Las técnicas cognitivo-conductuales para tratar la ansiedad
La prevalencia de los trastornos de ansiedad en la población mundial es muy alta. Algunos estudios los consideran los trastornos mentales más prevalentes, y otros, los segundos más prevalentes. Las técnicas cognitivo-conductuales para la ansiedad son de las más empleadas para este tipo de trastornos.
En este artículo conoceremos los cinco trastornos de ansiedad más frecuentes, sus características básicas y qué técnicas cognitivo conductuales específicas se emplean para cada uno de ellos, mencionando sus componentes y estrategias psicológicas habituales.
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Técnicas cognitivo-conductuales para la ansiedad
Los trastornos de ansiedad son uno de los trastornos mentales más frecuentes en la población a nivel mundial.
Estos pueden ser de diferente tipo, e implicar desde la presencia de una ansiedad generalizada en el día a día (trastorno de ansiedad generalizada o TAG), hasta la presencia de ataques de pánico (trastorno de pánico) y el miedo constante a padecerlos y no poder recibir ayuda (agorafobia), o el miedo irracional a un estímulo, objeto o situación específica (fobia específica). También se considera un trastorno de ansiedad la fobia a las situaciones sociales (fobia social).
Como vemos, existen una gran variedad de trastornos de ansiedad. Los tratamientos empleados para ellos también varían, y nos encontramos con opciones farmacológicas (ansiolíticos, antidepresivos…) y por supuesto, psicológicas. Los tratamientos psicológicos más frecuentemente empleados son, junto a las técnicas de relajación, las técnicas cognitivo-conductuales para la ansiedad.
Vamos a ver qué tipo de técnicas psicológicas de corte cognitivo-conductual podemos emplear para cada tipo de trastorno:
1. Trastorno de pánico
El trastorno de pánico, categorizado como tal en el DSM-5 (Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales), se caracteriza por la presencia de ataques de pánico imprevistos y recurrentes (2 o más). Además, la persona siente una preocupación continua por volver a padecerlos, o por las consecuencias de los mismos.
Las técnicas cognitivo-conductuales para la ansiedad que se utilizan en el caso de este trastorno incluyen dos terapias clásicamente conocidas: el tratamiento del control del pánico de Barlow y la terapia cognitiva de Clark:
1.1. Tratamiento del control del pánico de Barlow
Este tratamiento incluye un componente educativo destacado. En cuanto a sus características, el tratamiento incluye la exposición sistematizada a sensaciones interoceptivas (sensaciones que provienen de los órganos internos del cuerpo), similares a las que se producen en un ataque de pánico.
El tratamiento incluye también la técnica de reestructuración cognitiva, que tiene el objetivo de modificar las creencias erróneas del paciente acerca del pánico y de la ansiedad. Finalmente, incluye un entrenamiento en respiración y/o relajación, así como tareas para casa. Cabe mencionar que las técnicas de respiración y/o relajación que emplea no se ha demostrado que sean eficaces como componente aislado.
En definitiva, técnicas cognitivo-conductuales para la ansiedad que propone Barlow en su terapia enfatizan la exposición a las sensaciones perceptivas (y de hecho es la característica que la diferencia de la terapia cognitiva de Clark).
1.2. Terapia cognitiva de Clark
La terapia cognitiva de Clark, también llamado programa de terapia cognitiva, en cambio, enfatiza el componente cognitivo. Esta terapia se centra en trabajar las cogniciones catastrofistas del paciente, tales como “no podré respirar”, o “me ahogaré”. También incluye el sometimiento a prueba, por parte del paciente, de sus interpretaciones catastrofistas, y el reemplazo por otras interpretaciones más realistas.
Por otro lado, incluye también la inducción de sensaciones temidas, a través de “experimentos” como la focalización de la atención, con el objetivo de mostrar las posibles causas de las sensaciones que tiene el paciente.
Finalmente, en las técnicas cognitivo-conductuales para la ansiedad de Clark, el terapeuta recomienda al paciente que abandone las conductas de seguridad (como por ejemplo “ir siempre acompañado”, “llevar amuletos”, etc.), con la finalidad de que desconfirme las predicciones negativas de las consecuencias de los síntomas que tiene.
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2. Agorafobia
La agorafobia es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por el miedo a estar en lugares públicos o en situaciones donde es difícil recibir ayuda en caso de padecer un ataque de pánico o “escapar”. Así, el miedo aparece ante los lugares públicos, no abiertos, como se piensa popularmente.
