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Ambivalente

Te explicamos qué es algo ambivalente, el origen del término y cómo lo entiende el psicoanálisis. Además, ejemplos en oraciones.

¿Qué es algo ambivalente?

Cuando decimos que algo es ambivalente, o que existe ambivalencia, estamos refiriéndonos a una situación, un elemento o una idea respecto de los cuales se presentan dos interpretaciones, dos valores o dos tendencias, normalmente opuestas entre sí, al mismo tiempo.

Por ejemplo, podemos tener sentimientos ambivalentes respecto de una persona, si sentimos que la amamos y la odiamos al mismo tiempo, sin que ninguno de los dos sentimientos predomine a la larga sobre el otro.

La palabra ambivalencia viene del latín ambo (“ambos”) y valentia (“valor” o “fortaleza”). Fue acuñada a inicios del siglo XX por el psiquiatra suizo Eugen Bleuer (1857-1939), quien lo propuso para describir las complejas relaciones en las que se presentan a la vez dos tendencias emocionales contrapuestas e irreconciliables respecto de un mismo objeto.

Este término fue acogido por el psicoanálisis, y alabado por el mismísimo Sigmund Freud. En el campo del psicoanálisis, sin embargo, se entiende que en dichas situaciones de ambivalencia afectiva (también llamada ambitimia), no suelen presentarse las dos emociones del mismo modo, sino que una de las dos es más manifiesta mientras que la otra es reprimida.

Sin embargo, podemos emplear el término ambivalente en muchos otros campos de la vida, distintos al psicológico. Siempre, desde luego, con el sentido de la presencia simultánea de dos valores distintos al mismo tiempo, esto es, como más o menos sinónimo de ambigüedad, duda, indeterminación o confusión. Sus antónimos son univalente, unívoco, explícito, unidireccional.

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Ejemplos de oraciones con “ambivalente”

A continuación, presentamos algunos ejemplos de uso de esta palabra, para poder apreciarla en sus contextos posibles:

  • “Los resultados de la encuesta de consumidores son ambivalentes”.
  • “Candidato, tanta ambivalencia política lo hará parecer sospechoso”.
  • “Aquella carta de despido lo dejó en una situación ambivalente: sintió un gran alivio y a la vez un miedo profundo”.
  • “No sé si le gusto a Lorena, porque siempre me manda señales ambivalentes”.

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Referencias