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Las 7 principales diferencias entre depresión, ciclotimia y distimia


Pese a pertenecer a la misma categoría de trastornos del estado de ánimo, tanto la depresión como la ciclotimia y la distimia muestran características distintivas que dan lugar a distintos diagnósticos.

Debemos tener en cuenta todas estas diferencias para no confundir estas psicopatologías y poder usar las medidas adecuadas a la hora de superar el trastorno a partir de un diagnóstico y tratamiento adecuado (ofrecidos siempre por profesionales de la salud mental).

En este artículo te presentamos las principales diferencias que hay entre depresión, ciclotimia y distimia, de modo que conozcas sus características distintivas de una manera aproximada.

¿En qué consisten estos trastornos mentales?

Antes de pasar nombrar las principales diferencias entre los términos, veamos como se define cada uno.

Por depresión se entiende un trastorno mental que se caracteriza por presentar como síntomas principales una tristeza patológica, decaimiento del estado anímico, baja autoestima, anhedonia o pérdida de la sensación de placer y disminución de la agilidad mental. En muchos casos, además, la depresión da lugar a una ideación suicida persistente.

La definición de distimia o trastorno depresivo persistente es relativamente poco precisa, ya que se entiende como una depresión leve, pero con una duración de la afectación más larga. Eso sí, también supone un peligro significativo para la integridad física de la persona, dado que da lugar a conductas autodestructivas mediante hábitos poco saludables y hace que aumente el riesgo de desarrollar otras psicopatologías.

Por último, la ciclotimia se define como una labilidad, variación del estado de ánimo de un extremo al otro, es decir, de estado triste a estado relativamente eufórico.

Principales diferencias entre depresión, ciclotimia y distimia

Pese a clasificarse los tres trastornos mentales dentro de las afectaciones del estado de ánimo, las características que definen los tres términos son diferentes y darán lugar a patrones distintos de la presentación de la alteración afectiva.

1. Grupo de trastornos al que pertenecen

Como ya hemos apuntado, las tres patologías se clasifican dentro de los trastornos del estado de ánimo. Dentro de esta clasificación aparecen dos grupos: los trastornos depresivos y los trastornos bipolares. Pues bien, en referencia a la depresión mayor y distimia, estas dos afecciones se consideran que forman parte de los trastornos depresivos.

En cambio, la ciclotimia se define como un tipo de trastorno bipolar con características cuantitativa y cualitativamente diferentes al resto de variantes, pero que a pesar de ello se engloba en este cuadro clínico.

2. Síntomas principales de cada trastorno

El trastorno depresivo mayor presenta como síntomas característicos: estado de ánimo depresivo la mayor parte del día (tristeza patológica), disminución del interés o de la capacidad para experimentar placer (anhedonia), pérdida o aumento del apetito o del peso (un cambio de más del 5% en un mes), insomnio (dificultad para dormir) o hipersomnia (aumento de la somnolencia), agitación o enlentecimiento psicomotor, fatiga o sensación de pérdida de energía, sentimiento de inutilidad y de culpa, disminución de la capacidad para pensar a concentrarse o pensamientos repetitivos de muerte o ideas suicidas. De todos estos síntomas, mínimo se tiene que cumplir cinco y uno de ellos debe ser el número 1 o 2.

La distimia muestra, como síntoma principal y que debe estar presente, un estado de ánimo triste la mayor parte del día, la mayoría de días. Aparte del criterio anterior se tiene que mostrar dos o más de los siguientes síntomas: pérdida o aumento del apetito, insomnio o hipersomnia, falta de energía o fatiga, baja autoestima, dificultad para concentrarse y tomar decisiones o sentimientos de desesperanza.

Por último, en la ciclotimia deben estar presentes síntomas depresivos y síntomas hipomaníacos sin que se llegue a cumplir criterios para hacer un diagnóstico de episodio depresivo o hipomaníaco. De este último, la hipomanía se caracteriza por presentar un estado de ánimo anormal y elevado o expandido y una energía o actividad intencional anormal aumentada, junto con tres o más de los siguientes síntomas: autoestima exagerada y sentimientos de grandiosidad, disminución de la necesidad de dormir (solo necesita tres horas), verborrea y muy hablador, fuga de ideas o pensamiento acelerado, se distrae con facilidad, aumento de la actividad o la agitación psicomotora y alta implicación en actividades placenteras con consecuencias graves.

Distinguir entre depresión, ciclotimia y distimia

3. Duración mínima de cada trastorno

Aparte de mostrar distintos síntomas, también son necesarias diferentes duraciones para poder diagnosticar cada trastorno. Así, para la depresión se deben presentar cinco de los síntomas antes mencionados durante mínimo dos semanas consecutivas. En cambio, tanto en el caso de la distimia como de la ciclotimia la temporalidad requerida será mayor, ya que en los dos casos son trastornos de mayor persistencia y cronicidad.

