Cientificismo: qué es, cómo entiende la ciencia, y limitaciones
La ciencia es, sin lugar a dudas, la forma más fiable que disponemos los seres humanos para obtener conocimientos, puesto que trata de demostrarlos empíricamente. Sin embargo, no es la única: hay un sinfín de “verdades”, como la conciencia humana o poseer un alma que no se pueden demostrar científicamente, pero deben estar en alguna parte.
Pues bien, existe una postura que considera que cualquier cosa que no sea científicamente demostrable o bien es una ilusión o bien su existencia es irrelevante: el cientificismo. Esta postura sostiene que sólo el método científico es capaz de brindarnos conocimientos puros y objetivos, y cualquier otra forma debe ser ignorada.
A continuación profundizaremos sobre esta postura, su uso como término peyorativo, sus orígenes y algunos exponentes cientificistas.
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¿Qué es el cientificismo?
El cientificismo, también llamado cientismo o cientifismo, es la creencia de que el método científico puede ser aplicado a cualquier problema del saber humano, tanto si están directamente relacionadas a las ciencias positivas como si no. Esta postura parte de la idea de que el método científico es el único camino que nos permite alcanzar conocimiento de forma pura y genuina. Afirma que la ciencia es la única opción disponible para obtener conocimientos válidos.
No podemos continuar hablando de cientificismo sin hablar un poco a fondo sobre lo que es la ciencia positiva. La ciencia positiva es aquella que se orienta a estudiar una realidad empírica, es decir, basándose en la experiencia, en los hechos. La experimentación permite confirmar o refutar una hipótesis y, en base a los resultados, realizar interpretaciones sobre el fenómeno estudiado. Muchas ciencias naturales son consideradas como positivas, siendo algunos ejemplos la biología, las matemáticas, la física y la química.
Debido a su concepción bastante inflexible de que la ciencia es sí o sí la única forma de obtener conocimiento válido, el cientificismo ha sido una corriente muy criticada y debatida, quedando perfilada como una línea de pensamiento radical y extremista. De hecho, el término “cientificismo” es usado en muchas ocasiones como algo peyorativo, haciendo referencia a un uso inapropiado de las afirmaciones científicas y usándolo como crítica a que haya aspectos de la ciencia que se inmiscuyan en cuestiones de tipo religioso, filosófico y metafísico.
Un ejemplo despectivo del término es cuando, por ejemplo, se explica la teoría de la evolución y algún de la doctrina de la creación cuestiona los hechos que en esta teoría se demuestran, diciendo que hay cosas que la ciencia no puede demostrar y que afirmar que el ser humano es el producto de millones de años de adaptaciones evolutivas es una postura cientificista. Es bastante común que se use inapropiadamente el término, especialmente cuando la ciencia refuta un conocimiento propio de alguna pseudociencia o doctrina fundamentalista.
Es importante destacar que el cientificismo en sí no es ni una ciencia ni una rama del saber ni mucho menos un conjunto de afirmaciones científicas o demostración de hechos, sino una postura, un posicionamiento filosófico sobre cómo se debe obtener el conocimiento humano. El cientificismo consta de afirmaciones relacionadas con la ciencia y a favor de ella como única forma de obtención de saberes, estando relacionada con la epistemología, es decir, la búsqueda y validación de conocimientos.
Orígenes
Los orígenes del cientificismo los podemos remontar a los tiempos de la Ilustración a mediados del siglo XVI con la revolución científica vivida en Europa. Era una época en la que estaban surgiendo nuevas ciencias, entre ellas las matemáticas y la física modernas, las cuales usaban métodos empíricos, evitando concepciones filosóficas e interpretaciones metafísicas de la realidad.
Esta época se caracterizó por ser el momento en el que se dieron cientos de descubrimientos científicos, descubrimientos que echaban por tierra algunos de los dogmas más sólidos de la religiosidad y la espiritualidad que hasta hacía relativamente poco, apenas unos siglos antes durante la Edad Media, eran comprendidos como verdades incuestionables. Puesto que la religión erraba en muchas cuestiones la ciencia comenzó a imponerse como una nueva forma de ver el mundo, más fundamentada en los hechos.
Como resultado de ello, entre los siglos XVI y XVII la ciencia adquirió una nueva forma de ser concebida. La naturaleza, entendida como los fenómenos que ocurren en nuestra realidad, dejó de verse bajo la visión que los griegos habían tenido, muy mezclada con concepciones filosóficas, y da origen a la ciencia entendida en su sentido más moderno, la cual poseía una clara funcionalidad a favor de la mejora de la sociedad.
Otro de los aspectos que contribuyó a cambiar la visión sobre la naturaleza tiene mucho que ver con cambios a nivel educativo. El razonamiento abstracto empezó a verse como una nueva forma de sentido común, y la naturaleza pasaba a ser vista más como un ente mecánico, una máquina perfectamente calibrada, antes que un organismo con alma.
Pero el aspecto más importante de esta época es el auge de la experimentación y la consolidación del método científico. Si uno se preguntaba acerca de cómo era un determinado fenómeno lo mejor era comprobarlo de forma empírica, dar respuesta a las preguntas y teorías que el científico hiciera por medio de la comprobación y la obtención de hechos. El nuevo criterio para explicar el mundo no se centraba en el por qué de las cosas, pregunta propia del pensamiento filosófico y aristotélico de hasta aquel entonces, sino en el cómo.
