Problemas de pareja: qué los origina, y cómo se tratan en psicología
Los problemas de pareja son la principal fuente de malestar de muchas personas alrededor del mundo, y por eso los psicólogos acostumbramos a tratar con esta clase de crisis con frecuencia.
Esto es así porque resulta común experimentar dificultades en los vínculos amorosos: a los problemas da la vida privada que afectan al modo con el que nos relacionamos con el ser querido, se le suman los contratiempos que surgen dentro de la propia relación.
En este artículo veremos qué aspectos de nuestras vidas influyen en la manera en la que vivimos problemas de pareja, y qué se puede hacer desde la intervención psicológica para ponerles solución.
- Artículo relacionado: "12 consejos para gestionar mejor las discusiones de pareja"
¿Cómo surgen los problemas de pareja? Principales factores
Existe una infinidad de motivos por los que pueden aparecer los problemas de pareja, dado que cada persona es única. Sin embargo, en general es posible identificar una serie de factores que influyen especialmente en las probabilidades de experimentar esta clase de conflictos. Son los siguientes.
1. El estilo de personalidad
En términos generales, no es cierto que el hecho de tener personalidades muy diferentes sea algo beneficioso para la pareja. De hecho, si este factor tiene un impacto en la salud de la relación, este es negativo (por lo menos, estadísticamente). Es más fácil llegar a un punto en el que hay incompatibilidad de prioridades y de motivaciones si ambos miembros de la relación son demasiado distintos.
Además, independientemente del grado de similitud entre las dos personas, quienes adoptan un patrón de comportamiento que se corresponde con una personalidad de fuerte neuroticismo, también acostumbran a experimentar más problemas en sus relaciones de pareja y de matrimonio. Esto no significa que estén predestinadas a fracasar en su vida amorosa o que no puedan aprender a regular sus acciones para poder estar con alguien, por supuesto. Simplemente, que por norma general lo tienen un poco más difícil.
2. Los valores y las creencias
Hablar de valores y creencias puede parecer muy abstracto, pero realmente tienen un efecto en la salud de las relaciones de pareja. Ver cómo la persona a la que amamos se comporta de una manera que choca con nuestro sistema de valores, a la larga, puede generar resentimientos, reproches y discusiones, sobre todo si esos valores tienen que ver con la relación amorosa de un modo muy directo.
3. Falta de tiempo juntos
No hay que olvidar que el amor no aparece en la nada: necesita estar alimentado constantemente por tiempo que se pasa en compañía del novio, novia, esposo o esposa.
Esto a veces es complicado, sobre todo si existen problemas de conciliación familiar por culpa de las malas condiciones de trabajo. Sin embargo, en otras ocasiones lo que falla es la cantidad, sino la calidad del tiempo que se pasa bajo el mismo techo. El aburrimiento y la monotonía pueden hacer que la única clase de interacción significativa entre los miembros de una relación sean las discusiones.
- Quizás te interese: "Integración familiar: qué es y por qué es necesaria"
4. Problemas de comunicación
Los fallos a la hora de comunicarse también son uno de los motivos habituales de problemas en la pareja. Estos causan malentendidos y momentos de ambigüedad que a la larga terminan derivando en frustración y en irritabilidad, e incluso en graves errores de coordinación.
5. Dificultades sexuales
Muchos problemas en la vida íntima y sexual tienen un origen psicológico. Por ejemplo, resulta muy habitual que la inseguridad cause no solo insatisfacción en este aspecto de la vida, sino incluso problemas de autoestima y tabús.
6. Infidelidad
La infidelidad es otro de los problemas habituales por los que las parejas acuden a la consulta del psicólogo. Por eso, en muchas ocasiones, lo que hacemos los profesionales de la psicología es indagar en el pasado de la relación, para ver si se han dado episodios de infidelidad y pueden existir viejos rencores, algo que no siempre es comunicado de manera directa durante las primeras fases de la intervención psicológica.
7. Celos
Otro de los factores problemáticos que más vemos en las sesiones de psicología con pacientes son los conflictos por un exceso de celos. La inseguridad y la sensación de que el noviazgo o el matrimonio pueden romperse en cualquier momento por la intromisión de una tercera persona pueden llegar a causar muchas angustia tanto en quien vive los celos en carne propia, como en el otro miembro de la pareja, que se siente controlado.
8. Ansiedad
La ansiedad y el estrés no tienen por qué estar originados en lo que ocurre al relacionarse con la persona a la que se quiere (de hecho, suelen tener que ver con lo que pasa en el trabajo, o con problemas de salud), pero está claro que afecta al desarrollo emocional de la pareja. Por eso, es uno de los aspectos a los que los psicólogos concedemos más importancia en consulta.
¿Cómo trabaja un psicólogo para ayudar a las parejas en crisis?
Ya hemos visto los tipos de origen más comunes de los problemas de pareja; ahora, veamos cómo trabajamos desde la psicología para poner solución a estos casos. La buena noticia es que las probabilidades de obtener mejoras significativas en el grado de solidez y satisfacción son altas, de alrededor del 80% de los casos.
Los profesionales de la psicología trabajamos tanto con cada miembro de la relación de manera individual, como con la pareja en su conjunto globalmente, para detectar contextos y situaciones que están manteniendo y alimentando la crisis de pareja.
Luego, a partir de esta información, intervenimos tanto sobre las ideas y las creencias de los pacientes, como sobre sus hábitos, para que sean capaces de interpretar lo que les ocurre de una manera más constructiva y a la vez tengan maneras de abrazar maneras más sanas de relacionarse. Todo esto, habiendo identificado los estilos de personalidad de cada paciente, los objetivos y motivaciones de cada uno, sus patrones de comportamiento problemáticos o potencialmente beneficiosos, etc.
En definitiva, dar solución a los problemas de pareja pasa por interiorizar nuevos hábitos tanto a nivel cognitivo (ideas y creencias) como conductual (maneras de interactuar con el entorno y con los demás); de esta manera, ambas dimensiones de lo psicológico se refuerzan entre sí en uno mismo y en la persona a la que queremos, y el paso de una crisis amorosa a una nueva fase de descubrimiento mutuo es posible.