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Artículo de Divulgación sobre el Calentamiento Global

El calentamiento global y sus efectos, explicados de un modo sencillo

El calentamiento global y el cambio climático se encuentran hoy en día en todos lados: en la prensa, en documentales especializados y en boca de políticos de distinto signo ideológico. Pero, ¿Qué es exactamente el calentamiento global? ¿Cuándo comenzó? ¿Por qué es tan importante?

Comencemos por recordar que vivimos en un planeta conformado por una superficie más o menos rocosa (la tierra), inundada de agua en un 70 % de su área total (los océanos) y rodeada por encima de una bola de gases más o menos homogénea (la atmósfera). Estos tres elementos se hallan en continuo intercambio de materia y energía, en diferentes ciclos o circuitos que se afectan el uno al otro.

Tomemos como ejemplo el ciclo del agua: se calienta por acción del sol y se evapora, ascendiendo a las nubes donde se enfría y condensa para volver a caer como lluvia, nieve o granizo, para volver a fluir por ríos y aguas subterráneas hacia los mares. Este ciclo es llamado el ciclo hidrológico, y no es el único que existe en el planeta: el ciclo del carbono, que abarca otros actores y otros tiempos, es otro circuito muy importante.

En el ciclo del carbono, la materia orgánica que contiene una gran cantidad de estos átomos se descompone al morir los seres vivos y transmite sus moléculas a otros seres vivos que se alimentan del cuerpo, y también a la atmósfera, en forma de gases orgánicos, muchos de los cuales son capturados por las plantas, como el dióxido de carbono (CO2) y empleado durante la fotosíntesis para fabricar almidones y otros compuestos orgánicos.

Como podemos ver, se trata de una dinámica de reciclaje eficiente, que sin embargo tiene un impacto importante en la atmósfera, pues los gases ricos en carbono son gases pesados, capaces de retener la radiación de la energía solar e impedir que se disperse hacia el espacio. Estos gases son capaces de calentar la atmósfera, reteniendo el calor del sol e impidiendo que se escape. Algo conocido como el efecto invernadero.

La abundancia de estos gases en la atmósfera, por lo tanto, es un factor importante que determina el calor del planeta e incide en el tipo de climas que existen. A mayor temperatura planetaria, hay más vapor de agua en el ambiente y hay menos capacidad de congelación, de modo que los hielos y las nieves polares y de las cumbres se derriten, lo que provoca el aumento en el nivel del agua de los mares y el cambio en su balance químico.

La vida, por lo tanto, ha tenido desde sus inicios un impacto a largo plazo en el destino del planeta. Por ejemplo, cuando surgieron las primeras plantas y el mundo se llenó de oxígeno por primera vez, el clima cambió dramáticamente, pues hasta entonces la atmósfera estaba repleta de moléculas de metano (CH4), liberadas por el metabolismo de las bacterias descomponedoras anaerobias (como las que existen hoy en nuestros propios intestinos).

El metano es un gas pesado y rico en carbono, pero que se oxida rápidamente bajo la luz ultravioleta y genera dióxido de carbono, un gas más liviano. Así, la atmósfera fue cambiando y la temperatura del planeta disminuyendo, lo cual le costó la vida a miles de especies que perecieron masivamente, en lo que hoy llamamos la Catástrofe del Oxígeno del Paleoproterozoico (hace alrededor de 2400 millones de años).

La intervención humana

De manera similar, hace poco más de dos siglos, la especie humana inició su Revolución Industrial y cambió para siempre su manera de trabajar, de desplazarse y de manejar herramientas. La máquina podía hacer las cosas mucho más rápido, fácil y continuamente que las personas, pero requería a cambio de energía. Y la energía debía también producirse.

A partir de entonces, la humanidad centró sus esfuerzos en obtener más y mejor energía para alimentar a sus numerosas máquinas, que le permitieron producir más alimentos en menos tiempo, desplazarse por los aires, los mares o la tierra, e incluso, mucho después, llegar al espacio. La principal manera de obtener energía que tuvimos fue la quema de ciertos materiales de origen fósil, de origen orgánico, que al ser muy ricos en carbono, producen una intensa llama durante su combustión.

