¿Cuáles son los efectos psicológicos y físicos de la megarexia?
Es posible que hayas oído hablar de la anorexia como un trastorno alimenticio, pero tal vez no hayas hecho lo propio con la megarexia.
En este artículo trataremos de escribir algunas líneas de forma que puedas conocer un poco más en qué consiste esta alteración, así como para aclarar algunas dudas y también ser capaz de identificar un problema que tiene tratamiento. ¿Estás listo? Empezamos.
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¿Qué es y en qué consiste la megarexia?
Al igual que ocurre con la anorexia o la bulimia, la megarexia es otro trastorno de la alimentación, eso sí, bastante menos conocido que los que mencionamos. Sin embargo, las consecuencias que puede generar para la salud son igualmente malas.
Así, la megarexia es el trastorno opuesto a la anorexia. Si en el caso de la anorexia las personas se perciben como obesas cuando no lo están, la megarexia hace lo contrario: hace que las personas se vean delgadas cuando son obesas.
Al no ser un trastorno demasiado conocido, es difícil controlar esta enfermedad. La obesidad no es sólo una cuestión estética, sino que puede provocar graves problemas de salud en las personas que la padecen.
Este trastorno, sin embargo, no está considerado en el DSM (Manual de diagnóstico estadístico de los trastornos mentales). Fue el Dr. Jaume Brugos quien mencionó por primera vez el término Megarexia en uno de sus trabajos recogidos en su libro "Diet Isoproteica" en 1992.
No queremos dejar de insistir en que la megarexia es un trastorno alimentario que es una enfermedad grave, crónica y progresiva que, aunque su característica más importante tiene que ver con la alteración de la conducta alimentaria, existen otro tipo de síntomas como la distorsión de la autoimagen corporal, un gran miedo a ganar o perder peso y la adquisición de determinadas creencias y valores sobre la estética y la imagen de su cuerpo.
Hoy en día, en las sociedades occidentales, es habitual encontrarse con personas obsesionadas con su aspecto físico, una obsesión que puede dificultar el normal funcionamiento de su vida diaria y que pone en riesgo su salud. En casos extremos, puede incluso poner en peligro la vida.
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Las consecuencias de la megarexia
Como hemos dicho, la megarexia no solo influye en el aspecto de las personas, sino que también lo hace (y lo que es más importante) en su salud. En la mental como en la física.
Como hemos mencionado, la obesidad y el sobrepeso son factores de riesgo que aumentan enormemente el riesgo de padecer enfermedades como la diabetes, el síndrome metabólico, las enfermedades cardiovasculares, la gota, etc.
Las personas que padecen megarexia no sólo no se sienten obesas, sino que no hacen nada para cambiar su estilo de vida perjudicial. Por ejemplo, en lugar de comer alimentos nutricionalmente adecuados, comen alimentos poco saludables. Al no ser conscientes de su trastorno, no llevan un estilo de vida activo ni hacen ejercicio, lo que aumenta el riesgo de padecer otras enfermedades asociadas a un estilo de vida sedentario.
Esto hace que estas personas, por lo general, no tengan el nivel de autoestima demasiado alto, por decirlo de alguna manera. Y esto puede provocar que caigan en la adicción para sentirse mejor con ellos mismos y huir de lo que les provoca ese malestar. Además, también suele acarrear una adicción a la comida con mucho dulce, como pasteles o similares.
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¿Cómo luchar contra la megarexia?
En este caso, se hace bueno el refrán “más vale prevenir que curar”, ya que la prevención es un elemento fundamental para esta enfermedad y las adicciones en las que puede derivar.
Sin embargo, es posible que ya la prevención no sea factible, en cuyo caso deberás acudir a profesionales para que te ayuden a salir de ella.
Lo primero que es necesario hacer es reeducar al paciente para que conozca la dimensión real de su enfermedad, así como para conseguir que sea capaz de identificar sus síntomas y conocer sus consecuencias.
El segundo paso consiste en trabajar la conducta, ofrecer pautas que permitan modificarla. A tal fin, es necesario conocer cuáles son los detonantes, así como ofrecer una alternativa saludable a la alimentación que mantiene el enfermo. Además, es muy importante recordar que la fijación y el establecimiento de metas y de hitos es fundamental en el tratamiento.
Otra cuestión es cómo el paciente y el profesional pueden trabajar juntos para conseguir modificar la forma en la que el paciente se auto-percibe, de modo que sean capaces de asumir su propia responsabilidad en el proceso de recuperación y cambiar todos aquellos pensamientos que le afectan negativamente. Para esto, el profesional le proporcionará herramientas y pautas que le ayudarán.
Como en cualquier otro tratamiento de la adicción, en este caso, evitar el craving es algo elemental. Para ello, se tratará de evitar en todo lo posible todo riesgo que haga que el paciente pueda volver a caer en el problema.