Filosofía

Moral: qué es, significado, definición, diferencias con ética


¿Qué es la moral?

La palabra moral tiene origen en el vocablo latino mores, que quiere decir “costumbre”. Y, efectivamente, cuando hablamos de moral nos referimos a la valoración de las costumbres en una sociedad y época determinada.

Una costumbre se califica de inmoral si se cree que su práctica conlleva algún daño para el individuo o perjudica la calidad de la convivencia en una sociedad. Al contrario, las costumbres de buena moral son aquellas que, en opinión de los miembros de la sociedad, refuerzan los lazos de coexistencia.

La moral no se relaciona con el pensamiento racional o con la evidencia estadística. Está formada por opiniones, y estas cambian con el paso del tiempo y de una cultura a otra. En otras palabras, la moral es relativa.

En el siglo XVIII, por ejemplo, se consideraba inmoral que una mujer se presentara en público con un vestido corto o con una falda. Pero en la actualidad es algo normal y moralmente aceptable.

Para algunos musulmanes resulta inmoral que una mujer vaya por la calle con el rostro descubierto, lo que para los cristianos occidentales es algo común y aceptado.

Moral y ética

Ya hemos explicado que la moral está formada por opiniones y que es relativa.

En cambio, la ética es una reflexión que emplea los instrumentos de la razón para determinar qué principios debemos seguir cuando deseamos actuar correctamente.

Principales diferencias

1. La moral se limita a una época y sociedad determinadas. La ética busca principios de acción universales, aplicables en toda época y lugar.

2. La ética es de iniciativa individual, es decir, una persona en concreto quiere saber qué hacer en determinada situación y se pone a reflexionar. Sus conclusiones puede ponerlas en práctica o no, pero son solo suyas; no comprometen a nadie más.

En cambio, a la moral le preocupa más la armonía y sobrevivencia del grupo social que los dilemas personales. Por eso sus normas van más allá del individuo y se aplican a grandes grupos.

3. La moral es una herencia obligatoria. Nacemos en una sociedad que ya posee un código moral definido, y nos toca aprenderlo y respetarlo.

La ética es una elección personal. Es fruto de nuestra propia forma de interpretar nuestra experiencia, la viabilidad de nuestros anhelos, la conveniencia de nuestras acciones.

Las normas morales

Son leyes no escritas que determinan cómo deben conducirse los individuos y las agrupaciones (familiares, económicas, políticas, religiosas) en su relación con el resto de la sociedad.

Los seres humanos no somos únicamente entidades biológicas, sino también sociales. Nuestras necesidades básicas incluyen la alimentación y el abrigo, así como el contacto, la comunicación, la enseñanza, la competencia, etc.

Solo en sociedad podemos satisfacer adecuadamente estas necesidades. Un bebé recién nacido no podría sobrevivir sin la presencia de la sociedad, encarnada en sus padres y otros familiares y en el médico que atendió a la madre durante el parto.

La humanidad no prosperaría jamás si no existieran los sistemas educativos y cada persona que llegara al mundo tuviera que aprenderlo todo por sí misma.

La sociedad es fundamental para la preservación y desarrollo de la especia humana. Y las normas morales son de gran ayuda para evitar que los impulsos individuales (como la ira, la codicia, el apetito sexual, el odio) se impongan al interés común y suman a la sociedad en el caos y la violencia.

Juicio moral

Es un acto cognitivo o intelectual por medio del cual un individuo distingue lo correcto de lo incorrecto en su contexto histórico y social.

El juicio moral lúcido requiere el conocimiento de las normas morales de una sociedad y de experiencia en el manejo de las mismas.

Por eso, la capacidad de juicio moral de un niño de nueve años de edad es casi siempre menor que la de un adolescente de 18 años. Y, a su vez, la capacidad de juicio moral de este último es inferior a la de un adulto de 40 años.

Los tres componentes del juicio moral

El juicio moral está constituido por el objeto, las circunstancias y la intención.

  • El objeto. Se refiere a la conducta elegida por el individuo. Acá la palabra clave es “elegir”. Para que tenga lugar un auténtico juicio moral, el sujeto debe tener varias conductas posibles entre las cuales elegir; debe existir la opción de actuar mal, de ceder ante la “tentación”, para decirlo en los términos de la moral cristiana.
  • Las circunstancias. Se trata de las condiciones concretas dentro de las cuales se ejerce el juicio moral. Por ejemplo, la mayoría de las sociedades condenan como inmoral el acto de asesinar. Pero ¿debe juzgarse igual a quien asesina por odio y para robar y a quien lo hace en defensa propia o para salvar la vida de muchos? Las circunstancias pueden matizar y modificar sustancialmente el juicio moral.
  • La intención. Está relacionada con el grado de conciencia que tiene el sujeto acerca de las motivaciones reales de su elección. Si este en determinadas circunstancias se decidió por la acción moralmente correcta, ¿lo hizo verdaderamente como producto de un juicio moral legítimo, o por algún interés a futuro o para evitar una situación desagradable?

Doble moral

Consiste en aplicar dos juicios morales opuestos a un mismo acto. Dicho de otro modo, una misma acción es considerada como moral o inmoral no por la naturaleza de la acción en sí misma, sino dependiendo de quién la realiza.

En el mundo de la política encontramos muchos ejemplos. Un diputado del partido de oposición denuncia la corrupción de funcionarios del gobierno. Sin embargo, años más tarde, cuando el partido de este diputado es el que gobierna y otros denuncian corrupción, nuestro diputado prefiere hacer silencio y hablar de otros temas.

Otro ejemplo. Ha tenido lugar una manifestación violenta; hay heridos, algún fallecido, comercios destruidos, automóviles quemados. Pero en lugar de pronunciarse inmediatamente ante la inmoralidad de destruir la propiedad ajena y arrebatarle la vida a otro, los políticos querrían cerciorarse bien de si esta manifestación se dio en el nombre de la ideología que ellos abrazan o en el nombre de la ideología contraria.

Si es el primer caso, echarán la culpa de la violencia a los “infiltrados” y se quejarán de la mala cobertura de los medios de comunicación. En el segundo, aparecerán públicamente rechazando la violencia.

Referencias

  1. Bunge, M. (1982). Los determinantes de la moral humana. El País. Tomado de elpais.com.
  2. Páez, C. (2017). La moral y el comportamiento humano. El Carabobeño. Tomado de el-carabobeno.com.
  3. Palacios de Torres, C. (2009). La moral: un concepto, muchas interpretaciones. Tomado de eumed.net.
  4. Peiró, R. (2021). Diferencia entre ética y moral. Tomado de economipedia.com.
  5. Real Academia Española (2020). Moral. Diccionario de la lengua española. Tomado de del.rae.es.