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Nostalgia: qué es, características y funciones de este sentimiento


Todos hemos vivido nostalgia en más de una ocasión. Es un sentimiento que surge cuando echamos la mirada atrás y recordamos buenos tiempos, momentos de nuestras vidas en las que éramos felices o, al menos, eso es lo que creemos ahora.

Cuando salíamos con un novio o novia, cuando jugábamos al parque con nuestros amigos, cuando comíamos los sábados en casa de nuestra abuela… son muchos los “cuandos” que nos evocan las experiencias propiamente nostálgicas.

¿Qué es la nostalgia? ¿Acaso tiene alguna utilidad? Puede suponer un problema? Estas son algunas de las cuestiones que vamos a resolver a continuación.

¿Qué es la nostalgia?

La nostalgia es un sentimiento anclado en el pasado, de hecho, es entendida como la añoranza a todo tiempo mejor. Esta emoción es vivida cuando sentimos pena, tristeza y melancolía hacia nuestra tierra natal cuando estamos lejos de ella, sentimos la ausencia de nuestros seres queridos, echamos de menos a alguien que murió o recordamos algún objeto que tenía mucho valor para nosotros. Es querer que un tiempo pasado sea revivido. Es la nostalgia quién habla cuando se dice que los tiempos pasados siempre fueron mejores…

Su etimología nos ofrece una buena descripción del sentimiento que la nostalgia implica. Procede de la combinación de las palabras griegas νόστος (nóstos), que significa “regreso”, y el sufijo -αλγία (-algía), que quiere decir “dolor”. Así pues la nostalgia es el “regreso al dolor”, un dolor fruto de recordar tiempos en los que éramos más felices, o al menos eso es lo que creemos

Pese a que hoy en día vemos la nostalgia como un sentimiento que surge al pensar en aquellos buenos tiempos que forman parte del pasado, hubo una época en la que se llegó a considerar una patología mental o, más en la línea del pensamiento de la época, una enfermedad del alma. Esta palabra apareció por primera vez en una tesis de grado de medicina en 1688. Su autor, Johannes Hofer, describía esta emoción como una enfermedad, un cuadro clínico que manifestaban los estudiantes que iban a la academia en Basilea quienes añoraban su ciudad natal.

En siglo XIX el término nostalgia dejó usarse para referirse a una supuesta enfermedad mental, aunque sí se contemplaba como posible síntoma dentro de un trastorno mental. Esto, en realidad, es en parte cierto en ciertos trastornos como la depresión y los trastornos de ansiedad. Con el paso del tiempo el término se usó para referirse simplemente a toda situación en la que se echara de menos el pasado, de forma melancólica y anhelando revivir esos tiempos mejores, quitándole el carácter patológico con el que se había concebido el término.

Hoy sabemos que la nostalgia es un estado de ánimo cuya vivencia no es patológica en sí. De hecho, podríamos verla como un mecanismo de defensa, una vía de escape para un presente a menudo complejo y lleno de problemas. Puede hasta mejorar nuestro estado anímico, recordando nuestras fortalezas y actitudes en el pasado que contribuyeron a hacer que esa época fuera tan feliz. La nostalgia nos sirve para entender que han habido buenos antecedentes en nuestra historia vital, momentos en los que hemos aprendido qué hacer para avanzar y que nos han servido para crecer como personas.

Sin embargo, también tiene su lado malo, puesto que vivir demasiadas veces esta emoción puede implicar navegar entre sentimientos de soledad, falta de sentido de la vida y desconexión con quienes nos rodean. Puede hacer que nos quedemos atrapados en el pasado, olvidando lo que existe es el ahora.

¿Cuál es la utilidad de la nostalgia?

Puede que para muchos la nostalgia no sea más un elemento más en nuestro repertorio anímico. Sin embargo, lo cierto es que cada emoción y sentimiento tiene su significado y utilidad, y la nostalgia no es excepción a ello. Si lo vivimos de una forma saludable, este estado anímico nos cautiva en el pasado glorioso, ayudándonos a ser conscientes de lo bueno que había en él y a ver qué iba tan bien en aquella época, pero sin atraparnos en él y hacernos olvidar de que el presente, si no se vive, se pierde.

La potencial utilidad de la nostalgia ha sido abordada por la ciencia. Un ejemplo de ello lo tenemos en el estudio de Wildschut y colegas de 2006, publicado en el Journal of personality and Social Psychology, cuya conclusión fue la de que las personas solemos experimentar este estado como una motivación, algo que nos empuje a seguir adelante en un momento dado de nuestras vidas. Es una emoción que trae consigo sentir un impulso vital que nos dice “adelante”. Así pues, esta emoción tendría tanto una finalidad psicológica como emocional, dos aspectos fundamentales en la motivación.

