Un divertido corto sobre nuestras armas de seducción
La seducción es un baile de movimientos inconscientes que nos acercan mutuamente con el objetivo de vernos y reconocernos, que tiene como objetivo gustar preservando la propia necesidad, siempre entendiendo la de la persona que tenemos en frente.
Es un proceso en que dos individuos se aproximan e interaccionan con una finalidad más o menos explícita de llegar a tener un encuentro íntimo. Las armas de seducción hacen que el coqueteo pueda ser más efectivo y emocionante.
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Un corto sobre la seducción
Con un divertido corto de animación titulado Cerebro dividido, los terapeutas del Instituto de Asistencia Psicológica y Psiquiátrica Mensalus nos hablan sobre las armas de seducción y la seguridad en uno mismo.
Puedes ver el cortometraje a continuación.
¿Cuándo intentamos seducir?
Por naturaleza deseamos gustar, no únicamente en el terreno sexual, sino en todos los ámbitos. La seducción va mucho más lejos. Seducimos constantemente.
Las armas de seducción son aquellas habilidades comunicativas a nivel verbal y no verbal que nos facilitan expresar y recibir feedback. Es lo que coloquialmente denominaríamos “buscar dejar huella”.
Desde la visión más psicológica, ¿cómo podemos entender este “dejar huella”?
Lo podemos entender desde la capacidad por conectar con la persona o personas a quienes nos dirigimos. Para ello, una de las principales claves es la mirada y la escucha empática, es decir, aquella capacidad de dedicar nuestro tiempo y energía en entender qué está sucediendo en el momento en el que nos ubicamos, sin evadirnos y estando física y mentalmente presentes.
¿La seducción de nace o se hace?
Quizás podríamos decir que ni una cosa ni la otra. El proceso de seducción es el resultado de una combinación: ser fieles a cómo uno “nace” (la propia esencia) y estar atentos a todo aquello que también, con el tiempo y la experiencia, se hace. El equilibrio entre los rasgos de personalidad, los valores más nucleares y los aprendizajes vitales, ofrece una imagen de nosotros mismos repleta de sentido (esta es la carta de presentación para la seducción).
Este sentido lo transferimos cuando nos comunicamos. La armonía entre los elementos que nos definen otorga y desprende seguridad, una seguridad que los demás ven y responden ante ella.
¿Cómo podemos trabajar esta seguridad?
La frase “para gustar tienes que estar seguro de ti mismo” reivindica que “las piezas del puzzle” encajen, es decir, que aquello que mostramos esté en consonancia con nuestro pensamiento y nuestra emoción.
Desde la Psicología trabajamos la coherencia entre nuestro sistema de creencias, sentimientos y acciones a partir de dinámicas que ponen de manifiesto quién es aquella persona, qué la mueve y qué objetivos desea conseguir. En ocasiones, las metas que perseguimos no encajan con nuestras necesidades vitales y es ahí donde aparece el malestar fruto de la incongruencia.
Percatarse de aquellas zonas de confort en las que permanecemos inmersos por “miedo a” (miedo a decepcionar, miedo a equivocarse, miedo a perder, miedo a no gustar, miedo a ser distinto, etc.) es el primer paso para volver a conectar con los valores nucleares (aquellos que definen cómo la persona construye la vida) y dibujar una acción para el cambio.
En este sentido, la deseabilidad social (el deseo de gustar y ser aceptado) puede ofuscar la necesidad individual (“los demás esperan que yo...”). La seducción busca gustar preservando la propia necesidad y entendiendo la de la persona que tenemos en frente.
Entonces, ¿para seducir es imprescindible la empatía?
Exacto. Y este es un fallo que muchas veces comentemos, no únicamente por lo que respecta a la seducción en el terreno sexual, también en el mundo de la publicidad, la información, los servicios, etc.
Uno de los éxitos de la seducción es comprender qué está pasando a nuestro alrededor a través de mantener la posición de espectador (la mirada objetiva).
Así mismo, disfrutar del vínculo que creamos, sea del tipo que sea, es otro de los grandes ingredientes que buscamos. Quizás suena a tópico, pero es una gran verdad. Desde el momento que dejamos de entender la seducción como un acto placentero y de realización personal, posiblemente, nos resultará mucho más complicado ver y ser vistos.
Qué dice la psicología de la atracción
La atracción es un fenómeno íntimamente ligado a la seducción, pero… ¿qué dice la ciencia al respecto? ¿qué resultados han arrojado las investigaciones sobre la atracción? ¿Nos gustan guapos o feos? ¿Qué nos dicen los estudios sobre el lenguaje corporal?
Si estás interesado en conocer algunas de las conclusiones científicas sobre la atracción, puedes leer este artículo: “La psicología de la atracción, en 12 claves”.