Cómo distinguir entre un duelo normal y un duelo complicado
El duelo es un proceso normal por el que se suele pasar después de una pérdida, como por ejemplo la muerte de un ser querido. Esta experiencia de gestión de las emociones es necesaria para que el sujeto pueda superar y adaptarse a la nueva vida sin el fallecido.
El problema ocurre cuando la evolución de este duelo no es adecuada y termina por dar lugar a un círculo vicioso de malestar que genera aún más dolor emocional; en casos así surge lo que se conoce como duelo complicado o patológico, donde observaremos síntomas similares pero más intensos, de mayor gravedad y con una mayor duración. Es decir, que se verá desgastado el funcionamiento y la calidad de vida del sujeto, no pudiendo realizar las actividades que antes hacía.
En este artículo explicaré las características principales, fases y etapas del duelo normal y del duelo complicado para que sea más fácil comprender sus diferencias y qué variables se presentan como predictores de un desarrollo patológico del proceso de duelo.
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¿Cómo es el duelo normal?
El duelo “a secas” es un proceso normal que puede aparecer cuando se da una pérdida generadora de un fuerte impacto psicológico, ya sea la muerte de un ser querido, la ruptura de una relación, la pérdida de trabajo o la pérdida de una parte del cuerpo a causa de una enfermedad, entre otras experiencias similares.
Así pues se inicia un periodo de adaptación donde el sujeto puede mostrar síntomas emocionales, físicos, cognitivos, relacionales, y comportamentales en general: se encuentra en una etapa de transición entre un momento de la vida en la que daba por hecho que podía disponer de una persona, mascota u objeto importante, y otra en la que ya no tiene acceso a ello. Debe adaptarse a una vida sin aquello hacia lo que desarrolló un vínculo afectivo.
De este modo, el duelo no es siempre un proceso patológico; todo lo contrario, en la mayoría de los casos es necesario para que el individuo pueda superar la pérdida y adaptarse a la nueva vida. El sujeto deberá pasar por distintas etapas para poder sobrellevar la pérdida y poder continuar con su vida.
La evolución del duelo puede ser distinta para cada persona, pero se ha observado que en el caso de la muerte de un ser querido, normalmente aparecen varias fases características: Primero está la fase inicial en la que se produce un shock ante la noticia del fallecimiento o pérdida, en este caso puede haber descontrol emocional o todo lo contrario bloqueo; luego llega una fase de dolor intenso o pérdida (en este punto el sujeto es más consciente de la pérdida, hecho que supone un aumento de dolor, puede reaccionar evitando todo estímulo que le recuerde al fallecido) y la fase de resolución (esta fase supone la adaptación y aceptación de la pérdida).
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Etapas del duelo normal
Hay diferentes autores que han planteado distintas etapas por las que pasan los sujetos ante la pérdida. Estas etapas pueden tener duraciones diferentes según el individuo y también pueden presentar orden distinto, volviendo para atrás a etapas anteriores, para después poder avanzar.
Una autora muy conocida en este tema es Elisabeth Kübler-Ross, quien propuso 5 etapas en el proceso de duelo. Por estas etapas pueden pasar tanto familiares como el propio sujeto que ve próxima su muerte. Son las siguientes.
- Negación: en un primer momento ante una noticia negativa tendemos a negar tal información para defendernos.
- Ira: en este punto el individuo se siente enfadado con la vida por tal acontecimiento.
- Negociación: se intenta cualquier modo de evitar la muerte, de conseguir más tiempo.
- Depresión: en esta etapa las personas empiezan a ver la muerte como algo inminente e inevitable.
- Aceptación: supone la última fase para poder superar de forma adecuada la muerte o el duelo.
Síntomas característicos del duelo normal
Aparecen una serie de síntomas que son normales en el proceso de duelo y que ayudan a que el sujeto pueda hacer frente a la pérdida, adaptándose a ella y superándola.
En un primer momento observamos agitación, o todo lo contrario, el embotamiento afectivo. Se empieza a aceptar la muerte y surgen la pena y el dolor, y pasadas unas semanas pueden aparecer síntomas depresivos, ansiedad e irritabilidad. Por último quedará la sensación de plenitud, en la que la persona es capaz de rememorar el pasado sin sentirse muy mal.
Por otro lado, es típico que en las primeras fases los síntomas sean más físicos, para posteriormente predominar más los psicológicos.
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La distinción entre duelo normal y duelo complicado
Una vez conocemos las características y síntomas del duelo normal, en el caso del complicado estos no suelen ser cualitativamente diferentes, aunque sí que cambia la temporalidad e intensidad de estos. Es decir, en el duelo patológico observaremos que estos síntomas duran más tiempo y en vez de ir mejorando estos se mantienen o incluso empeoran, aumentando su impacto emocional.
