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4 claves para afrontar el síndrome post-vacacional


El síndrome post-vacacional es una de las formas de malestar que más se hacen notar hacia el final de las temporadas de vacaciones, y si bien hay muchas personas que no llegan a experimentarlo, en otros casos sí interfiere en la calidad de vida de quienes vuelven a la rutina, al menos durante un periodo que dura días o un par de semanas.

Pero… ¿qué podemos hacer para mitigar ese tipo de molestias de tipo psicológico? En este artículo encontrarás algunos consejos y estrategias para gestionar del mejor modo el síndrome post-vacacional. Pero antes, examinemos en qué consiste este fenómeno.

¿Qué es el síndrome post-vacacional?

El término “síndrome post-vacacional” es utilizado para referirnos a una amplia variedad de alteraciones psicológicas de tipo no patológico que, sin embargo, generan malestar durante varios días o incluso unas pocas semanas.

En la mayoría de las ocasiones, el síndrome post-vacacional incluye elementos como un repunte del estrés y la ansiedad, que llegan a niveles que no habrían sido alcanzados simplemente a causa de la rutina diaria asociada al trabajo de lunes a viernes.

También suele implicar otras formas de malestar emocional, como una tendencia a la rumiación psicológica (que es esa predisposición a darle vuelta una y otra vez al mismo tipo de pensamientos o de recuerdos) vinculada a la nostalgia por esas vacaciones que ya han terminado, o incluso un sentimiento de culpa por, supuestamente, no haber aprovechado lo suficiente esos días de tiempo de ocio.

¿Cuáles son las causas de esta experiencia?

Tal y como ocurre en cualquier fenómeno psicológico (generador o no de sensaciones desagradables), el síndrome post-vacacional no tiene una sola causa, sino que tiene muchas, y estas involucran tanto variables biológicas y de predisposiciones genéticas, como contextuales y comportamentales.

Sin embargo, en este caso, cobran especial importancia las vivencias que tienen que ver con esa transición entre las vacaciones y la vuelta a la rutina.

Es decir, que la mayor parte de los mecanismos psicológicos tras el síndrome post-vacacional tienen que ver con los problemas para adaptarse rápidamente a una “nueva” manera de vivir la vida, que tiene que ver con volver a asumir muchas más responsabilidades, no poder visitar entornos completamente nuevos con la misma libertad que antes, y tener un horario mucho más restrictivo.

Todos estos cambios hacen que las expectativas, los patrones de conducta e incluso los biorritmos deban ser reajustados, algo que no siempre es fácil teniendo en cuenta que el contexto laboral marca los ritmos.

Causas del sínrome post-vacacional

4 ideas clave para gestionar el síndrome post-vacacional

Estos son algunos consejos psicológicos que te pueden ayudar ante el síndrome post-vacacional.

1. Empieza adaptando tus horarios de sueño

Ajustar tu horario de sueño es uno de los aspectos más importantes y prioritarios para mantener a raya el síndrome post-vacacional, porque muchas de las molestias asociadas a este derivan de un desajuste de los biorritmos. Fíjate tanto una hora a la que te irás a la cama y apagarás la luz, como una hora en la que te prepararás para irte a la cama.

2. Asegúrate de mantener momentos de ocio aunque vuelvas al trabajo.

Que vuelvas a la rutina de trabajo no significa que esta tenga que ocupar todas tus horas del día que no dedicas a dormir.

Recuerda la ley de Parkinson, según la cual el trabajo tiende a expandirse hasta ocupar todo el tiempo disponible, y no permitas que a fuerza de ir dejando para más tarde la finalización de tus tareas pendientes el trabajo se “trague” toda tu jornada. De este modo podrás garantizarte un rato para dedicar a tus aficiones e intereses personales, algunos de los cuales quizás hayas descubierto durante las vacaciones.

3. Practica técnicas de relajación

Existen varias técnicas de relajación lo suficientemente sencillas como para que las puedas aprender por tu cuenta, y puede beneficiarte de sus beneficios en muchas situaciones, incluidas las del contexto laboral. Cuando notes que una situación te sobrepasa, puedes dedicar una pequeña pausa de cinco minutos a ir a un lugar que te ofrezca una cierta calma y realizar, por ejemplo, ejercicios de respiración diafragmática.

4. Practica Mindfulness

El Mindfulness permite vivir el momento presente con más serenidad, equilibrio mental y emocional y comprende tanto prácticas de meditación como sencillos ejercicios que ayudan a superar la rumiación psicológica y a afrontar los retos del día a día con mayor conexión y resiliencia.

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