no pasa nada.
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4. Ansiedad por ciertos alimentos o grupos de alimentos
Es una realidad que hay alimentos más recomendables que otros. Tener una alimentación sana implica tomar todos los grupos de alimentos, cubriendo las necesidades nutricionales y calóricas. No obstante, es también saludable no presentar ansiedad ante ciertos tipos de alimentos percibidos como menos saludables. En la medida en que nuestra dieta sea saludable, comer pizza o hamburguesas de vez en cuando no es ser poco sano.
No obstante, hay personas que lo llevan al extremo. No pueden ver en lo más absoluto según qué tipos de alimentos, percibidos como sumamente insanos. Esta obsesión puede llegar al extremo de que no solo se evite comer platos como la comida rápida o dulces, sino también se prohíba por completo determinados grupos de alimentos que las modas dietéticas han diabolizado o han dicho que no son saludables.
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5. Pensar en comida afecta nuestra vida
Una alimentación sana implica no obsesionarse con la comida, no pensar a todas horas sobre lo que se come y se deja de comer. Es comer cuando apetece, siendo conscientes de que hay alimentos más sanos que otros. Y no estar preocupado por si se ha tomado algo que no es del todo saludable, siempre y cuando sea muy de vez en cuando.
Las personas con problemas de alimentación tienen pensamientos centrados en la comida que les hacen perder la concentración. Esto se manifiesta en forma de problemas en el trabajo y los estudios.
6. Restricción de la vida social
Las personas que presentan trastornos de la conducta alimentaria, especialmente en el caso de la anorexia y la bulimia nerviosa, se obsesionan tanto con evitar comer según qué cosas que acaban sacrificando su vida social con tal de evitar caer en la “tentación” de comer cosas no permitidas.
Una alimentación saludable no afecta a nuestra vida social. Si nos reunimos con nuestros amigos y familiares para cenar, entendemos que es una ocasión especial y comer algo que se sale de nuestro concepto de saludable está permitido.
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7. Comida usada como afrontamiento
Las personas con trastornos de la conducta alimentaria usan la comida como forma de afrontamiento. Este es especialmente el caso en el trastorno de atracón y la bulimia, en donde se ingieren grandes cantidades de comida, a menudo para calmar los nervios o como forma de gestionar altos niveles de estrés y ansiedad.
En cambio, las personas con una relación con la comida saludable, no la usan para reprimir sus sentimientos o enfrentarse a su día a día. Disponen de otros métodos para afrontarse a los problemas que la vida les pueda deparar, mientras que la comida cumple con la función principal de nutrición.
8. Consecuencias en el organismo
La alimentación sana trae como consecuencia tener un cuerpo sano, con todos los nutrientes y calorías que requiere. Los trastornos de la conducta alimentaria inducen a múltiples consecuencias negativas para el organismo, enfermedades físicas que con una alimentación saludable no aparecerían a excepción de casos especiales como las intolerancias y alergias.
Las consecuencias físicas varían según el trastorno. Por ejemplo, en el trastorno por atracón es común que haya obesidad, hipertensión y diabetes. En cambio, en la anorexia y la bulimia encontramos alteraciones como cambios en la piel y el pelo, anemia, desnutrición por déficit de vitaminas y de hidroelectrolitos, algunas de las cuales pueden llevar a arritmias y alteraciones en la contractilidad cardíaca.
Tanto en el trastorno por atracón como en la anorexia y la bulimia pueden darse trastornos hormonales como disfunción sexual y ausencia del período menstrual.
La ortorexia: la obsesión por comer sano
Existe una condición en la que la obsesión por comer saludable se convierte en sí mismo un trastorno alimenticio: la ortorexia. Es una condición paradójica, pues el hecho de obsesionarse con una alimentación saludable es, en sí mismo, poco saludable, y aunque no está dentro de los trastornos de la conducta alimentaria del DSM-V, se podría considerar como uno.
Si bien podría confundirse con la anorexia, en la ortorexia no tiene por qué haber preocupaciones con el aspecto físico o el tamaño corporal. La persona está más preocupada por comer “sano”, evitando ciertos grupos de alimentos que cree que son perjudiciales para su salud. La preocupación exagerada con la calidad de los alimentos hace que la persona ortoréxica establezca reglas obsesivas sobre alimentación saludable y limite variedades de alimentos.
Por ejemplo, estos pacientes pueden decidir excluir grupos de alimentos como carbohidratos, grasas, productos lácteos y carnes, por el simple hecho de que se han “documentado” y han entendido que no son buenos alimentos para su salud. También puede darse en forma de restricción excesiva hacia algún alimento o sustancia que se interpretan como poco saludables: sal, colorantes, gluten, conservantes…
También puede darse el caso de que la persona ortoréxica coma un único tipo de alimento, como por ejemplo manzanas, arroz integral, huevos, ensalada… Da igual cual sea el alimento en cuestión, lo que identifica a este tipo de pacientes es su obsesión por comer alimentos sanos que hace que su dieta pierda variedad y riqueza nutricional. Como su comportamiento no está basado en el consejo de un médico ni nutricionista, las personas ortoréxicas suelen presentar serios déficits nutricionales.
Características de la ortorexia
Así pues, la ortorexia es la obsesión por comer saludable, algo que no es un comportamiento sano. De este comportamiento alimentario alterado podemos destacar las siguientes características, las cuales en sí mismas son diferenciadoras de lo que es una alimentación saludable.
- Fijación con la alimentación saludable.
- Comer se convierte en un deber, no en algo placentero.
- Exagerada necesidad de cuidado de la alimentación.
- Salirse de la dieta conduce a la culpa.
- Práctica de ayuno en ausencia de una “opción saludable”.
- La comida domina la vida diaria.
- Desprecio por otros hábitos alimenticios y estilos de vida.
- Aislamiento social debido a los hábitos de los demás.
- Exageración y radicalismo al preparar comida.
Una alimentación saludable se caracteriza por cubrir todos los requisitos nutricionales y calóricos, además de suponer bienestar psicológico, físico, emocional y social a las personas que la tienen. Tomar una dieta equilibrada, que contenga todos los grupos de alimentos y aporte carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas y minerales al individuo en los niveles recomendados es una alimentación saludable. Si la persona sufre por cumplir una dieta, obsesionándose con adelgazar o ser sano, o toma alimentos de forma desmedida, se estaría ante un problema de conducta alimentaria.