Responsabilidad afectiva: verdades y mitos en nuestras relaciones
Nuestras relaciones personales, más aún las sentimentales, son una de las experiencias más intensas y complejas de nuestra vida. Encontramos bienestar, vínculos muy profundos que se mantienen en el tiempo y condicionan tu vida y tus decisiones, y a la vez, surgen las mayores dificultades: miedos, inseguridad, culpas, celos o frustración. Una de estas dificultades es la responsabilidad afectiva.
Pero... ¿Cuándo existe realmente una falta de responsabilidad afectiva en nuestras relaciones? ¿Cómo podemos solucionarlo?
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Comprendiendo la responsabilidad afectiva
Aunque solamos pensar que la mayor parte de necesidades para acudir a una consulta psicológica o vivir un proceso de cambio están relacionadas con la ansiedad, el desánimo o problemas emocionales o de autoestima, en realidad vivir dificultades con nuestras relaciones de pareja es la razón mayor. De hecho, son las dificultades en nuestras relaciones las que luego pueden desencadenar en problemas de autoestima o emocionales.
Sin embargo, la solución no consiste en culpar al otro (algo desgraciadamente muy habitual en nuestro mundo digital y de redes sociales) sino trabajar en tu propio cambio personal (ya que tu bienestar depende principalmente de ti).
¿Qué es realmente la responsabilidad afectiva o la falta de responsabilidad afectiva? ¿Hasta qué punto la has vivido o estás viviendo? ¿Cómo pudieras solucionar esa dificultad dentro de una relación?
Mi nombre es Rubén Camacho, psicólogo y coach de Empoderamiento Humano, y esta dificultad es cada vez más habitual en los procesos de cambio donde acompaño a personas con dificultades de pareja. En ocasiones, el problema está en cómo enfocamos la relación, y en otras, en cómo gestionamos ciertas emociones que nos llevan hacia esa falta de responsabilidad afectiva o, por el contrario, saber poner límites y gestionar la incertidumbre.
El objetivo que tenemos en este artículo no es solo leer tips, sino que profundicemos en qué es realmente este problema, de dónde viene, y sobre todo que lo puedas solucionar gracias a tu propio cambio personal, ya que eso es lo que te dará bienestar, autoestima y seguridad. Vamos a por ello.
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La responsabilidad afectiva y los mitos en el mundo digital
En nuestro mundo digital se publican y difunden multitud de mitos. Es importante entender nuestro contexto: vivimos en la era de la sobre-información a través de redes, y esto implica que no todo lo que se publica es veraz. Conceptos tan frecuentes como "personas tóxicas", o el uso inadecuado de "psicopatías" o "narcisismo" es cada vez más habitual y perjudica nuestro concepto sobre las relaciones.
Sin embargo, la responsabilidad afectiva sí es una dificultad real que ocurre en consulta y con frecuencia, aunque no de la forma en la los suelen contar en pequeñas frases.
La responsabilidad afectiva es la capacidad para ser consecuentes en nuestras relaciones afectivas. Si acordamos una cita con una persona a una hora concreta y no acudimos (sin que sea por una causa mayor que lo haya impedido) no hemos cumplido con nuestra responsabilidad común. En las relaciones de pareja ocurre de forma similar. Somos responsables afectivos cuando nuestras comunicación y acciones son coherentes y somos conscientes de las implicaciones de nuestras acciones sobre el otro. Y esto no siempre ocurre, lo cual genera incertidumbre y ansiedad en el otro.
Cuando no existe esta responsabilidad afectiva, se realizan promesas que no se pueden cumplir, o por el contrario, se tratan de cumplir expectativas del otro demasiado elevadas pero solo durante un tiempo, para finalmente aislarse emocionalmente.
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¿Qué puede llevar a una persona a tener una falta de responsabilidad afectiva?
Los motivos pueden ser muy variados. En ocasiones, se trata de cumplir una expectativa ajena para asegurar la relación, siendo este hábito no posible de mantener con el tiempo. En otras ocasiones se trata de cómo se gestiona el miedo y la inseguridad, motivo por el cual se genera un aislamiento emocional y afectivo.
¿Qué hacemos si nos relacionamos con una persona que crees que tiene esta dificultad? ¿Qué hacer si la sientes tú? ¿Cómo lo resolvemos?
Vamos a ver en primer lugar qué no es una falta de responsabilidad afectiva (para que no te confunden las publicaciones en redes) y cómo puedes solucionar el problema si vives una relación donde el otro se comporta con falta de responsabilidad afectiva o si esto te ocurre a ti.
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Lo que es y no es una falta de responsabilidad afectiva
Para solucionar las confusiones tan comunes que hoy día causa nuestro mundo digital, vamos a especificar qué no es una falta de responsabilidad afectiva:
- Silencios tras discusiones
- Buscar espacios de soledad
- Aislarse de ciertas conversaciones o debates que generan estrés (no es que la persona no quiera involucrarse, sino que toma su decisión asertiva o busca la forma correcta de hacerlo según sus posibilidades)
- Tomar decisiones propias ajenas a la pareja (pero que no la afectan directamente)
- No cumplir con tus expectativas (ya que habitualmente no se pueden cumplir)
Si una persona tiene estas características solo, son debidas a las dificultades habituales de la relación, y no se trata de una falta de responsabilidad afectiva.
