Personalidad arrogante: qué es, y características de esta manera de ser
De todos los rasgos de personalidad, la arrogancia está entre los menos fáciles de aguantar. Una persona arrogante, soberbia y altiva, puede llegar a fastidiarnos nuestro día perfecto.
La personalidad arrogante es de las más difíciles de soportar, con unos rasgos tan negativos y destructivos que incluso la persona más empática, cordial y pacífica puede acaba de tener que reírle las gracias a un individuo verdaderamente desagradable.
Por desgracia, en nuestra vida vamos a tener que interactuar en más de una ocasión con este tipo de individuos y, por ello, es fundamental aprender a identificarlos, entender su particular tipo de personalidad y saber cómo lidiar con personas tan prepotentes, algo que vamos a ver a continuación.
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La personalidad arrogante y sus características
En la vida hay toda clase de personas. Algunas son eso que llamamos “seres de luz”, gente muy buena, agradable, positiva y bien intencionada. Nos gustaría relacionarnos únicamente con ese tipo de personas, pero como en la vida siempre hay luces y sombras, es inevitable tener que enfrentarse en más de una ocasión con el otro extremo, con las personas que reúnen las características contrarias.
A lo largo de nuestra vida es inevitable encontrarse con personas terriblemente arrogantes. Seguro que conoces a alguna. Son esas personas que parece que interpreten papeles, como si estuvieran en una película haciendo del villano con rasgos dictatoriales, altivos y soberbios.
Te miran por encima del hombro y se comportan como si fueran lo mejor del mundo, pero para su pesar no tienen nada que justifique su aire de grandiosidad y superioridad. Son gente que se creen más de lo que realmente son.
No son personas que se ganen nuestras simpatías precisamente. Incluso si somos personas muy tolerantes, comprensivas, que siempre intentamos ver lo mejor de los demás, las personas arrogantes pueden llegar a exasperarnos, hacer que perdamos la compostura.
Despiertan un montón de emociones consideradas "negativas": frustración, malestar, miedo, ira, sufrimiento psicológico… incluso pueden hacer que nuestra autoestima se vea deteriorada a causa de sus tóxicos comentarios.
Si bien lo ideal sería poder cambiar su forma de ser, rara vez se consigue y lo suyo es huir de las personas arrogantes. Sin embargo, no siempre es fácil detectar una persona de este tipo a simple vista, pero por fortuna es posible aprender cómo hacerlo, comprendiendo qué causas podrían estar detrás de su particular personalidad y siendo consciente de cuáles son sus principales características.
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Causas de la personalidad arrogante
Sin ánimo de justificar el comportamiento dañino, tóxico y despreciativo que tienen las personas arrogantes, sí que es necesario comentar que todo tiene un origen, una causa detrás que ha hecho que una persona se comporte de forma soberbia. Hay ciertas razones psicológicas detrás que han motivado a una persona a actuar de la forma en cómo lo hace y estas son, principalmente, las siguientes:
1. Demasiada autoestima
Tener demasiada autoestima se relaciona con la arrogancia sobre todo cuando la persona en cuestión hace algo que ve que los demás no han conseguido, haciendo que pueda llegar a la conclusión de que está por encima de los demás porque ya ha conseguido más que ellos.
La persona usa la soberbia para hacer que los demás conozcan todos sus éxitos, regocijándose de la envidia que ha sembrado en los demás.
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2. Poca autoestima
La poca autoestima suele ser fuente de malestar psicológico y conductas disfuncionales, siendo la arrogancia una de ellas. Muchas personas con actitudes soberbias sienten una profunda frustración e insatisfacción por la vida.
Para protegerse del daño que los demás le puedan hacer, el arrogante se muestra con una actitud altiva para sentirse mejor con él mismo y esconder su profunda inseguridad detrás de una máscara que cree que da a entender a los demás que es mucho mejor que ellos. La arrogancia es su mecanismo de defensa.
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3. Necesidad de buscar atención
Pese a que los comportamientos de las personas arrogantes suelen tener un impacto muy negativo hacia los demás, suele suceder que lo que en realidad quieren es buscar su atención y conseguir la aprobación de los otros.
Características de las personas arrogantes
Podemos destacar una serie de características que nos pueden servir a modo de señales para detectar a una persona arrogante. Las principales características de la personalidad arrogante son:
1. Actitud hipócrita
Las personas arrogantes suelen tener una actitud muy hipócrita hacia los demás, pero siempre comportándose para conseguir sus objetivos.
Esto queda evidenciado en el hecho de que pueden comportarse de formas muy diferentes según con la persona con la que hablen, alabando a quienes creen que les podría dar algún tipo de ventaja y tratando muy mal a quienes sienten que están por debajo de ellos.
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2. Competitividad constante
Las personas altivas son muy competitivas. Intentan incrementar su autovaloración siendo o mostrándose mejor que los demás en todo aspecto posible. En estos casos, las personas soberbias se preocupan más por conseguirlo todo que no por el bienestar de sus amigos, compañeros y familiares.
Son individuos muy hedónicos, centrados en su propio deseo, satisfacción y beneficio, aunque eso suponga hacer daño a los demás. Son tan competitivos que pueden llegar a hacer daño a otras personas, física y verbalmente, para lograr sus objetivos. Carecen de escrúpulos.
3. Menosprecio a los demás
Normalmente, a causa de su inseguridad, cuando ven que las personas de su alrededor destacan en alguna habilidad, las personas prepotentes suelen intentar menospreciar esas virtudes y ensalzan las suyas propias, especialmente si ven a las personas que conforman su entorno social como competidores.
