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Ejemplos de
Pensamiento convergente y divergente

El pensamiento convergente es el que busca las respuestas correctas a un dilema, recurriendo más a la lógica que a la creatividad; mientras que su opuesto, el pensamiento divergente, es es que busca soluciones creativas a partir del riesgo y la curiosidad.

Los términos pensamiento convergente y pensamiento divergente fueron acuñados en 1967 por el psicólogo estadounidense Joy P. Guilford (1897-1987) como parte de sus conocidos estudios en torno a la estructura de la inteligencia, y describen cada uno un tipo específico de tendencia de razonamiento.

Estos tipos de pensamiento se oponen entre sí, aunque también se complementan: las ideas obtenidas mediante el pensamiento divergente, por ejemplo, se estructuran apelando al pensamiento lógico, convergente.

La convergencia tiende a ser más convencional y más racional, por lo que se le suele llamar también pensamiento vertical. En cambio, la divergencia o pensamiento lateral implica “pensar fuera de la caja” (un préstamo del inglés To think outside the box), o sea, pensar desde nuevas perspectivas.

Los seres humanos utilizamos ambos tipos de pensamiento y acudimos a ellos en diferentes oportunidades, aunque nunca de manera simultánea: o convergemos, o divergimos. Al mismo tiempo, existen en cada quien ciertas tendencias marcadas en la personalidad (y no en la inteligencia) que hacen más propicio y frecuente uno u otro modelo de pensamiento.

Diferencias entre el pensamiento convergente y divergente

Las diferencias entre el pensamiento convergente y el divergente pueden resumirse en:

Pensamiento convergente Pensamiento divergente
Es lógico, racional, pero poco creativo. Es creativo, original, pero poco dado a la lógica.
Persigue una respuesta “correcta”, siguiendo los patrones establecidos. No busca una respuesta “correcta”, sino que traza un camino hacia nuevas soluciones originales.
Valora la calidad de las ideas por encima de la cantidad. Valora la cantidad de ideas originales y tiene la multiplicidad como un valor.
Se orienta hacia la definición, la planificación y lo concreto. Se orienta hacia lo abstracto, lo indeterminado, la incertidumbre.
Se atiene a lo establecido. Cambia el marco de referencia.

Ejemplos de pensamiento convergente

Algunos ejemplos de actividades que requieren del pensamiento convergente:

  1. Resolver un problema de matemáticas.
  2. Seguir la proporción justa de ingredientes para una receta de cocina.
  3. Establecer el presupuesto familiar para unas vacaciones.
  4. Hallar al culpable de un crimen entre los sospechosos, usando la deducción lógica y la evidencia.
  5. Diseñar una estrategia de ajedrez para dar jaque mate al contrario.
  6. Calcular los impuestos a pagar en base a las ganancias obtenidas durante el año.
  7. Escoger la mejor estrategia para enfrentar un inconveniente laboral entre las que se propongan en una reunión.
  8. Reconstruir pieza por pieza un adorno que se hizo añicos contra el suelo.
  9. Resolver un crucigrama.

Ejemplos de pensamiento divergente

A continuación algunos ejemplos de actividades que requieren del pensamiento divergente:

  1. Resolver acertijos y enigmas que contienen juegos de palabras.
  2. Improvisar en la cocina y obtener una receta personal.
  3. Discutir un problema laboral y acabar descubriendo en él un beneficio inesperado que lo convierte en una ventaja.
  4. Utilizar las piezas de un aparato dañado para construir uno totalmente diferente.
  5. Salir a pasear sin un rumbo definido, y así descubrir un nuevo recorrido.
  6. Componer una canción.

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Referencias

  • “Pensamiento convergente” en Wikipedia.
  • “Pensamiento divergente” en Wikipedia.
  • “¿Qué son el pensamiento Divergente y Convergente y la solución RSS?” en el diario El Mundo (España).
  • “Pensamiento divergente y convergente” en Human Centric.