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Enfoque por competencias: qué es, y características de su modelo educativo


Continuamente surgen nuevos modelos educativos en busca de una mayor eficiencia para transmitir los conocimientos a los alumnos.

Uno de los más recientes es el enfoque por competencias. Con este artículo podremos entender mejor los fundamentos de esta metodología y descubrir así el inmenso potencial que tiene esta técnica, que ya se utiliza en muchas instituciones educativas.

¿Qué es el enfoque por competencias?

El enfoque por competencias o aprendizaje basado en competencias, es una metodología educativa cuyo fundamento es el facilitar que los alumnos adquieran los contenidos de cada materia a través de situaciones prácticas y entornos experimentales. Este sistema, por lo tanto, se contrapone a los modelos clásicos de educación en los que se expone un temario de manera eminentemente teórica y los alumnos han de memorizar los datos para luego ser evaluados.

Se puede apreciar fácilmente, según esta comparativa, que el enfoque por competencias obedece a una metodología mucho más dinámica y participativa por parte del alumnado, siendo una parte activa durante la adquisición de los conocimientos y no meros sujetos pasivos que atienden la lección del profesor, que puede ser más o menos amena, pero bajo una metodología rígida y sin mucha posibilidad de interacción.

Se ha demostrado que estas metodologías tradicionales, basadas únicamente en la capacidad memorística del alumnado, no son un sistema del todo eficaz y no producen un procesado de calidad de esos conocimientos, que a largo plazo pueden verse muy deteriorados. Sin embargo, los métodos que implican la puesta en práctica de los temas que se están impartiendo, como es el caso del enfoque por competencias, favorecen en mayor medida la adquisición y retención del conocimiento.

Por ejemplo, a la hora de evaluar, los métodos tradicionales optan por un examen o prueba con el que valorar cuánto ha aprendido, o en realidad, cuánto ha sido capaz de memorizar, pues en muchos test ni siquiera se necesita razonar acerca de los conceptos estudiados, sino simplemente plasmarlos tal y como aparecen en el libro de texto o cómo los dictó el profesor durante la lección correspondiente.

Por el contrario, con el enfoque por competencias las evaluaciones, las pruebas evaluativas son actividades prácticas en las que el alumno tiene que demostrar, de una manera activa, que ha adquirido dichas capacidades, y lo hace a través de una prueba que implica, irremediablemente, haber conseguido la competencia requerida para ser capaz de superarla satisfactoriamente.

¿Cómo implementarlo en el contexto educativo?

Ya conocemos cuál es el fundamento del enfoque por competencias. Ahora podríamos preguntarnos cómo es posible implementar este modelo, pues las materias educativas son muy variadas y aparentemente no todas encajan en este sistema evaluativo práctico que hemos descrito. La clave para ello está en el concepto de modularización previa de la educación.

¿Qué quiere decir esto? Que todos los contenidos que queramos transmitir al alumnado han de ser, primero, divididos en sus partes más sencillas, para así poder ir transfiriéndolos de una manera progresiva. De esta manera, hasta que el alumno no haya adquirido las competencias más básicas de una materia en concreto, no pasará a las siguientes, que necesitan las anteriores como base para poder ser comprendidas y asimiladas en su totalidad.

Este sistema ofrece una ventaja frente al modelo tradicional, que normalmente supone una cascada de datos en los que no es difícil que se produzca el llamado efecto bola de nieve. Esto ocurre cuando un alumno tiene problemas para comprender un punto muy concreto de la lección y esto supone que no asimile correctamente todo lo que viene después, pues se trata de una cuestión acumulativa. Esto supone frustración y pérdida de interés.

Por el contrario, con el enfoque por competencias, hasta que el alumno no ha demostrado que ha asimilado de una forma correcta el material expuesto, no se va a pasar al siguiente nivel. De esta manera, no se deja a ningún alumno atrás y al mismo tiempo se ofrece un apoyo personalizado a cada uno. Si alguno de ellos experimenta dificultades en un momento dado, sabremos exactamente la competencia que está implicada y podremos ayudarle.

Sistema de evaluación continua

Esto se traslada también a las recuperaciones. En el sistema habitual, si un alumno suspende una materia se ve obligado a prepararla de nuevo al completo para ser evaluado en un examen de recuperación. El enfoque por competencias tiene otra propuesta: si un alumno ha fallado en la prueba respecto a una habilidad o conocimiento concreto, le propondremos una prueba para evaluarse de nuevo en esa parte en concreto.

Regiría, por lo tanto, el sistema de evaluación continua, frente a la evolución única que se estila en una gran cantidad de instituciones académicas. Lo que se evita con esta metodología es que el alumno sea un ente pasivo que únicamente trata de asimilar los conocimientos a última hora, tratando de memorizar un temario completo para ser capaz de superar la prueba propuesta.