Para diagnosticar un trastorno distímico o trastorno depresivo persistente, que es el nombre que se le asigna en la edición 5 del Manual Diagnóstico de la Asociación de Psiquiatría Americana (DSM 5), el estado de ánimo triste la mayoría de días debe estar presente mínimo dos años (un año si el paciente es menor de edad). También se tiene que cumplir que durante este periodo de tiempo no puede estar más de dos meses seguidos sin presentar los criterios A y B que se refieren al estado de ánimo triste persistente y a los dos o más síntomas complementarios que debe mostrar.

Con referencia a la distimia, puede que durante el periodo de la enfermedad aparezca un episodio de depresión mayor, de este modo diagnosticamos la distimia y especificaremos si el episodio depresivo está presente actualmente o no.

Como hemos dicho, la ciclotimia también es una alteración persistente, pero en este caso de tipo bipolar, será necesario que los síntomas estén presentes como mínimo dos años, pudiendo ser solo uno si el sujeto es un niño o un adolescente. Asimismo durante este intervalo de tiempo de dos años los síntomas se han mostrado como mínimo la mitad del tiempo y el individuo no ha estado más de dos meses sin tener síntomas.

4. Edad de aparición de cada trastorno

La edad típica de la primera aparición del trastorno también es distinta. En lo referente al trastorno depresivo mayor, el rango de edad donde con mayor posibilidad puede aparecer la afectación es de los 18 a los 29 años. En cambio, las otras dos patologías suelen aparecer antes, en el caso de la distimia es común que el inicio se dé en la infancia (6-11 años) o adolescencia (12-28) y la ciclotimia durante la adolescencia.

5. Sexo en el que es más prevalente cada trastorno

Por norma general, los trastornos del estado de ánimo son más prevalentes en las mujeres, pero en el caso de las afectaciones bipolares, la prevalencia entre sexo se iguala. De este modo, tanto en la depresión como en la distimia habrá más porcentaje de mujeres afectadas, en la depresión con una proporción de 1,5 a 3 mayor en mujeres con respecto a los hombres, y en distimia con una proporción del doble en población femenina.

Por el otro lado, la ciclotimia al relacionarse con la bipolaridad, la proporción de hombres y mujeres afectados en la población general se iguala, sí que es verdad que si nos fijamos en la población clínica, es decir, los sujetos que acuden a consulta y han sido diagnosticados observamos mayor proporción de mujeres.

6. Prevalencia de cada trastorno

De los tres trastornos el más prevalente con diferencia es el trastorno depresivo mayor, el DSM-5 marca una prevalencia anual del 7%; este porcentaje puede variar según sexo o lugar, ya que por ejemplo en las poblaciones rurales esta prevalencia disminuye.

En lo referente a la distimia, el porcentaje del trastorno anual es de 0,5, aunque en edad infantil la prevalencia de esta afectación es mayor que la presentada en la depresión mayor, ya que de media el trastorno depresivo muestra un 2%; en cambio, la distimia llega a 6,4%.

Finalmente, la ciclotimia muestra una prevalencia vital, que hace referencia al porcentaje de sujetos que han presentado la enfermedad en algún momento de su vida, de 0,4-1%.

7. Tratamientos recomendados

En referencia al tratamiento, observamos que el modo de intervención tanto en el trastorno depresivo mayor como la distimia es similar, pudiéndose realizar tratamiento farmacológico y psicoterapéutico.

En el caso del tratamiento farmacológico se han probado diferentes medicamentos como los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAOS) que actúan principalmente aumentado la serotonina, la noradrenalina y la tiramina; los tricíclicos que aumentan la noradrenalina, la serotonina y la dopamina y los inhibidores de la recaptación de serotonina que aumenta la concentración de este neurotransmisor, estos últimos son los más utilizados, ya que muestran menos efectos secundarios.

Pero se ha comprobado que el tratamiento farmacológico por sí solo no es suficiente. Para una mayor eficacia se necesita complementarlo con tratamiento psicológico. El más probado y el que mejores resultados ha obtenido es el tratamiento cognitivo-conductual, donde se utilizan técnicas tanto conductuales, (por ejemplo, la planificación de actividades agradables y activadoras para aportar fuentes de motivación y estímulos), como cognitivas (donde se trabaja por ejemplo la reestructuración cognitiva con el propósito de mejorar las creencias disfuncionales del paciente).

En cambio, los fármacos usados para tratar la ciclotimia serán más parecidos a los probados con el trastorno bipolar, pero en dosis más bajas. Por ejemplo, se puede recetar estabilizadores del estado de ánimo, como la carbamazepina o el litio. En cuanto al tratamiento terapéutico también se usa el tratamiento cognitivo-conductual, aunque se pone énfasis otro tratamiento que se centra en el ámbito interpersonal y el ritmo social, ya que en los pacientes con esta psicopatología es muy importante mantener estable la rutina de sueño, de comida y los horarios de actividad para que la persona no se desestabilice.