Antropocentrismo: qué es, características y desarrollo histórico
Durante la Edad Media imperaba una doctrina conocida como teocentrismo, que estableció que todo el universo había sido creado por una deidad, pero esta perspectiva fue siendo relegada a un segundo plano por aquellos que seguían una doctrina que había emergido al inicio de la Edad Moderna, el antropocentrismo.
El antropocentrismo es una doctrina filosófica que dota de especial protagonismo al ser humano, ubicándolo en el centro del universo, de forma que todo lo demás queda supeditado a las necesidades y los intereses de la humanidad.
A continuación veremos qué es el antropocentrismo y cuáles son sus características fundamentales.
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¿Qué es el antropocentrismo?
El antropocentrismo consiste en una doctrina filosófica que ubica a los seres humanos en el punto central del interés por la realidad y, por ello, tiene una concepción ética y moral que siempre pone los intereses de las personas sobre cualquier otro asunto.
En ese sentido los demás seres vivos quedan subordinados a las necesidades, beneficios y el bienestar del ser humano. Asimismo, el antropocentrismo ubica a los seres humanos como el punto de referencia y la medida de todas las cosas en el ámbito de la epistemología.
A esta corriente filosófica se le atribuye una gran proliferación de las universidades con el fin de poder enseñar su pensamiento desde un modelo intelectual humanista y, de esta manera, expandirlo.
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Las principales características del antropocentrismo
En el presente apartado se explicarán brevemente algunas de las principales características del antropocentrismo como doctrina.
1. Razón frente a la fe
Desde la visión del antropocentrismo, la racionalidad cobra especial protagonismo, siendo aplicada en el estudio de toda clase de materias. Desde la razón se tiene el objetivo de comprender el mundo a través de una perspectiva analítica fundamentada en la observación y en los estudios al respecto.
Esta perspectiva antropocéntrica, fundamentada en la razón, se opuso a los planteamientos teológicos del teocentrismo.
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2. Gran importancia de la ciencia
Desde la visión antropocentrista cobra especial valor la ciencia, de forma que emergieron distintas ramas científicas como la biología, la física, la anatomía, la astronomía, etc.
Además, el aumento del número de universidades permitió la expansión del conocimiento transmitido en las diferentes ramas científicas.
3. Ubicación del ser humano en el centro del universo
Como se mencionó con anterioridad, bajo el prisma del antropocentrismo, el ser humano se coloca en el centro universal, dejando a un lado las ideas del teocentrismo que ubicaban en ese puesto a un Dios.
Por tanto, desde la visión del antropocentrismo el ser humano es concebido con la capacidad de transformar y dominar la naturaleza, de manera que se tiene una confianza ciega en todo aquello que sea fruto de la invención humana.
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4. Gran interés por el conocimiento y el descubrimiento
Como podemos ver, en esta época se encontraba en auge ese deseo por conocer más sobre el mundo desde diferentes perspectivas. Por ello, la ciencia recobra una gran importancia, proliferan las universidades y emerge el afán por descubrir nuevos territorios, lo cual supuso un impulso para las relaciones comerciales y la economía.
5. Rechazo hacia las creencias relacionadas con lo divino o sobrenatural
Desde la doctrina antropocentrista hay un rechazo hacia todo aquello que no pueda ser estudiado y contrastado empíricamente, por lo que se deja a un lado todo aquello que pertenezca a un planteamiento teológico.
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6. Importancia al prestigio social
En el antropocentrismo se da mucha relevancia al poder, la fama y la riqueza, que en conjunto dan un prestigio social a la persona que los posea por encima de aquellos que se encuentran en un rango social inferior.
7. Movimiento del clasicismo
Con el antropocentrismo y el humanismo se retoma la tradición grecorromana de la mano de filósofos de la Antigua Grecia como Platón, Aristóteles, y literatos clásicos como Tácito, Ovidio, Virgilio y Homero, entre otros.
Esta riqueza de autores clásicos llevó a un relativismo epistemológico, de manera que ya no se consideraba que había un conocimiento único y universal, sino que ahora se tenían en consideración diversas corrientes del pensamiento y el conocimiento.
El retorno del clasicismo grecorromano también tuvo una gran repercusión en el arte, donde fue sustituida la temática de la religión católica por la grecolatina, siendo un claro ejemplo de ello, la pintura de la Venus realizada por Sandro Botticelli, que se conoce como “El nacimiento de Venus”.
