Trastorno de Personalidad por Dependencia: ¿qué es?
Muchas veces, los trastornos mentales no tienen que ver con las alucinaciones ni con la incapacidad de percibir ciertas cosas o de hacer ciertas acciones, sino que se expresan a través de nuestras relaciones sociales y el modo en el que las vivimos.
Este es el caso del Trastorno de Personalidad por Dependencia, también conocido como Trastorno Dependiente de la Personalidad. Si tuviésemos que explicar en una sola frase en qué consiste, la explicación sería la siguiente: el hábito de transformar nuestras relaciones sociales en correas que nos atan y limitan totalmente nuestra libertad. Se basa en el miedo a ser abandonados por los demás.
A continuación veremos cuáles son las características, síntomas, causas y tratamientos asociados a este trastorno.
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¿Qué es el Trastorno Dependiente de la Personalidad?
Este es un trastorno mental caracterizado por la necesidad patológica de mantener relaciones personales cercanas que brinden protección y cuidado a quien lo sufre. A la práctica, esto se traduce en adoptar hábitos y actitudes relacionadas con la sumisión y la dependencia extrema.
Se trata de un trastorno de la personalidad que, según los criterios diagnósticos del manual DSM IV, pertenece al grupo C, los desórdenes ansiosos o temerosos. Esta es una categoría que comparte con el Trastorno Obsesivo Compulsivo de la Personalidad y con el Trastorno de la Personalidad por Evitación.
En cuanto a su epidemiología, se cree que este trastorno afecta aproximadamente al 0,5% de la población y que es más frecuente en mujeres que en hombres.
Sus síntomas
Los principales síntomas del Trastorno de Personalidad por Dependencia son los siguientes.
Miedo a la soledad
Las personas que presentan este trastorno temen quedarse indefensas y en una situación de vulnerabilidad en la que necesiten ayuda y no la puedan obtener. Eso hace que emprendan iniciativas desesperadas con tal de anticiparse al aislamiento, incluso si eso les hace correr el riesgo de romper con ciertas convenciones sociales (lo cual las alejaría más de su objetivo).
Baja autoestima
La dependencia constante de los otros hace que la autoestima de estas personas quede muy dañada. Esto hace que busquen "completarse" gracias a la presencia de otras personas, dado que sienten que solas no pueden enfrentarse a la vida.
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Indecisión extrema
Las personas con Trastorno de Personalidad por Dependencia adoptan una actitud extremadamente pasiva y evitan tener que tomar decisiones, aunque sean banales y de poca importancia. Siempre intentan que sean los demás quienes decidan.
Pesimismo acerca de sus propias capacidades
Estos individuos tienden a creer que son incapaces de realizar las acciones más básicas y que fracasarán en cualquier proyecto que se propongan; por eso necesitan estar en contacto con alguien a cuyo lado sea posible ir sobreviviendo.
Búsqueda constante de relaciones
Como se necesita protección de manera ininterrumpida, estas personas siempre están buscando nuevas relaciones cuando se rompen las anteriores. El tiempo que se pasa sin contar con la protección de alguien es visto como un peligro, algo que puede suponer recibir daños o llegar a situaciones en las que la propia integridad queda comprometida.
Muy baja asertividad
A las personas con este trastorno de la personalidad les resulta muy complicado mostrar desacuerdo con ciertas ideas, normas u opiniones.
Necesidad constante de la protección de otros
Se busca siempre la presencia de alguien con quien sea posible contar como agente protector.
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Causas
Se estima que es un trastorno con alta heredabilidad (alrededor de un 80% de la varianza). Sin embargo, so se sabe bien qué parte de esta heredabilidad se debe más bien a la genética y cuál tiene que ver con los ambientes compartidos con los padres y madres.
En todo caso, la persona que detecta los casos de Trastorno de Personalidad por Dependencia debe ser un profesional de la salud mental, y el diagnóstico debe correr enteramente a su cargo.
Subtipos de Trastorno de Personalidad por Dependencia
Se ha propuesto una clasificación con diferentes subtipos de Trastorno de Personalidad por Dependencia, para tener en cuenta los síntomas de un modo más detallado. Son los siguientes.
Desinteresado
Personas que “se abandonan” enteramente a la otra persona y olvidan sus intereses más allá de la necesidad de protección y de guía. Tiene rasgos masoquistas.
Ineficaz
Se caracteriza por un miedo a afrontar cualquier tipo de problema y por una extrema pasividad.
Complaciente
Un perfil claramente ansioso y que estructura su vida alrededor de la sumisión a otra persona. Se muestra dócil, complaciente y dedicado.
Inmaduro
Con características vinculadas a la inocencia y a lo infantil, fundamentalmente destaca por la credulidad y la incompetencia a la hora de realizar tareas sencillas para el estándar adulto.
Inquieto
Un perfil que expresa desconfianza y miedo constante, se evita cualquier tipo de problema y se evita la relación con personas que no son “la figura protectora”.
Tratamientos
El Trastorno de Personalidad por Dependencia se fundamenta en hábitos mentales y conductuales muy persistentes y que se mantienen presentes durante todo el tiempo, y es muy complicado hacer que sus síntomas remitan.
En este sentido, la terapia cognitivo conductual puede ser eficaz para mejorar la autoestima y para combatir los síntomas de la depresión, un trastorno que frecuentemente se asocia a este. Además, mediante esta forma de psicoterapia se entrena en habilidades sociales y en rutinas para combatir la ansiedad y el temor.
Por otro lado, el uso de psicofármacos suele ir orientado a intervenir sobre los síntomas derivados de la ansiedad y la depresión, aunque siempre con prescripción médica y con una exhaustiva monitorización.
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