¿Qué es el wellness? El nuevo bienestar mental y físico
Es bien sabido que un problema no se puede concebir como tal hasta que no se han creado los conceptos para definirlo y acotarlo. Es por eso, entre otras cosas, que nuestra concepción actual de lo que debe ser el bienestar se ha ido ampliando hasta englobar aspectos de la vida humana que décadas atrás habrían resultado carentes de importancia o incluso desdeñados.
Hoy, sin embargo hablamos no sólo de la importancia de cubrir las necesidades básicas de cada uno de nosotros, sino de un reino de potencialidades mucho más amplio que la posibilidad de sentirse bien físicamente. Este concepto ha sido llamado wellness.
El wellness es una idea con la que cada vez trabajan más terapeutas y psicólogos, pero también organizaciones de hoteles con spa y agencias que ofrecen experiencias de fines de semana. ¿Qué es el wellness y a qué se debe su popularidad?
Wellness: una nueva concepción del bienestar
Lo que entendemos hoy en día por wellness se deriva de las ideas de Halbert L. Dunn, un estadístico estadounidense que es considerado el padre del Wellness Movement. En los años 50, Dunn desarrolló la idea de wellness entendiendo que el bienestar humano tenía que ir más allá de lo que hasta ese momento se englobaba en el ámbito de la salud. Así, este concepto tenía que incluir, además del correcto funcionamiento del organismo, la capacidad para optar a varias vías de autorrealización.
De este modo, el wellness del que hablaba Halbert L. Dunn puede ser entendido como la dinámica y estilo de vida mediante la cual el potencial humano es llevado a su máximo en las esferas de lo físico, lo mental y lo espiritual. Como la teorización del wellness incluye la aceptación de la existencia de un mundo mental y espiritual además del físico, este concepto es utilizado especialmente en los círculos de influencia de la medicina alternativa y la psicología no experimental.
Desde los años 50, y especialmente con el impulso que tomó la cultura New Age en los años 70, esta idea de salud se ha extendidos a centros de spa, balnearios y hoteles wellness, pero también a programas de viaje y experiencias que ofrecen fines de semana wellness y estancias largas dedicadas a la mejora del nivel de vida.
Una cuestión eternamente postergada
Esta nueva manera de entender el bienestar no nace a mediados del siglo XX por casualidad. Hay motivos por los que hoy en día existan multitud de centros de wellness y hace un siglo esta idea ni siquiera fuese planteada. Esto es así porque los cambios en las condiciones sociales han hecho posible que se haya extendido la filosofía del wellness y la salud integral.
Es curioso que, aunque las sociedades humanas de occidente hayan asumido durante muchos siglos la existencia de una separación entre el cuerpo y el alma, todos sus esfuerzos en el sentido de mejorar la calidad de vida de las personas (la de las clases pudientes, en concreto) se han centrado sólo en el ámbito de lo físico. El ámbito espiritual, que se entiende como ligado a lo divino y parece, por lo tanto, mucho más importante que la "simple carcasa de carne y huesos", cobra todo el protagonismo en la práctica de crear las condiciones de vida ideales.
Unos pocos elegidos
La alimentación del alma era algo que estaba reservado a élites muy reducidas y su entorno, por más que siempre hubiera algún filósofo que, aún teniendo problemas para sobrevivir, se empeñara en dar respuesta a este tipo de cuestiones.
Claro que, hasta no hace tanto, era difícil intentar dar respuesta a un repertorio de necesidades tan difíciles de definir como las que corresponden al ámbito de lo espiritual, y menos con los escasos recursos y las tecnologías limitadas de las que se disponía. ¿Cómo hubieran podido hablar de wellness los antiguos romanos, por ejemplo, que dependían de la negación del carácter humano de sus esclavos para mantener ellos mismos un nivel de vida aceptable y utilizar sus servicios con total libertad?
Hoy en día, sin embargo, hablar de wellnes ya es posible. Y lo es, entre otras cosas, porque ya disponemos de los recursos y la tecnología para no seguir postergando indefinidamente la pregunta fundamental: ¿qué pasa con el bienestar de nuestra mente?
El wellness en la sociedad del bienestar
No es de extrañar, por tanto, que esta noción de lo que es el wellness prácticamente coincida con la aparición del estado del bienestar, poco después de la Segunda Guerra Mundial. Como las necesidades básicas de cada vez más estratos sociales estaban siendo cubiertas gracias a la redistribución de la riqueza, era más fácil llevar más allá el alcance de todos los valores humanos positivos.
Es en este momento cuando empieza a hablarse más de la libertad, la autonomía para poder elegir un estilo de vida adaptado a la propia manera de ser y de hacer las cosas. También es en este momento cuando se empieza a propagar la idea de que el bienestar debe atender a cuestiones no tratadas hasta el momento. Muchos profesionales de la psicología empiezan a enfocar sus intervenciones hacia la necesidad no ya de tratar problemas mentales, sino también de ayudar a conducir a los pacientes hacia la felicidad y la autorrealización. Las necesidades del espíritu, reformuladas como necesidades de la mente, pasan a ser algunos de los objetivos principales.
De este modo todas las ideas relacionadas con la salud y el fitness se han empapado con la noción de wellness: desde los planes para perder grasa, perder peso y mantener un vientre plano, hasta planes de tratamiento para pacientes enfermos o para ayudar a llevar planes de dieta saludable.
La ciencia al habla
Como siempre ocurre con los conceptos que apelan a un mundo espiritual que funciona por lógicas distintas al reino de lo físico, el wellness en su definición original no es algo que se tenga demasiado en cuenta en la psicología científica ni en la medicina convencional. Las investigaciones y los planes de intervención desde estas instancias suelen centrarse en el estudio de la experiencia subjetiva y el efecto placebo, pero no en la consideración de ámbitos de bienestar desligados de los procesos biológicos y fisiológicos normales.
Está claro que los planes para perder peso podrían funcionar mejor si la idea de wellness es interiorizada y asumida por los pacientes, y que los hoteles pueden mejorar sus resultados económicos si incluyen un centro wellness en sus servicios, pero eso no nos dice gran cosa sobre un ámbito de necesidades humanas apartado del resto de ámbitos de la salud física.
Así pues, aunque a muchos spas, hoteles, agencias de viaje y organizaciones de medicina alternativa les pueda resultar útil la idea de wellness, esta no es una verdad universal.
Creer en el wellness puede abrirnos las puertas a una nueva manera de desarrollar felicidad y disfrutar la vida, pero no hacerlo no nos convierte en personas alejadas del auténtico bienestar.