Y es que aunque lo consiga, eso no garantiza un aprendizaje de calidad, ni mucho menos. En cambio, si utilizamos el enfoque por competencias y proponemos evaluaciones a cada módulo del conocimiento, estaremos asegurándonos de que los alumnos han interiorizado completamente las cuestiones que les hemos planteado antes de tener que pasar a la siguiente fase, por lo que no corren el riesgo de sufrir el efecto de la bola de nieve por un concepto que no comprendieron bien en un momento determinado.

¿Es una metodología nueva?

Si pensamos en los principios que plantea el enfoque por competencias, nos daremos cuenta que en realidad este estilo de enseñanza no es algo nuevo, pues es la metodología habitualmente empleada para facilitar el aprendizaje de habilidades o técnicas, como pueden ser el tocar un instrumento, el practicar un deporte o un arte marcial, los diferentes estilos de baile, para aprender a manejar un programa o una máquina o incluso para aprender a conducir.

Por lo tanto, no es que lo que propone el enfoque por competencias sea una idea revolucionaria, pero sí es una gran oportunidad para aprovechar una metodología que se ha demostrado útil para la enseñanza de técnicas y trasladarlo hacia las instituciones educativas de educación reglada. De hecho, en los últimos años ya se viene haciendo en muchas de ellas.

Por ejemplo, el concepto de evaluación continua es habitual en las escuelas. Aunque aún se mantenga la figura de los exámenes finales, sí es cierto que a lo largo del curso es frecuente realizar pruebas parciales que a veces incluso liberan al alumno de tener que volver a estudiar los temas incluidos, en el caso de superar el examen. En otros casos, también se realizan dichos controles parciales pero se mantiene la prueba final, con el temario completo.

Incluso en el ámbito universitario, que tradicionalmente ha sido el más rígido en este aspecto y se recurría a pruebas estandarizadas a final de semestre para evaluar de una manera rápida a una gran cantidad de alumnos, se ha logrado modificar el sistema gracias a la implantación del llamado Plan Bolonia, una estandarización a nivel europeo que se terminó de instaurar en el año 2012.

Uno de los pilares del Plan Bolonia es, precisamente, el sistema de evaluación continua que propone, muy en línea con el planteamiento del enfoque por competencias. No solo eso, sino que también le da una gran importancia a la enseñanza práctica, por lo que supuso un cambio frente a las clásicas clases magistrales, donde el alumno permanecía pasivo, como ya hemos mencionado.

De esta manera, siguen dándose enseñanzas teóricas, pero cada vez más apoyadas en un aprendizaje práctico, donde cada alumno debe demostrar que es capaz de llevar a cabo aquello que el profesor le ha explicado en el aula previamente. Igualmente, si tiene dificultades para superar alguna práctica, el docente le dará las pautas que necesita para lograrlo, por lo que no debería quedarse atascado en el proceso.

Críticas al enfoque por competencias

A pesar de todas las ventajas que aparentemente plantea el enfoque por competencias, algunos autores no están del todo de acuerdo con que realmente sea una metodología tan útil e innovadora. Es el caso, por ejemplo, de Ángel Díaz, que plantea la duda de si en realidad el aprendizaje por competencias no es más que una ilusión de cambio. Para empezar, afirma que el propio término de “competencias” genera dudas, pues no hay una clasificación estandarizada de las mismas.

También le surgen dudas en cuanto a la capacidad del sistema escolar para adoptar completamente una metodología tan práctica cuando muchos de los contenidos son teóricos y requieren de un método más tradicional en ese aspecto. Por lo tanto es complicado crear un diseño curricular basado en esa serie de competencias, que ni siquiera está del todo claro cuáles son, más allá de conceptos muy generales.

No obstante, sí reconoce las ventajas en algunos aspectos y el potencial del enfoque por competencias, si se encuentra un método satisfactorio de incorporarlo al sistema educativo.

Referencias bibliográficas:

  • Díaz, Á. (2006). El enfoque de competencias en la educación:¿ Una alternativa o un disfraz de cambio?. Perfiles educativos.
  • Perrenoud, P. (2009). Enfoque por competencias¿ una respuesta al fracaso escolar? Pedagogía social. Revista interuniversitaria.
  • Rodríguez, R.L., García, M.M. (2007). Compendio de estrategias bajo el enfoque por competencias. Instituto Tecnológico de Sonora.
  • Rueda, M. (2009). La evaluación del desempeño docente: consideraciones desde el enfoque por competencias. Revista electrónica de investigación educativa.