Y es en este contexto en el que surgen las ideas que darían lugar al cientificismo. Por ejemplo, se llegó a afirmar que las matemáticas, como ciencia exacta y positiva que era, podría servir como modelo de ciencia que sirviera a las demás para conformarse como ciencias propiamente dichas. Es también en esta época que surge la idea de que cualquier concepción de la realidad que no sea accesible por medio del método científico no puede ser tenida como importante o, incluso, no es más que un espejismo, una abstracción sin sentido.
Pero pese a que la idea del cientificismo en sí misma parece surgir en plena Ilustración, la popularización del término es mucho más reciente, concretamente a inicios del siglo XX. Muchos consideran que el mérito de haber difundido este término es del filósofo de la ciencia y biólogo francés Félix-Alexandre Le Dantec, además de ser él quien asoció el cientificismo con el empirismo y el positivismo y uso del método científico como única forma válida para demostrar teorías y dar con la verdad.
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Limitaciones
Si bien la idea de que el método científico es la forma preferible para la obtención de nuevo conocimiento, cabe decir que la postura radical y extremista que implica el cientificismo ha ido disminuyendo puesto que, en sí misma, no es más que una forma arbitraria de establecer a ese método como algo que está por encima de cualquier otro proceso de obtención del conocimiento, aunque esas formas hayan resultado también eficaces.
Lo curioso es que el cientificismo se ha topado con su mayor limitación en su propia afirmación de que la ciencia experimental y empírica es la única forma de obtención de conocimiento objetivo. Basándonos en este mismo argumento, cualquier idea o teoría que provenga de una postura cientificista tendría que estar sujeta a la experimentación científica para encontrar alguna validez. Si afirma que la ciencia es la única forma de obtener conocimiento válido, entonces tendría que demostrarlo, lo cual nos hace entrar en una paradoja.
Otra limitación del cientificismo es su argumento de que el conocimiento solamente puede ser alcanzado a través del empirismo, es decir, por medio de la experiencia “física”, factual. Si un fenómeno o causa no puede ser experimentada entonces debería ser negada su existencia de acuerdo a esta postura. Sin embargo, realmente podría pasar que la experiencia nos dice que hay ciertas cuestiones que no pueden ser captadas por la experimentación, pero eso no significa que no existan.
Por ejemplo, la idea de consciencia. Muchos pensadores con visión cientificista consideran a los seres vivos como máquinas cuyo funcionamiento no depende de ningún ente metafísico como lo es el alma, puesto que como no se ha podido extraer ni analizar tal cosa de forma experimental, esa experiencia subjetiva no podría existir. De esta forma, el cientificismo “invalida” el concepto de mente entendida como entidad subjetiva, una idea propiamente humana.
Representantes cientificistas
Básicamente, cualquier científico que diga que solo el método científico es capaz de demostrar conocimientos como verdaderos se puede considerar cientificista. No obstante, podemos destacar a dos grandes pensadores que se consideran cientificistas y hablar sobre sus perspectivas en particular.
Mario Bunge (1919-2020)
Mario Bunge fue un filósofo, científico y físico de origen argentino cuyas perspectivas podrían considerarse cientificistas, siendo uno de los más conocidos defensores de estas ideas en tiempos contemporáneos. En su libro “Elogio al cientificismo” afirmó que esta postura representa una alternativa preferible a la humanista, puesto que la ciencia es capaz de dar más resultados.
Según Bunge el humanismo concede alternativas basadas en la tradición, las corazonadas y el ensayo-error, mientras que la ciencia más puramente empírica permite obtener verdades objetivas. Además, resaltó que la ciencia tiene la capacidad de crecer de forma exponencial por medio de lo que él denominó “la retroalimentación positiva”, un proceso que permite que los resultados de un procedimiento científico puedan ser reutilizados para nuevos experimentos.
Nicolas de Condorcet (1743-1794)
Marie-Jean-Antoine Nicolas de Caritat, marqués de Condorcet, fue un matemático y filósofo francés cuyas obras estuvieron muy relacionadas con asuntos muy debatidos en la Ilustración, entre ellos la política, la moral y la economía.
En sus escritos habló del progreso dentro del mundo de las ciencias y afirmaba que éste contribuía al progreso en otras ciencias relacionadas con la moral y la política, aspectos menos empíricos. Consideraba que la maldad dentro de una sociedad era el resultado de la ignorancia.
Conclusiones sobre el cientificismo
El cientificismo es la postura filosófica en torno a la ciencia que defiende que el método científico es la única forma de traer conocimientos válidos. Esta postura valora a las ciencias naturales por encima de las demás disciplinas. Aunque está a favor del método científico y es defensora de la ciencia sus afirmaciones, en sí mismas, no son científicas.
Su finalidad es la de promover el método científico como el único camino para obtener el conocimiento, en caso contrario tal conocimiento no debería ser tenido en cuenta.
Su origen se relaciona con el nacimiento de las ciencias modernas y positivas entre los siglos XVI y XVII, en el marco de la Ilustración y la Revolución Científica. Siendo una época en que la religión dejó de tener tanto peso al demostrarse como falsas muchas creencias empezó a prosperar la idea de que cualquier explicación proveniente de lo espiritual, metafísico y religioso, si no era demostrable empíricamente, debía ser rechazado.
Referencias bibliográficas:
- Agassi, Joseph and Robert S. Cohen (eds.) (1982). Scientific Philosophy Today: Essays in Honor of Mario Bunge. Dordrecht, D. Reidel. doi:10.1007/978-94-009-8462-2
- Bunge, Mario (2002). Diccionario de filosofía (2° edición). México: Siglo XXI. p. 75. ISBN 9682322766.
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- Mizrahi, Moti (July 2017). What''s So Bad About Scientism?. Social Epistemology. 31 (4): 351–367. doi:10.1080/02691728.2017.1297505.