Otro ejemplo de abordaje de la utilidad de la nostalgia lo tenemos en el trabajo de Svetlana Boym. En su libro “El futuro de la nostalgia” (2001) la autora expone la existencia de dos tipos de nostalgia: la restauradora y la reflexiva.

Funciones de la nostalgia

La nostalgia restauradora tendría una finalidad de tipo emocional, siendo aquella en la que se intenta volver al pasado porque se ve en él un momento de felicidad y bienestar, algo opuesto a lo que está viviendo la persona en su presente más inmediato o tras haber tenido alguna mala experiencia.

En cambio, la nostalgia reflexiva, en la que también se vuelve al pasado, no se da necesariamente tras haber tenido un disgusto en el presente sino con la intención de aprender del pasado para hacer del presente un momento mejor. Es mirar al pasado pero valorando el aquí y el ahora.

Además de esto, otros autores consideran que la nostalgia podría tener las siguientes tres funciones principales.

1. Preparación emocional

La nostalgia nos prepara para experiencias nuevas pero similares a las que ya vivimos en el pasado. Aquí, este sentimiento se complementa con la expectativa, llenándonos de entusiasmo y emoción por aquello que esperamos, confiando que irá tan bien como sucedió antaño.

Recordar experiencias pasadas en las que tuvimos éxito e imaginar el futuro en el que usaremos las mismas estrategias hace que nos sintamos más fuertes y seguros. Es más fácil cumplir una meta o un sueño si lo asociamos emocionalmente con un éxito pasado, viendo que fuimos capaces, que hay antecedentes satisfactorios en nuestra historia vital.

2. Activación comportamental

Siempre y cuando sintamos nostalgia de forma sana, esta experiencia nos puede volver más activos. ¿Cómo? Al recordar el pasado sentimos que hay cosas en él que ya no tenemos en el presente. Esto nos puede motivar para ponernos en marcha, tratar de hacer que vuelvan esas cosas que añoramos.

Puede que sintamos nostalgia por hacer deporte, pintar, jugar a bolos o cualquier otra actividad. Al sentir esta emoción, nos invita a que retomemos viejas costumbres, que dejemos de permitir que el tiempo siga pasando sin que hagamos nada. Ya sea algo viejo o algo nuevo, la cuestión es volver a sentir esa felicidad del pasado haciendo algo que nos llena en el presente.

3. Fortalece las relaciones sociales

La nostalgia ayuda a que muchas amistades perduren gracias a que, tras pasar un tiempo separados o sin saber nada del otro, dos amigos valoren los buenos tiempos que pasaron juntos.

Esta emoción hace que las personas se centren en lo bueno y le resten importancia a lo malo que sucedió en el pasado. Ya sean dos amigos, dos antiguos novios, familiares o cualquier tipo de relación social que haya entre dos personas, el recordar los tiempos pasados ayuda a conectarse entre ellos una vez se vuelvan a ver.

Peligros y desventajas de este sentimiento

Como hemos visto, la nostalgia es una emoción que nos ayuda a valorar el pasado para enfrentarnos al presente, ya sea aplicando estrategias que nos fueron bien anteriormente o para probar cosas nuevas.

Es un sentimiento que nos hace sentirnos bien viendo que antaño fuimos felices, lo cual nos puede servir para ver qué iba bien en nuestras vidas por aquel entonces y qué podemos aplicar a nuestro presente para aprovecharlo al máximo.

Sin embargo, también es cierto que obcecarse en el pasado tiene sus desventajas. Si nos atrapa, puede que nos impida innovar, que sabotee nuestro impulso por crecer como personas y avanzar en nuestra vida laboral, sentimental y social. Puede convertirse en un peligro porque dejaremos de valorar nuestro presente, refugiándonos en un pasado que consideramos glorioso mientras no hacemos prácticamente nada por cambiar nuestro aquí y ahora.

Esta emoción se vuelve un problema cuando distorsiona nuestra visión del presente y el pasado, menospreciando a uno e idealizando al otro. Como resultado, dejamos ir muchas cosas positivas que suceden en nuestro presente recordando una y otra vez momentos que, aunque fueron felices, ya no existen. El pasado, pasado está. Debemos encontrar el equilibrio, aprendiendo a vivir el presente recurriendo a la nostalgia para motivarnos en avanzar hacia el futuro.