Cuando sí tenemos una falta de responsabilidad afectiva ocurre lo siguiente:
- Realizar promesas o declaraciones exageradas que no se pueden cumplir (el típico "prometer la luna")
- Prometer un apoyo absoluto e incondicional (que también puede resultar poco realista o frustrante)
- Querer vivir los beneficios de una relación pero descartar o aislarse de las responsabilidades compartidas (de hogar, compromiso, etc.)
En resumen: una falta de responsabilidad afectiva implica un aislamiento de las implicaciones emocionales y afectivas que surgen en las relaciones, lo cual genera incertidumbre, inseguridad e incluso ansiedad en la otra persona.
Qué hacer si te relacionas con alguien con falta de responsabilidad afectiva
Si crees mantener una relación con una persona con esta dificultad, el primer paso siempre será centrarte en tu aprendizaje en lugar de culpar al otro.
Cuando nos centramos demasiado en el otro (incluso culpándole o viendo sus problemas) estamos depositando parte de nuestro bienestar en un factor externo que no podemos controlar, y de ahí las dificultades con nuestra autoestima.
Tu propio cambio personal te lleva hacia los siguientes aprendizajes:
- Aprender a comunicarte de forma asertiva: para establecer límites claros, llegar a acuerdos concretos, expresar lo que quieres, lo que no quieres, lo que puedes, lo que no puedes, etc. La comunicación asertiva arroja claridad y seguridad a la relación
- Que tu bienestar dependa principalmente de ti: esta es la clave para una autoestima que funciona. Si tu bienestar depende principalmente de ti, resultará más fácil afrontar este tipo de dificultades
- Aprender a entender y a gestionar tus emociones: ante todo las emociones de miedo, inseguridad, incertidumbre y ansiedad, tan frecuentes cuando vivimos problemas en nuestras relaciones
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Qué hacer si te resulta difícil vivir con responsabilidad afectiva
En este caso, tampoco te es útil culparte o considerar que el malestar de la otra persona depende de ti. En muchas ocasiones, he acompañado a personas que se sentían culpables en sus relaciones y descubrimos que existía un exceso de culpa mal gestionada.
Para trabajar este problema necesitas enfocarte en tres aspectos:
- ¿Qué te impide vivir tu relación de forma responsable en un sentido afectivo? Responsabilidad afectiva no implica entregar más de lo que puedes o quieres, sino ser asertivo contigo y con tus posibilidades. Habitualmente es el miedo y la propia vulnerabilidad que sentimos en las relaciones lo que nos impide esta expresión afectiva
- Aprender a comunicarte de forma fiel a lo que ocurre: también de forma asertiva y empática, para mostrar honestidad y límites claros
- Vivir un proceso de cambio personal para dejar atrás los miedos e inseguridades, así como para manejar otras emociones como la impulsividad o la culpa
En muchas ocasiones, las dificultades para comportarnos de forma responsable en un sentido afectivo se deben a no haber desarrollado ciertas habilidades por nuestros rasgos de carácter (como una tendencia a la introversión). Estas habilidades pueden resultar más difíciles de desarrollar para ciertas personas, pero con trabajo personal y tiempo pueden florecer.
La solución está en tu propio trabajo personal
Uno de los aprendizajes más importantes que podemos hacer en nuestras relaciones es que no podemos controlar al otro. En nuestras relaciones compartimos bienestar, pero no podemos controlar ese bienestar o vínculo. De ahí que aparezcan miedos, inseguridades, y otras dificultades emocionales que, si no sabemos gestionar a tiempo, nos provocan angustia, problemas de autoestima o ansiedad.
La única solución está en el propio trabajo personal. Tanto si te has relacionado o relacionas con alguien con falta de responsabilidad afectiva como si te ocurre a ti, la única solución es centrarte en tu propio cambio. ¿Qué tendría que cambiar o desarrollarse en ti para que cambiara todo lo demás?
Vivir un proceso de cambio práctico y profundo no es una decisión para casos extremos o urgentes, sino ante todo un aprendizaje de descubrimiento y autoconocimiento que te ayuda a establecer límites, saber qué quieres, y cómo gestionar todo lo que sientes en las relaciones para que tus emociones estén a tu favor en lugar de en tu contra.
Por este motivo un proceso de cambio debe contar con una compañía experta constante, donde sientas esa compañía en cada momento y no de forma eventual, y también flexible y con varias herramientas (no solo con sesiones). Si quieres vivir ese proceso, un primer paso sería agendar una primera sesión exploratoria. En esta sesión, que puedes tener desde casa y con libertad de horarios, nos conocemos, podemos profundizar en tu problema y encontrar una solución que sea estable: es decir, que te ayude a sentirte mejor ahora, pero también que puedas interiorizar y te sirva para el futuro. Esta sesión la puedes agendar con comodidad en Empoderamiento Humano.
Te envío muchos ánimos y sobre todo curiosidad por ti. Toda relación y experiencia nos ayuda a conocernos, aprender y a avanzar.
Gracias por pensar en ti,
Rubén Camacho