El primero de estos materiales fue el carbón mineral, que no es más que restos de árboles fosilizados. Posteriormente descubrimos el gas natural y en último lugar el petróleo, sustancias muy inflamables y de las que aprendimos a refinar poderosos combustibles. Desde entonces, los hemos empleado en motores a combustión interna para empujar nuestros vehículos, para calentar nuestros hogares y encender nuestras cocinas, pero, por sobre todas las cosas, para producir energía eléctrica.

Esta revolución cambió para siempre a la humanidad. Nos permitió crecer y eso a su vez incrementó nuestras necesidades de comida, transporte y energía. Pero al mismo tiempo, ha ido teniendo un efecto acumulado en el medio ambiente.

Por un lado, la quema de estos poderosos combustibles produce diferentes tipos de gases, algunos muy tóxicos pero inestables como el monóxido de carbono (CO), pero sobre todo producen dióxido de carbono (CO2), el mismo gas que exhalamos al respirar (lo cual no sería un problema, dado que existe un ciclo del carbono que se haría cargo de ello). Pero también hemos talado inmensos bosques y selvas para extender nuestros terrenos de cultivo, hemos contaminado ecosistemas enteros y reducido la biodiversidad existente, de modo que el medio ambiente ha ido perdiendo su capacidad para captar y asimilar naturalmente el exceso de carbono en la atmósfera.

La consecuencia de este incremento de carbono en la atmósfera es exactamente la opuesta a la Gran Oxidación del Paleoproterozoico: la atmósfera se ha ido llenando de gases pesados que retienen el calor y las temperaturas globales han ido aumentando en las últimas décadas en poco más de un grado y medio centígrado.

Esto podría parecer muy poca cosa, pero no se trata simplemente de que haga un poco más de calor, sino de que hemos iniciado una reacción ambiental en cadena, que irá calentando más y más el mundo hasta convertirlo en un lugar muy diferente (y posiblemente más cruel) al que vio nacer a nuestra especie.

Las consecuencias

Las consecuencias del calentamiento global son complejas y se agrupan en lo que se conoce como el cambio climático: temperaturas más extremas (veranos más cálidos e inviernos más secos y crudos), desertificación en los lugares secos y derretimiento de los glaciares y el permafrost en los polos, que liberan más agua en los océanos (que aumentan su nivel) y a su vez más dióxido de carbono a la atmósfera, ya que este gas se halla congelado y en forma física en los polos.

El proceso que hemos puesto en marcha podría aumentar su velocidad y en algunas décadas hacerse irreversible, transformando el planeta en una versión muy distinta de la que nos conviene. Miles de especies se extinguirán, empobreciendo sus ecosistemas y cambiando nuestros modos de vida para siempre, y la crisis climática continuará por caminos que, simplemente, no podemos predecir.

Las acciones para impedirlo son claras: debemos dejar de bombardear metano y dióxido de carbono a la atmósfera, pues la rentabilidad de sus industrias no nos será útil para impedir el cambio climático. Debemos obtener nuestra energía de una manera más amigable con la atmósfera, que no genere tantos gases de efecto invernadero, y debemos cambiar algunos de nuestros hábitos para atender lo que es un proceso ambiental del cual debemos hacernos responsables.

Referencias:

  • “Divulgación científica” en Wikipedia.
  • “Calentamiento global” en Wikipedia.
  • “¿Qué es el calentamiento global?” en National Geographic.
  • “¿Qué es el calentamiento global y cuáles son sus causas?” en BBVA.
  • “El cambio climático para niños – ¿Qué es?” (video) en Smile and Learn.

¿Qué es la divulgación científica?

Se llama divulgación científica al conjunto de artículos, ensayos y estudios explicativos que abordan una temática científica, pero lo hacen desde un punto de vista accesible a todo público, con la intención de formar al lector en la materia. En eso se distingue de las publicaciones científicas especializadas, ya que estas últimas apuntan a un público formado en la materia, o sea, dotado de ciertos saberes técnicos y académicos.

La divulgación científica juega un rol muy importante en la masificación y democratización del conocimiento, y parte siempre de la necesidad de “traducir” el pensamiento científico a términos de más fácil comprensión que puedan ser manejados por el gran público. Un ejemplo célebre de divulgación científica fue el show televisivo Cosmos: un viaje personal escrito y conducido por el astrónomo y astrofísico estadounidense Carl Sagan entre septiembre y diciembre de 1980.

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