Fallas: por qué unos las aman y otros las odian
Las fallas son las fiestas más importantes de Valencia. Es cierto que despiertan pasiones, pero también es verdad que un sector de la población las detestan. ¿Por qué levantan reacciones tan contrarias? ¿Hay factores psicológicos implicados?
¿Por qué las fallas polarizan a la sociedad?
Partamos de que en Valencia hay falleros (aquellos que pertenecen a una “falla”, generalmente, de su barrio) y no falleros, aunque se pueden vivir estas fiestas desde ambos grupos. Por lo general, los falleros suelen tener más devoción por estas fiestas. En este caso, el sentimiento de pertenencia al grupo juega un papel muy importante.
Suelen ser personas que desde la infancia pertenecen a ese grupo, que pasan con ellos muchos momentos de fiesta, por lo que es completamente lógico a nivel psicológico que relacionen el ir a la “falla” o al “casal” (local en el que se reúnen) con momentos de felicidad.
Además, el hecho de representar a un grupo, a un sector o a un barrio genera orgullo y fomenta este sentimiento de pertenencia al grupo del que hablamos, y hace que se vea satisfecha la necesidad social.
Por otra parte, son unas fiestas que destacan por los ruidos, la música, estar en la calle… es decir, con elementos de alegría y celebración. Sin embargo, como decíamos, hay personas a las que no les gustan y que llegan a aborrecerlas. Esto puede ser debido a muchas razones:por no sentirse integrados en algún grupo, por no pertenecer a alguna falla o que los amigos que tengan sí que lo hagan y que por alguna de estas razones se sientan solos y solas, etc.
También suelen ser contrarias a estas fiestas las personas a las que no les gusta el ruido. En este sentido, otro factor importante es la fobia a los petardos (en general a los ruidos fuertes y repentinos) , conocida como ligirofobia, en el tratamiento de la cual somos especialistas en Mariva Psicólogos y que también afecta a los niños de la casa.
Cerrando ciclos
Algo que también llama la atención, sobre todo a las personas que no conocen a fondo estas fiestas, es que se quemen los monumentos. Sin embargo, esto es algo que hace que estas fiestas sean más especiales, y el factor psicológico implicado es el de poner fin a un ciclo y comenzar otro.
De hecho, si lo pensamos, es algo que vemos en diversos rituales propios del ser humano (como en Año Nuevo o en otras fiestas culturales) y que le sirve para tratar de dar por finalizada una etapa y comenzar otra, a lo que se le añade el factor del fuego, que desde muchos años atrás, ha sido entendido como forma de purificar, de quemar aquello que consideramos negativo y comenzar de cero.