8 hábitos y características de la gente que nunca se pone enferma
Mientras algunas personas enferman muy a menudo (los llamados "pupas"), otros casi siempre gozan de una salud espléndida. Para los primeros, un simple resfriado puede convertirse en una afección más seria, por ejemplo, una bronquitis. Estas personas siempre tienen dolores de cabeza, alergias u otros síntomas que les causan malestar.
En cambio, los segundos parece que están mejor protegidos por el organismo y tienen una salud de hierro. Éstos raramente están malos y, si lo llegan a estar alguna vez, se recuperan pronto. Ahora bien, eso no quiere decir que sean inmunes a los virus y no puedan padecer enfermedades, pero muchos tienen una serie de hábitos que les ayudan a mejorar su sistema inmunológico.
Características de las personas que no enferman nunca
Seguramente te preguntes: entonces...¿cómo son las personas que nunca enferman? ¿Cuáles son los hábitos que les ayudan a estar siempre sanas? A continuación puedes encontrar una lista de características de las personas que no enferman nunca.
1. Supleméntate con Vitamina C
Es frecuente escuchar que la vitamina C es ideal para prevenir el resfriado, pero esta vitamina, además, aporta muchos más beneficios para la salud. Aunque los efectos de los suplementos de vitamina C han sido cuestionados muchas veces, lo expertos afirman que son extremadamente útiles para aquellos individuos que se encuentran en situación de estrés.
Tomar 500 mg todos los días de buena mañana puede tiene un efecto positivo sobre el organismo. No tomas más de 2.000 mg cada día porque puede provocar problemas en los riñones y la digestión.
2. Duerme bien
Una mala higiene de sueño es uno de los peores hábitos que podemos tener las personas. El insomnio afecta de manera negativa tanto a nuestra salud física como psicológica. Cuando dormimos mal, el día siguiente estamos cansados y rendimos peor en las diferentes áreas de nuestra vida; por ejemplo, en el trabajo.
Dormir entre 6 y 8 horas diarias es sinónimo de estar sano, pero esas horas de sueño deben tener un horario más o menos fijo para no perturbar el reloj biológico. Los expertos del sueño coinciden al afirmar que la calidad del sueño es determinante para tener un sistema inmunológico fuerte. Los datos científicos afirman que dormir menos de 6 horas al día aumenta en un 30% las posibilidades de resfriarse. Aquellos que duermen de 6 a 8 horas reducen este riesgo en un 17%.
Si quieres saber qué hábitos del sueño debes mejorar, puedes visitar este artículo: “10 principios básicos para una buena higiene del sueño”
3. Mentalidad positiva
Las personas que están siempre quejándose y tienen una actitud negativa para afrontar la vida suelen sufrir mayores problemas de salud tanto física como psicológica. De hecho, la relación entre el cuerpo y la mente es clara.
Cuando tenemos un estado de ánimo negativo, las defensas de nuestro cuerpo no son tan eficientes. Según Elisha Lowe, doctora en el Hospital de Bala Cynwyd (Pennsylvania, Estados Unidos), el poder de la mente tiene una gran influencia en nuestra salud general.
4. Reduce el estrés
Muchos estudios científicos han demostrado que el estrés debilita el sistema inmunitario. Por tanto, manejar el estrés es clave para no enfermarse, al menos con tanta frecuencia. El estrés tiene consecuencias cognitivas, fisiológicas y conductuales a corto plazo, pero el estrés crónico, es decir, el estrés prolongado, produce consecuencia mucho más serias para la salud de las personas que el estrés agudo o de corta duración.
Según Kathy Gruver, autor del libro "The Alternative Medicine Cabinet" se pueden adoptar una serie de medidas para reducir estos efectos nocivos: practicar la meditación o bailar son algunos ejemplos.
- Artículo relacionado: “10 consejos esenciales para reducir el estrés”
5. Límpiate bien las manos
Muchas personas no se dan cuenta de la importancia de tener las manos limpias, pero esto es especialmente necesario cuando hay personas cerca que pueden estar pasando por algún proceso infeccioso como la gripe. No es cuestión de estar obsesionado con la limpieza de las manos, pero, por ejemplo, no cuesta nada hacerlo antes de comer.
6. Practica ejercicios físicos
Hacer deporte o practicar ejercicio físico es una de las actividades más saludables que podemos llevar a cabo. Los beneficios de la práctica deportiva son muchos, y afectan no solamente a los aspectos físicos sino también psicológicos.
El ejercicio físico reduce el estrés, que como ya se ha dicho debilita el sistema inmunológico. También permite mejorar el estado de ánimo y, en consecuencia, la salud general. Asimismo, un estudio publicado en el Journal of Sport and Health Science concluye que la práctica deportiva disminuye la probabilidad de padecer infecciones respiratorias y evita dolencias en la parte superior del cuerpo.
- Artículo relacionado: “Los 10 beneficios psicológicos de practicar ejercicio físico”
7. Tómate una ducha fría
Algunas personas se duchan cada mañana con agua fría por la creencia de que este práctica mejora el nivel de energía durante el día, evita la aparición de migrañas, mejora la circulación de la sangre y el dolor.
Mientras algunos individuos simplemente se ponen el agua a una temperatura gélida cuando se van a duchar, otros aprovechan para bañarse en el mar cuando la temperatura ambiental no es válida. El agua fría de buena mañana provoca que te actives más y estés más preparado para enfrentar el resto de la jornada, con lo cual es mucho más fácil cumplir con una serie de hábitos saludables sin caer en la pereza.
8. Come sano
Si el ejercicio físico es bueno para reducir las posibilidades de enfermar, comer bien y nutrirse de manera apropiada también lo es. La alimentación es sumamente importante para mantener nuestros niveles de energía óptimos, principalmente por el consumo de carbohidratos.
Las proteínas y las grasas, estas últimas preferiblemente saludables, realizan distintas funciones esenciales para nuestro organismo, por ejemplo, en la formación de estructuras. Comer sano incluye consumir niveles apropiados de los macronutrientes como los hidratos de carbono, los ácidos grasos, las proteínas y la fibra, y los micronutrientes como los minerales o las vitaminas. Estas últimas no deberían faltar en nuestra dieta, porque son claves para mantenernos sanos, como se ha comentado con la vitamina C.
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