Situaciones didácticas: teoría, tipos, ejemplos
El concepto de situaciones didácticas es uno de los más importantes dentro de la teoría del mismo nombre desarrollada por Guy Brousseau en los años 70 del siglo XX. Se trata de un marco teórico creado para mejorar el proceso de enseñanza de las matemáticas, una de las áreas tradicionalmente más complicadas de entender para los alumnos.
La teoría de las situaciones didácticas plantea que los conocimientos (tanto los matemáticos como los de cualquier otra clase) no se forman de manera espontánea, sino que es necesario que se cumplan ciertas condiciones para que puedan generarse correctamente. Una de estas condiciones es la presencia de una situación que fomente la comprensión y el entendimiento.
Para Guy Brousseau, a la hora de enseñar matemáticas es necesario crear una situación que los alumnos puedan relacionar con su propia vida, de tal manera que les sea más sencillo entender los conceptos que tienen que entender. Además, tanto el profesor como el resto de la comunidad educativa deben ayudarles a construir sus aprendizajes de manera activa.
Las situaciones didácticas, por tanto, son escenarios ficticios planteados por el docente relacionadas con la experiencia cotidiana de los alumnos. Gracias a ella los estudiantes pueden utilizar sus conocimientos e ideas previas, y a partir de ellos plantearse hipótesis y empezar a generar nuevos aprendizajes significativos con la ayuda del profesor.
Índice del artículo
- 1 Teoría de las situaciones didácticas de Guy Brousseau
- 2 Tipos de situaciones didácticas
- 3 Ejemplo de situación didáctica
- 4 Referencias
En la década de los 70 del siglo XX, algunos pensadores y docentes trataban de buscar una teoría de la educación alternativa a la que se utilizaba hasta la época, que consideraba que los estudiantes eran meros receptores pasivos de información.
Desde este enfoque tradicional basado en ideas como las de Piaget, el profesor simplemente actuaba transmitiendo sus conocimientos de manera directa.
Este enfoque tradicional de la educación conseguía resultados poco satisfactorios en algunos campos, como por ejemplo el de las matemáticas. Debido a ello, autores como Brousseau empezaron a buscar modelos alternativos de creación del conocimiento que les permitieran ayudar de mejor forma a sus alumnos.
Según la teoría de las situaciones didácticas de Brousseau, para que un alumno pueda adquirir un nuevo conocimiento de manera correcta es necesario que interactúen tres elementos igualmente importantes: el propio estado interno del estudiante, el profesor, y la situación en la que ambos se encuentran.
Con el objetivo de conseguir los mejores resultados educativos Brousseau proponía el uso de situaciones didácticas, es decir, situaciones artificiales construidas con la intención de que los estudiantes adquiriesen un nuevo conocimiento en concreto. Para que estas funcionaran de forma adecuada tenían que cumplir con una serie de características.
Las situaciones didácticas de la teoría de Brousseau tenían como principal objetivo permitir a los alumnos plantearse preguntas sobre lo que debían aprender desde sus conocimientos previos y su experiencia propia. De esta manera, en lugar de intentar generar nuevas ideas desde cero, todos los aprendizajes se realizaban partiendo de una base ya existente.
Cuando se aplica la teoría de Brousseau, el proceso de enseñanza consta principalmente de dos partes: la creación de una situación adidáctica y la adquisición de conocimiento mediante las situaciones didácticas.
Las primeras son escenarios artificiales generados por el profesor, que le plantea a sus alumnos problemas que podrían ser encontrados en la vida real y que se pueden abordar mediante la lógica y el razonamiento. De esta forma, los alumnos tendrán que reflexionar y utilizar sus propias ideas para tratar de encontrar una solución a los problemas propuestos.
Después de esta fase entrarían en juego las situaciones didácticas propiamente dichas, en las que el profesor proporciona la teoría necesaria para resolver correctamente los problemas y ayuda a los alumnos a generar las respuestas adecuadas a los mismos.
Al seguir este proceso, en lugar de recibir la información de manera pasiva los alumnos pueden relacionarla de manera más sencilla con su propia experiencia.
Cuando se lleva a cabo correctamente este proceso los tres elementos del proceso de aprendizaje (profesor, alumno y situación) colaboran para ofrecer los mejores resultados posibles. Brousseau descubrió que la aplicación de esta teoría mejoraba mucho la adquisición de conocimientos, algo que ha sido confirmado posteriormente por multitud de autores.
Una de las partes más importantes de la teoría de Brousseau es la clasificación que este hacía de las distintas situaciones didácticas. Los alumnos podían participar en tres tipos diferentes: situaciones de acción, de formulación y de validación. Por su parte, los profesores también podían participar en las situaciones de institucionalización.
Las situaciones didácticas de acción serían aquellas en las que los alumnos entran en contacto de manera directa con su entorno, por ejemplo mediante la participación en juegos o en actividades que requieran la implementación en lugar de simplemente la reflexión por parte de los estudiantes.
Un ejemplo de una situación de este tipo sería el uso de videojuegos educativos relacionados con las matemáticas para ayudar a los estudiantes a comprender algún concepto especialmente complicado de entender.
Las situaciones didácticas de formulación se caracterizan porque los alumnos deben recopilar toda la información que tienen disponible para enfrentarse a un problema, y planificar de manera detallada la manera en la que van a intentar resolverlo. De esta forma el foco está puesto en la reflexión y la planificación, en lugar de simplemente en la acción.
Generalmente las situaciones de formulación implican el debate entre varios estudiantes de las estrategias planteadas, de tal manera que todos los alumnos puedan beneficiarse del conocimiento de los demás.
Generalmente los alumnos generan opiniones muy diferentes durante las situaciones de formulación. Por eso, en esta última fase del proceso los estudiantes tienen que debatir entre ellos y ponerse de acuerdo sobre cuál es la mejor estrategia a utilizar para enfrentarse a la situación problema.
Al tener que reflexionar sobre sus propias ideas y expresárselas a otras personas, los alumnos acaban internalizando mejor aquello que piensan y generando conocimientos más fuertes.
Una vez que los alumnos han generado sus propias respuestas, el profesor tiene que recogerlas y relacionarlas con la teoría que pretendía transmitir durante la sesión.
Su objetivo aquí es extraer las conclusiones concretas a las que han llegado los alumnos y generalizarlas para que sean aplicables en multitud de contextos diferentes.
Imaginemos que un profesor del primer ciclo de educación secundaria quiere enseñar a sus alumnos a comprender y utilizar los números enteros. A partir de numerosas investigaciones sabemos que este concepto es complicado de comprender para los niños de estas edades, por lo que el docente decide aplicar la teoría de las situaciones didácticas.
Para ello, el profesor plantea un problema relacionado con la vida cotidiana en el que aparezcan los números enteros. Los niños primero deben tratar de buscar una respuesta al mismo en base a sus ideas previas, formular cómo se enfrentarían a él, y debatir con sus compañeros sus propias conclusiones.
Finalmente, el profesor acabaría recogiendo las conclusiones formuladas por los alumnos y relacionándolas con la teoría que pretendía explicar, a la vez que plantea la resolución del problema. De esta manera es mucho más probable que se generen aprendizajes sólidos y duraderos.
- “Teoría de las situaciones didácticas: un marco para pensar y actuar la enseñanza de las Matemáticas” en: Fing. Recuperado en: 09 Julio 2020 de Fing: fing.edu.uy.
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- “Teoría de situaciones didácticas” en: Wikipedia. Recuperado en: 09 Julio 2020 de Wikipedia: en.wikipedia.org.