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Lenguaje informal

Te explicamos qué es el lenguaje informal, sus características y diversos ejemplos. Además, qué es el lenguaje formal.

¿Qué es el lenguaje informal?

Cuando hablamos del lenguaje informal, o en términos más precisos al registro informal del habla o registro lingüístico informal, nos referimos al modo coloquial o desenfadado en que una lengua es utilizada, siempre en un contexto comunicativo específico.

Es decir, es el modo en que hablamos en situaciones de familiaridad, confianza o cercanía con nuestros interlocutores, a diferencia del lenguaje formal, que empleamos en situaciones protocolares, importantes y de respeto. Esto se debe a que los hablantes no siempre utilizamos de la misma manera nuestro idioma, ya que nos adaptamos a las situaciones comunicativas que enfrentamos en nuestra vida.

Por ejemplo, no hablamos de la misma manera cuando estamos en la plaza con nuestros amigos y cuando estamos defendiendo un trabajo académico ante un jurado especializado, ya que cada situación tiene niveles de exigencia y de responsabilidad diferentes. Esa es la diferencia entre un registro informal y un registro formal, respectivamente. Se trata de la misma lengua, pero utilizada de dos maneras muy diferentes entre sí.

El registro informal, así, es típico de las situaciones de confianza y familiaridad, o bien de las circunstancias cotidianas en las que las normas de cortesía y protocolo se relajan. Supone una forma casual de comunicarse, en la que prestamos poca atención al idioma mismo, pues contamos con otras herramientas del momento para darnos a entender.

Generalmente supone también la complicidad de nuestros interlocutores, o bien el tiempo y el espacio para explicar algo que no se haya entendido. También se lo considera sinónimo del lenguaje coloquial.

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Características del lenguaje informal

El registro informal, coloquial o familiar se caracteriza por lo siguiente:

  • Presta poca atención a la precisión y corrección con que se utiliza la lengua, permitiéndose cierto margen de imprecisiones y ambigüedades, dado que no se trata de una forma de hablar planificada, sino fruto de la pura improvisación.
  • Permite el uso de muletillas, groserías, juegos de palabras y expresiones que van acompañadas de gestualidad o mímica para comprenderse, pues se cuenta generalmente con la complicidad del interlocutor.
  • Favorece las estructuras simples, con un léxico limitado, y favorece siempre el entendimiento inmediato por encima de la corrección y el estilo. Es, pues, práctico y pragmático.
  • Acude a menudo al argot, la jerga o los vulgarismos entre los interlocutores, de modo tal que quien escuche desde afuera entenderá poco de lo dicho.

Ejemplos de lenguaje informal

A continuación un par de ejemplos de lenguaje informal:

Conversación entre dos amigos:

Uno le dice al otro: “Epa, compa, ¿y tu vieja cómo sigue? antier o ayer me dijiste que andaba medio malita, ¿no?”. Su interlocutor le responde: “Sí, loco, hemos ido como mil veces al doctor, pero no da pie con bola”.

¿Cómo sabemos que es informal esta conversación?

  • Se refieren el uno al otro de manera desenfadada (“compa”, “loco”).
  • Emplean un léxico familiar (“vieja” por “madre”; “no da pie con bola” por “no logra dar con un diagnóstico”).
  • Emplean giros coloquiales (“medio malita” por “enferma”; “como mil veces” por “muchas veces”).

Conversación entre dos hombres que acaban de chocar sus automóviles en plena calle.

El primero en bajarse del vehículo le grita al otro: “¿Estás ciego? ¿No viste que traía puesta la luz de cruce? ¿De dónde sacaste la licencia?”

¿Cómo sabemos que es informal el tono en que habla?

  • Se refiere a su interlocutor de manera poco respetuosa, con insinuaciones ofensivas.
  • A pesar de que habla con un desconocido, prescinde de la cortesía (no le dice “Ud.”, por ejemplo.
  • Hace preguntas retóricas cuyo propósito es expresarle al otro su molestia (“¿Estás ciego?”).

Lenguaje formal

A diferencia del registro informal, lo que llamamos lenguaje formal es una forma de usar el idioma que atiende a las convenciones y a la corrección, y es usualmente empleado en situaciones de respeto, protocolares o de exigencia intelectual, en las que el lenguaje informal no tendría cabida.

Por ejemplo, si estamos por recibir al embajador de otro país, es común que empleemos un lenguaje formal, refiriéndonos a su persona con títulos protocolares y con un lenguaje digno de una conversación educada.

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Referencias