Las técnicas cognitivo-conductuales para la ansiedad utilizadas en el caso de la agorafobia incluyen la terapia cognitivo conductual (TCC), que a su vez, suele incluir los siguientes componentes: educación sobre la ansiedad y el pánico (psicoeducación), respiración controlada, reestructuración cognitiva, autoexposición en vivo, exposición interoceptivo y registros.
Su eficacia puede disminuir si se reduce el tiempo dedicado a la exposición en vivo. Este tipo de terapia suele producir menos abandonos y menos recaídas en ataques de pánico que las técnicas de exposición en vivo aisladas.
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3. Fobias específicas
Las fobias específicas se caracterizan por el miedo excesivo e irracional a estímulos, objetos o situaciones “inofensivas”, o que no tendrían por qué causar tales niveles de miedo y ansiedad. Por ejemplo sería la fobia a volar, la fobia a los insectos, a las serpientes, a los payasos, a la oscuridad, etc.
En este caso, las técnicas cognitivo-conductuales para la ansiedad que se emplean incluyen algunos tratamientos, tales como la terapia racional emotiva (TRE) de Ellis, el entrenamiento en inoculación de estrés de Meichembaum y la terapia racional sistemática de Goldfried.
Este tipo de terapia (TCC) para la fobia específica pretende que la exposición al estímulo fóbico se haga con la menor ansiedad anticipatoria posible, junto con atribuciones más adaptativas y realistas de las reacciones del paciente.
4. Fobia social
La fobia social, como ya hemos adelantado, implica una ansiedad excesiva ante situaciones sociales que impliquen exponerse a los demás, una interacción con otras personas, estar en fiestas, iniciar conversaciones, exponer un trabajo en público, etc.
Las técnicas cognitivo-conductuales para la ansiedad utilizadas para la fobia social incluyen la clásica terapia cognitivo conductual (que generalmente se combina con el empleo de antidepresivos).
En esta terapia se aplican técnicas cognitivas junto con la exposición (elemento fundamental) a situaciones sociales. Esto se hace tanto en las sesiones terapéuticas como en las tareas para casa.
4.1 Objetivos de la TCC en la fobia social
Los objetivos de la TCC en la fobia social incluyen: eliminar las expectativas negativas que tiene el paciente en relación al control sobre su conducta, suprimir pensamientos recurrentes sobre las consecuencias temidas, cambiar la atención centrada en los síntomas físicos de la ansiedad y frenar la tendencia a establecer metas tan perfeccionistas.
También incluyen eliminar la tendencia a menospreciar los logros alcanzados, y finalmente, crear la necesidad de ser activo y concentrarse en lo que uno puede hacer.
5. TAG (Trastorno de Ansiedad Generalizada)
El TAG implica una preocupación crónica, inespecífica y que aparece en múltiples situaciones de la vida cotidiana. Aparece una especie de “ansiedad flotante”. Este trastorno de ansiedad es el segundo más prevalente de los trastornos de ansiedad en la población general.
Las técnicas cognitivo-conductuales para la ansiedad utilizadas para el TAG en concreto son técnicas consideradas eficaces, e incluyen algunos de los siguientes componentes: psicoeducación, técnicas de solución de problemas, cuestionamiento de que las preocupaciones sean peligrosas y de la utilidad de las preocupaciones, exposición en imaginación a los peores miedos, relajación aplicada y mantenimiento de los logros y prevención de recaídas.
Tratamientos específicos de corte cognitivo-conductual que podemos encontrar para el TAG son: el tratamiento de Brown & col., el tratamiento de Barlow, el de Dugas y el de Wells.
Referencias bibliográficas:
- Belloch, A., Sandín, B., Ramos, F. (2010). Manual de Psicopatología. Volumen II. Madrid: McGraw-Hill.
- Clark, D., Beck, A.T. (2012). Terapia cognitiva para los trastornos de ansiedad. Bilbao: DDB.
- Ministerio de Sanidad y Consumo (2008). Guía de Práctica Clínica para el manejo de pacientes con trastornos de ansiedad en Atención Primaria. Barcelona: Agencia de Evaluación de Tecnología e Investigación Médicas de Cataluña.
- Pérez, M., Fernández, J.R., Fernández, C., Amigo, I. (2010). Guía de tratamientos psicológicos eficaces I: Adultos. Madrid: Pirámide.