La Teoría del Apego y el vínculo entre padres e hijos
La teoría del apego es una teoría que nació hace ya un siglo, concretamente en el año 1907, para explicar las diferencias individuales (también llamados estilos de apego) respecto a cómo la gente piensa, se siente y se comporta en las relaciones interpersonales.
El concepto de “apego” hace referencia a los vínculos emocionales que la gente forma con otras personas a lo largo de su vida, primero con sus progenitores, y después con sus amigos, su pareja, sus compañeros y sus hijos.
El comienzo: la teoría del apego de Bowlby
Existen distintas visiones respecto a esta teoría, pero la más conocida es la de John Bowlby, considerado el padre de la teoría del apego. Éste pensó que el apego se inicia en la infancia y continúa a lo largo de la vida, y afirmó que existen sistemas de control del comportamiento que son innatos y que son necesarios para la supervivencia y la procreación de los seres humanos.
El apego y los sistemas exploración son centrales en su teoría, pues desde muy pequeños los niños poseen un comportamiento innato que les lleva a querer explorar cosas nuevas, pero cuando éstos se sienten en peligro o asustados, su primera reacción es buscar la protección y seguridad de su cuidador primario.
La “situación extraña” y los tipos de apego según Mary Ainsworth
Bowlby asentó las bases para la teoría, pero otra figura importante en el estudio del apego es Mary Ainsworth, una de las psicólogas más reconocidas por su contribución a dicha teoría. Ainsworth también pensó que existían los sistemas de control, pero fue un poco más lejos y propuso su concepto de “situación extraña”, con la que añadió a la teoría del apego tres estilos de comportamiento: Seguro, Inseguro-Evitativo e Inseguro-Ambivalente. Más tarde otros autores identificaron otros tipos de apego, como el apego ansioso o el apego desorganizado.
Tipos de apego
La situación extraña hace referencia al proceso de laboratorio en el que se estudia al niño en la interacción con su madre y con un adulto extraño, es decir, en una situación con alguien que no es familiar. Los resultados del estudio longitudinal de Ainsworth le llevaron a concluir que:
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El tipo de apego seguro se caracteriza porque el pequeño busca la protección y la seguridad de la madre y recibe cuidado constante. La madre suele ser una persona cariñosa y que muestra y se muestra afectiva constantemente, lo que permite que el niño desarrolle un concepto de sí mismo y de autoconfianza positivos. En el futuro, estas personas tienden a ser cálidas, estables y con relaciones interpersonales satisfactorias.
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El tipo de apego evitativo se caracteriza porque el pequeño se cría en un entorno en el que el cuidador más cercano deja de atender constantemente a las necesidades de protección de éste. Esto es contraproducente para el desarrollo del pequeño, puesto que no le ayuda a adquirir el sentimiento de confianza hacia sí mismo que necesitará posteriormente en su vida. Por tanto, los niños (y también de adultos cuando ya han crecido) se sienten inseguros y desplazados por las experiencias abandono en el pasado.
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El tipo de apego ambivalente se caracteriza porque estos individuos responden a la separación con gran angustia y suelen mezclar sus conductas de apego con protestas y enfados constantes. Esto se debe a que no han desarrollado correctamente las habilidades emocionales necesarias, ni han tenido expectativas de confianza ni de acceso a los cuidadores.
Los cuatro tipos de apego según Hazan y Shaver
Más tarde, durante la época de los 80, Cindy Hazan y Phillip Shaver ampliaron la teoría del apego a las relaciones amorosas de los adultos. Éstos identificaron cuatro estilos de apego: apego seguro, apego ansioso-preocupado, apego evitativo-independiente y apego desorganizado.
1. Apego seguro
Son adultos que presentan una visión más positiva de sí mismos y de sus relaciones interpersonales. No les preocupa la intimidad ni la independencia, pues se sienten seguros.
2. Apego preocupado-ansioso
Son personas que suelen buscar de manera constante aprobación de los demás y la respuesta continua de la pareja. Por tanto, son individuos dependientes, desconfiados y tienen una visión poco positiva de sí mismos y de sus relaciones interpersonales. Presentan niveles altos de expresión emocional e impulsividad.
3. Apego evitativo-independiente
Son individuos que suelen aislarse porque no se sienten cómodos en la intimidad con otras personas, por lo que son muy independientes. Se ven a sí mismos como autosuficientes y sin necesidad de relaciones cercanas. Suelen suprimir sus sentimientos.
4. Apego desorganizado
Los adultos con apego desconfiado se caracterizan porque tienen sentimientos contradictorios en sus relaciones interpersonales. Es decir, pueden sentirse tanto deseantes como incómodos con la intimidad emocional. Suelen verse a sí mismos con poco valor y desconfían de los demás. Igual que los anteriores buscan menos la intimidad y suelen suprimir sus emociones.
Principios fundamentales para un vínculo seguro padres-hijos
Queda claro que, como han demostrado muchas investigaciones, la actitud de los padres hacia sus hijos va a ser determinante a la hora de que su hijo se desarrolle correctamente. Por tanto, los progenitores deben ser cuidadosos a la hora tratar a sus hijos y deben tener paciencia para que crezcan sanos y con una personalidad fuerte para hacer frente a las situaciones que pueden presentarse en el futuro.
De manera resumida, es importante que los padres traten de:
- Entender las señales de los niños y su forma de comunicarse
- Crear una base de seguridad y confianza
- Responder a sus necesidades
- Abrazarlo, acariciarlo, mostrarle cariño y jugar con él
- Cuidar su propio bienestar emocional y físico puesto que repercutirá en el comportamiento hacia su hijo