De este modo, los rasgos característicos del duelo patológico son los siguientes: sentimiento de tristeza profunda y pensamiento permanente acerca de la pérdida, dificultad de la concentración en los distintos ámbitos de su vida, atención extrema centrada en el recuerdo del fallecido, deseo y añoranza extremas, dificultades para aceptar la muerte, aislamiento social y sentimiento de alienación, resentimiento por la pérdida, sentimiento de que la vida no tiene sentido, disminución de la confianza en uno mismo y dificultad para disfrutar de la vida.
Otras conductas que podemos observar en el duelo complicado son: dificultad para realizar las actividades de la vida cotidiana, sentimiento de culpa, y en los casos más extremos, ideación suicida (deseo de morir, muchas veces mediado por la creencia religiosa de poder quitarse la vida y así reunirse con la otra persona).
Cómo ya hemos visto, un criterio importante en la distinción entre los dos tipos de duelo se relaciona con el tiempo del proceso. Es a partir de los 12 meses cuando podemos considerar que un duelo es complicado, aunque no es la única variable que el terapeuta tendrá en cuenta; tiene que valorar otras características del sujeto, puesto que como hemos dicho un duelo normal también puede presentar distintos tiempos de duración sin ser este hecho patológico. Por tanto, será importante el criterio clínico para hacer diagnóstico de duelo complejo persistente, teniendo muy en cuenta el modo en el que la persona experimenta el malestar.
Otro factor que ayuda a distinguir entre los dos procesos es cómo se da el inicio. En el duelo normal los síntomas suelen aparecer en el momento o a los pocos días de darse la pérdida; en cambio, en el caso del duelo patológico este se puede observar semanas o meses después, considerándose duelo retrasado, dándose una negación del duelo.
Del mismo modo, como sucede en cualquier otro trastorno, debemos valorar cómo afecta la alteración en la funcionalidad del individuo, en su vida social, laboral, familiar… ya que esta pérdida de adaptación en las actividades de su vida cotidiana será la que nos indique la presencia de una patología.
También se han observado diferencias en los aspectos negados. En el caso del proceso normal el sujeto puede negar algunas circunstancias relacionadas con la muerte o características negativas del fallecido, idealizando. Contrariamente, en el duelo complicado esta negación es más preocupante, ya que puede llegar a negar la muerte y pensar que esta no ha sucedido y el ser querido sigue vivo.
Otro criterio distinto es cómo la persona se identifica o relaciona con el fallecido. Cuando el duelo es normal el individuo puede imitar o presentar conductas similares a las del sujeto que ha muerto, viéndose este hecho intensificado cuando hablamos de duelo complicado, ya que el sujeto puede creer que es el fallecido o que una parte de esa persona está dentro de su mente de un modo literal.
En lo referente al duelo complicado, también pueden presentarse síntomas psicóticos como delirios o alucinaciones complejas; en cambio, cuando el proceso es normal puede aparecer alguna alucinación como creer oír u oler al fallecido, pero sin ser tan complejas, y el sujeto en todo momento es consciente de que lo que percibe no es real.
Como ya adelanté, pueden darse también síntomas físicos o somáticos. En el duelo normal la persona puede percibir molestias en el lugar del cuerpo causante de la muerte de su ser querido, aunque este malestar es difuso y no llega a ser intenso. Pero en el tipo patológico la persona sí que identifica este dolor como más intenso y puede llegar a creer que también morirá por las mismas causas.
Debemos tener en cuenta además la cultura del sujeto que estamos evaluando, ya que dependiendo de esta podremos valorar si algunas de las conductas que realiza son normales o no. Así pues cuando el proceso de duelo no es patológico podemos observar conductas propias de la cultura y contexto social del sujeto; en cambio cuando el duelo se complica se muestran conductas anormales no vinculadas con la cultura, comportamientos que extrañan y preocupan a su entorno.
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Variables que aumentan el riesgo de desarrollar duelo complicado
Se ha visto que hay distintas variables que aumentan la probabilidad de que el proceso de duelo no sea normal y termine complicándose.
Estas son: las características de la muerte, considerándose de mayor riesgo cuando esta es súbita y traumática, cuando muere más de un individuo o cuando la víctima era joven; el tipo de relación que se mantenía con el fallecido (afectará más si esta era más cercana, había mayor contacto); cuando ya se dió un duelo patológico anteriormente; si hay antecedentes de afectación o patología psicológica (esta aumenta la posibilidad de que empeore el proceso); o cuando el entorno social y familiar no ayuda a superar adecuadamente la muerte o también muestran síntomas patológicos.
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¿Qué se puede hacer?
La manera de afrontar y superar un duelo patológico es acudir a psicoterapia. En una consulta de psicología encontrarás las estrategias y técnicas para gestionar adecuadamente las emociones y dejar de alimentar las dinámicas de comportamiento que mantienen en funcionamiento esa alteración.
Si estás buscando asistencia psicológica de este tipo, ponte en contacto conmigo.