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8. Impulso del arte
Durante la época en que emergió el antropocentrismo también hubo una explosión artística sustentada en el mecenazgo por parte de familias y personas con gran poder y riqueza que se interesaron por coleccionar obras de arte, como es el caso de la familia Médici en Florencia o Ludovico Sforza, quien es conocido por ser el mecenas de Leonardo da Vinci.
9. Diferente modo de ver la vida
El antropocentrismo tiene una manera distinta de ver la vida que el teocentrismo. El antropocentrismo concibe la vida terrenal como un sitio de paso en el que se debe aprovechar cada oportunidad e intentar disfrutar de cada momento en la medida de lo posible.
10. Relación con el humanismo
Este movimiento intelectual y la doctrina del antropocentrismo están fundamentados en una serie de premisas comunes, como por ejemplo, considerar al ser humano como el centro del universo, de manera que sus acciones le permiten dominar la naturaleza y construir su propio destino. El hombre es considerado el dueño de su propio destino al poseer unas cualidades fundamentales para ello, que son las siguientes: razón, libertad y voluntad.
Otros aspectos comunes son que el humanismo y el antropocentrismo retoman el clasicismo de las antiguas civilizaciones de Grecia y Roma.
Por todo ello y más aspectos que tienen en común, se podría decir que el humanismo y el antropocentrismo van de la mano.
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Breve historia de su desarrollo
Lo que se conoce como antropocentrismo tiene su origen a principios de la Edad Moderna (s. XVI). El paso de la Edad Media hacia la Edad Moderna también supuso un cambio de perspectiva doctrinal, siendo imperante en la Edad Media la del teocentrismo, que tenía un prisma filosófico que considera a una deidad como el centro de todo el universo; en cambio, el surgimiento del antropocentrismo conlleva un cambio de poder hacia el ser humano.
Este cambio de perspectiva doctrinal, propiciado por el surgimiento del antropocentrismo, repercutió a distintos niveles: moral, ético, filosófico, social y judicial.
También es importante destacar que, a pesar que el ser humano era considerado como el centro del universo, no se dejó completamente de lado a la religión, siendo prueba de ello que sigue sin estar abandonada en nuestros días.
1. Renacimiento
La época del Renacimiento marcó la finalización de la Edad Media y el inicio de la Edad Moderna. Es un movimiento cultural surgido en Italia en el siglo XV que influyó en diversas modalidades artísticas como la arquitectura, la pintura y la escultura, y cuyo nombre viene dado por haber retomado el estilo grecorromano en las obras pertenecientes a la época en la que transcurrió este movimiento.
Al seguir una temática grecorromana clásica, los artistas pusieron especial cuidado en las proporciones de las figuras representadas y dieron un especial protagonismo a la representación del cuerpo humano, por lo que se seguía una visión antropocentrista.
2. Humanismo
Se trata de un movimiento intelectual que surgió en Italia durante el siglo XIV, siendo desarrollado en distintas disciplinas (filosofía, teología, literatura e historia), y que además se encuentra ligado al movimiento cultural del Renacimiento y a la doctrina del antropocentrismo.
La fuerza que había cobrado el antropocentrismo en aquella época, al rescatar la tradición grecorromana, llevaba consigo el hecho de centrarse primordialmente en estudiar al ser humano.
Críticas al antropocentrismo
El antropocentrismo no ha estado libre de críticas, siendo la principal, el hecho de considerar que todo lo que hay en la tierra se encuentra en una escalón de la jerarquía inferior a aquél en el que está el ser humano, de manera que la naturaleza y los demás seres vivos deben estar a su disposición.
Por el contrario, quienes se oponen a la principal idea del antropocentrismo, respecto a que el ser humano es el centro del universo, es porque consideran que los seres humanos no deberían estar considerados por encima de los demás seres, defendiendo que todos los seres vivos deberían tener una igualdad de derechos.
Hay otros movimientos que tampoco están de acuerdo en el hecho de que el ser humano pueda echar mano de recursos del medio ambiente a su antojo para sacar algún beneficio propio, considerando que está en pleno derecho de hacerlo.
Es por ello que en los años 70 del siglo pasado surgió un movimiento conocido como biocentrismo, que considera que todos los seres vivos merecen tener un respeto moral, sin ser considerado ningún ser vivo por encima de otro, considerando como valor primordial el derecho a la vida de todos los seres.
Con todo ello, cabe destacar que no todo debería ser blanco o negro, sino que también hay términos intermedios en los que los distintos movimientos tienen aspectos comunes, por los que todos ellos han aportado muchos valores y conocimientos útiles que perduran hasta nuestros días y, por ello, han facilitado que tengamos una incalculable riqueza cultural, científica y de biodiversidad.