4. Actúan con superioridad
Las personas arrogantes creen que siempre llevan la razón, aunque no tengan la más remota idea del tema del que hablan e, incluso, dé vergüenza ajena verlos hablar del tema en cuestión.
Creen también llevar la razón en la situación que sea, dándoselas de víctimas incluso. Estas personas siempre verán justificada su actitud debido a que se sienten mejores que los demás y actúan con superioridad.
Consideran que tienen derecho a tratar mal a los demás, colocándolos en una posición de inferioridad. Carecen de autocrítica y la humildad en ellos brilla por su ausencia.
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5. Poco autoconocimiento
A pesar de creerse mejores que los demás, suena irónico afirmar que una persona arrogante apenas se conoce a sí misma. Tienen muy poco autoconocimiento, sobre todo en cuanto a lo que se refiere a sus defectos. La imagen de sí mismos está distorsionada, lo cual hace que tiendan hacia la grandilocuencia, creyéndose mejores de lo que realmente son.
Como no conocen muy bien en qué fallan ni son humildes ante ese aspecto, no se sentirán identificados en ciertos defectos que sí suelen tener como, por ejemplo, el de no ser agradables con los demás o carecer de amabilidad.
6. Egocentrismo absoluto
Les encanta hablar sobre sí mismos, un rasgo inherente a la arrogancia. El egocentrismo es la característica más llamativa de las personas prepotentes, arrogantes y soberbias, que suelen hablar mucho de sí mismas a pesar de que el tema de conversación original no diera pie a ello.
7. Tolerancia nula a las críticas
A todo el mundo le afectan las críticas, incluso aquellas que son bienintencionadas y constructivas. Sin embargo, en el caso de las personas arrogantes es excesivo, no las puede tolerar bajo ninguna circunstancia.
De hecho, su incapacidad para soportar las críticas es tan grave que son capaces de romper con amistades por ello, e incluso convertir a alguien en su peor enemigo por el simple hecho de que le dijera su opinión y no se lo tomara muy bien.
¿Cómo lidiar con una persona arrogante?
Las personas arrogantes pueden traernos mucho malestar psicológico, motivo por el cual es extremadamente recomendable alejarse de este tipo de individuos. No obstante, esto no siempre es posible, sobre todo si la persona arrogante en cuestión es un familiar desagradable o un jefe déspota. Por este motivo, vamos a descubrir formas para lidiar con este tipo de individuos.
1. Asume que el otro se siente superior
Hagas lo que hagas, por muchos méritos que hayas logrado, la persona arrogante siempre se va a creer superior a ti. Acéptalo. Con esto no queremos decir que aceptes su superioridad, porque no la tiene, sino entender que su forma de pensar sobre el mundo es de creerse mejor que los demás.
Solo podemos aceptar su actitud, pero sin creernos su posición. Si nos infravalora debemos saber que no es porque seamos nosotros peores, sino porque su mente está tan distorsionada sobre los demás y sobre sí misma que no actúa de forma objetiva. Hay que darle poca importancia a su soberbia.
2. No intentes mejorarlo
Las personas arrogantes son complicadas de reajustar socialmente, incluso por acción de la terapia psicológica. Si no se disponen de los conocimientos necesarios ni la experiencia suficiente como para poder cambiar su actitud nociva y tóxica, intentar mejorar a personas prepotentes es simplemente una pérdida de tiempo, energía y paciencia.
Como hemos comentado, suele suceder que las personas arrogantes tienen baja autoestima y carecen de empatía hacia los demás. Tratar de cambiarlos no sirve de nada si no es capaz de detectar él o ella misma su problema.
3. Comunica tus sentimientos a gente mentalmente sana
Una buena forma de evitar perder la cordura es comunicar nuestros sentimientos a otras personas, decirles cómo nos trata la persona arrogante. Esto no va a conseguir que el prepotente en cuestión cambie, pero al menos nos permitirá mantenernos sanos mentalmente.
Diciendo a otros cómo nos sentimos cada vez que nuestro conocido arrogante nos dice comentarios vejatorios y despectivos puede ayudarnos a ver que no tiene razón, que lo que nos dice es simplemente producto de su imagen distorsionada del mundo y de sí mismo. Con un poco de suerte encontraremos el apoyo social suficiente como para que la persona arrogante vaya siendo cada vez más aislada.
4. Establece límites
En la medida que se pueda, es muy buena idea establecer límites con la persona que muestra su arrogancia constantemente. Intenta interactuar lo mínimo posible con ella y si puedes distánciate. Difícilmente podemos cambiarla, pero podemos poner tierra por en medio para evitar que sus perjudiciales comentarios tengan efecto sobre nosotros.
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5. Sé empático
A pesar de que la forma de actuar de las personas arrogantes nos invita a comportarnos de todas las formas posibles y ninguna buena, hay que intentar ser empáticos, mostrar esa virtud de la que los individuos prepotentes carecen.
Las personas no se comportan de forma tóxica con los demás porque sí, tiene que haber una explicación detrás, un trastorno psicológico o un grave problema de autoestima, problemas psicológicos que la persona no ha sabido gestionar.
Esto no justifica su comportamiento, pero sí que determina su forma de ser y teniéndolo en cuenta nos ayudará a comprender que realmente son individuos que el problema lo tienen ellos, no nosotros, y que todo lo malo que nos dicen y hacen son el resultado de que están rotos por dentro.