Ejemplos de
Cinismo
El cinismo es una actitud de las personas que consiste en la desvergüenza o el atrevimiento al decir o hacer cosas comúnmente consideradas reprobables, o sea, contrarias a la moral o al buen gusto de la sociedad.
Las personas cínicas, en general, son descreídas, desvergonzadas o sarcásticas, dado que no creen en las reglas generales de la sociedad y cuando las siguen lo hacen sin convicción ni vocación, a menudo acudiendo a la burla o a la ironía.
Es una actitud de descreimiento, duda y desvergüenza frente a las normas de la sociedad, la autoridad de cualquier tipo e incluso la palabra de los otros. Por ende, una persona cínica es la que pone siempre en duda las buenas intenciones de la gente, que acata a regañadientes las normas sociales y que no siente ninguna vergüenza al violar las costumbres o normas sociales y morales imperantes.
- Ver además: Normas de convivencia
Origen del cinismo
Los orígenes nos remontan a la Antigua Grecia y a la mitad del siglo IV a. C., cuando el filósofo Antístenes (444-365 a. C.), discípulo de Sócrates, decidió expresar su desencanto con la filosofía imperante y fundó su propia escuela y santuario, que llamó Cinosargo (del griego kynosarges: “Mausoleo del perro”).
A los discípulos de Antístenes, por lo tanto, se les conoció como “cínicos” (kynikós), un nombre que a menudo se asociaba con el carácter “perruno” de quienes allí se formaron: llevaban vidas sencillas pero excéntricas, con poca preocupación por la higiene y la apariencia. Los cínicos rechazaban los lujos y los excesos, pues consideraban que el ser humano ya lleva en sí mismo lo necesario para ser feliz, y la sociedad se empeñaba más bien en quitárselo. Por eso, cuando estaban en sociedad, practicaban la anaideia, es decir, la burla, la provocación y la desvergüenza como una forma de recordar a la gente el engaño que vivía.
Los cínicos fueron personajes muy polémicos en la Antigua Grecia, cuyo comportamiento indecoroso e impúdico los hacía blanco de críticas y del desprecio de las demás escuelas filosóficas. El más famoso de los filósofos cínicos fue Diógenes de Sinope (c. 412-323 a. C.), quien proponía como los dos grandes ideales de la vida humana la autosuficiencia (autarkeia) y la apatía (apatheia), y de quien se cuenta que en una ocasión estaba tendido tomando el sol, cuando Alejandro Magno se le acercó y le preguntó qué es lo que quería, y el filósofo le respondió: “que no me tapes el sol”.
Ejemplos de cinismo
Algunos ejemplos de cinismo son:
- Un político llega al poder luego de que su partido cometiera fraude en las elecciones. Todo el mundo lo sabe y lo reclama, pero se hace con el poder de todos modos y en su primer discurso público da las gracias “a la voluntad popular que me encargó este poder” y afirma que “la democracia es una institución clave de nuestro modo de vida”.
- Un hombre descubre que su mujer le es infiel y la confronta. Ella al principio lo niega, pero al verse contra la pared le responde que el matrimonio no tiene por qué ser monógamo y que la fidelidad es un valor sobreestimado.
- En un mundial de fútbol, un jugador mete un gol con la mano en lugar de la cabeza, y cuando se lo anulan, protesta efusivamente. Más tarde, al ser entrevistado por la prensa, se ríe y dice que tenía que intentar confundir al árbitro.
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Referencias
- “Cinismo” en el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española.
- “Escuela cínica” en Wikipedia.
- “Radicación de la palabra Cinismo” en el Diccionario Enciclopédico Castellano En Línea.
- “Cinismo” en Filosofía.org.