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Apatía en las relaciones de pareja: ¿cómo superarla?


Es bien sabido que, generalmente, las relaciones de pareja suelen empezar por una primera fase de enamoramiento, la cual con el paso de los meses da lugar a otra manera de experimentar ese vínculo, más calmada y no tan pasional. Ahora bien, esta segunda forma de vivir el día a día junto con esa persona no debe ser confundida con un sentimiento asociado al estancamiento de la relación: la apatía.

En este artículo hablaremos acerca de cómo la apatía puede desgastar una relación de pareja y qué podemos hacer para combatir este problema.

¿Tu relación de pareja se ha estancado por el sentimiento de apatía?

Empecemos hablando de las características y del modo en el que la apatía afecta al noviazgo o matrimonio. Este fenómeno psicológico es una combinación de falta de motivación ante cualquier actividad o proyecto vinculado a un contexto importante de la vida (en este caso, la relación de pareja), lo cual da lugar a una actitud de pasividad y desinterés.

Además, en la mayoría de los casos va unida a un cierto aplanamiento afectivo, lo que significa que exista una baja predisposición a experimentar emociones intensas surgidas de ese contexto de la vida, como por ejemplo tristeza, ira o felicidad. Dicho de otra manera, cuando estamos apáticos, es muy raro que un estímulo, idea o recuerdo que cruza nuestra mente sea capaz de hacernos sentir significativamente bien o mal; para lo bueno y para lo malo, sentimos siempre más o menos lo mismo.

Apatía en el noviazgo

Esta especie de estancamiento emocional, cuando se vincula a una relación de pareja, produce también un estancamiento de la relación: aunque permanezcamos en ella y no nos decidamos por regresar a la soltería, desde un punto de vista intelectual o racional no sabemos explicar (de un modo convincente ante nosotros mismos) por qué permanecemos junto a esa persona, simplemente nos dejamos llevar por la rutina y la inercia de ir haciendo lo que hemos estado haciendo durante esos meses o años de noviazgo o matrimonio.

La apatía no es lo mismo que el aburrimiento

Aunque tengan aspectos en común, sentir apatía en una relación de pareja no es lo mismo que sentir aburrimiento en ella. El aburrimiento es un estado mental más circunstancial y más dependiente de las acciones objetivas que realizamos; es decir, puede ser gestionado simplemente teniendo acceso a medios para realizar aficiones estimulantes. En cambio, la apatía no surge del hecho de no estar realizando acciones específicas que ayuden a hacer un uso productivo del tiempo libre del que disponemos, entre otras cosas porque cuando nos sentimos apáticos no tenemos motivación. Las causas de la apatía son más profundas y están basadas en sentimientos más abstractos que la experiencia de centrarnos en una tarea o de exponernos a ciertos estímulos.

En general, lo que nos hace sentirnos apáticos es que no somos capaces de darle significado a lo que hacemos en nuestro día a día, no nos parece que aporte ni orden ni una noción de progreso a nuestra identidad; por eso, cuando estamos aburridos solemos tener referencias acerca de qué podríamos estar haciendo para no sentirnos así (aunque nos falten energías para empezar o no tengamos los medios necesarios), pero en la apatía no existen esas referencias acerca de cómo salir de esa situación.

¿Qué hacer ante la apatía en un noviazgo o matrimonio?

Tal y como podrás intuir por lo que hemos visto hasta ahora acerca de la apatía, el ser una experiencia con causas y desencadenantes tan complejos y abstractos, resulta muy difícil darle solución en poco tiempo o realizando cambios superficiales en nuestra manera de vivir el día a día. Por ello, como norma general, manera más eficaz de abordar el problema es acudir al psicólogo, a sesiones de terapia de pareja, ya que de este modo dispondréis de apoyo personalizado y adaptado a vuestras experiencias, además de tener la posibilidad de expresaros con el apoyo de un profesional que media y trabaja para que ambos podáis decir cómo os sentís.

Pero dejando a un lado los avances que pueden tener lugar a través de un proceso de terapia, también os pueden ayudar los consejos generales que veremos a continuación.

1. Habla con tu pareja acerca de lo que te pasa

No es solo que la otra persona tenga derecho de saber cómo te sientes ante la relación; además, el hecho de comunicar esto de manera honesta te permitirá tomar medidas ante la situación sin tener que afrontar además el miedo a que la otra persona se entere de lo que ocurre, algo importante teniendo en cuenta que los cambios que deberás realizar en tu rutina os afectan a ambos y llamarán su atención.

2. Adopta la rutina de ir haciendo un diario personal

Escribir sobre lo que has ido sintiendo en el día a día es una muy buena manera de potenciar el autoconocimiento y aprender a distinguir entre los sentimientos y las emociones que surgen habitualmente en tu vida cotidiana. Plasmar en palabras estas cosas y leer acerca de ellas te permitirá entender muchas de las lógicas de lo que sientes, y también hará posible que detectes oportunidades de “reconectar” con las cosas ilusionantes y motivadoras que te puede ofrecer tu relación. De este modo, serás cada vez más capaz de identificar referencias acerca de las maneras en las que ese noviazgo o matrimonio te aportará experiencias significativas para tu desarrollo personal.

3. Propón rutinas y proyectos nuevos que os involucren a ambos

No se trata de hacer cosas motivadoras mientras estás con tu pareja, sino de hacer cosas ilusionantes y significativas que os unan, y que no serían lo mismo sin la otra persona. Pero mucha gente no llega a pasar de los deseos a las acciones; para evitar esto, es importante organizarse un horario que delimite el inicio y el final de esas actividades (en vez de detallar únicamente los bloques de tiempo dedicados al trabajo y a las obligaciones del hogar).

4. En vez de limitaros a hablar, conversad

Comprendemos el uno al otro mediante conversaciones significativas acerca de vuestras inquietudes, vuestros temores, lo que os ilusiona, etc. Evitad caer en el error de asumir que ya conocéis a la otra persona; del mismo modo en el que tú cambias con el paso del tiempo, lo mismo ocurre con tu pareja, pero si no os comunicáis bien esas transformaciones pueden pasar inadvertidas a corto o medio plazo.

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