Síndrome de Noé: síntomas, causas, tratamiento
El síndrome de Noé es una condición relacionada con el síndrome de Diógenes que lleva a quienes la sufren a acumular animales en lugar de objetos. Se caracteriza porque los pacientes con este trastorno recogen gran cantidad de animales (como perros, gatos o incluso otros menos habituales) y les acogen en su hogar incluso si no tienen espacio o si no pueden hacerse cargo de ellos.
Aunque muchos de nosotros podemos sentir pena por los animales abandonados y querer rescatarlos, el síndrome de Noé es mucho más severo. La necesidad de rescatar a cuantos más posible se convierte en una compulsión, y produce comportamientos que son dañinos tanto para el dueño como para los propios animales.
A pesar de que las personas con síndrome de Noé habitualmente solo quieren ayudar a los seres vivos a los que rescatan, lo cierto es que en general acaban haciéndoles más daño que beneficio. Esto se debe a que la acumulación de muchos animales en un espacio no preparado para ellos puede provocar problemas de salud y de higiene y una importante falta de cuidados.
El síndrome de Noé no está incluido como un trastorno oficial en los manuales diagnósticos más utilizados por los psicólogos, sino que se trata como una variante del de Diógenes. Sin embargo, sus consecuencias son muy reales, y sus síntomas pueden acabar provocando problemas realmente serios. En este artículo te hablamos en profundidad de él.
Índice del artículo
La mayoría de los síntomas del síndrome de Noé están relacionados directamente con la obsesión por recoger animales abandonados y llevarlos al propio hogar. Sin embargo, muchos de ellos también pueden entenderse como una expresión de la ansiedad y las compulsiones que sufren la mayoría de pacientes que lo padecen.
A continuación veremos cuáles son las principales características de un individuo que presente este síndrome.
Como ya hemos visto, el síntoma más importante que presentan las personas con síndrome de Noé es la necesidad de rescatar a gran cantidad de animales abandonados, a menudo a todos aquellos con los que se encuentran en su vida cotidiana.
Esta necesidad tendrá un gran dominio sobre los individuos afectados, ya que se sienten incapaces de dejar de recoger animales incluso si no pueden hacerse cargo de ellos.
La compulsión normalmente estará acompañada de un gran malestar, que no desaparecerá hasta que la persona recoja a un animal que vea por la calle o vaya a rescatar alguno a un centro de acogida. De esta forma, los afectados creen que no tienen control sobre sus propias acciones, y piensan que su manera de actuar es la única posible.
Las personas con síndrome de Noé pueden acabar acumulando decenas de animales en sus hogares antes de que el problema sea resuelto. Como consecuencia, sus casas suelen presentar un aspecto muy deteriorado, con excrementos por todas partes, gatos y perros moviéndose libremente por todas partes, malos olores y poco espacio libre.
En general, quienes padecen este síndrome no permiten que otras personas accedan a su casa. Sin embargo, curiosamente, la mayoría de ellos no se sienten avergonzados de las condiciones en las que viven ni del estado general de su hogar. Por el contrario, están convencidos de que están haciendo lo correcto, y piensan que la decadencia de su vivienda es normal.
Normalmente, la preocupación más importante de las personas con síndrome de Noé es la de rescatar animales; pero su cuidado no suele ser una prioridad tan alta. Esto implica que la mayoría de las veces no solo sus hogares se encontrarán en malas condiciones, sino que las mascotas también tendrán muchos problemas.
Así, en muchas ocasiones, los animales no habrán sido entrenados ni educados de ninguna manera, lo que puede hacer que se vuelvan agresivos y territoriales. Muchos de ellos presentarán problemas de salud; e incluso, en algunas ocasiones, tampoco tendrán comida suficiente para todos.
El último de los síntomas que puede indicar la presencia del síndrome de Noé es la negación por parte de la persona de que tiene algún tipo de dificultad.
Incluso si no tiene espacio en casa debido a la gran cantidad de animales acumulados, sus mascotas están muertas de hambre y en malas condiciones, y no tiene dinero para cuidar de todas ellas, el individuo seguirá afirmando que todo marcha correctamente.
Este síntoma es común con el síndrome de Diógenes, y es una de las principales causas por las cuales tratarlos es tan complicado. Normalmente, cuando los individuos afectados buscan ayuda, lo hacen motivados por la presión de sus familiares y seres queridos en lugar de por voluntad propia.
Como sucede en el caso de muchos trastornos psicológicos poco habituales, no se conocen las causas exactas del síndrome de Noé. Sin embargo, se cree que la mayoría de los casos de este problema están provocados por la existencia de otras patologías más graves subyacentes.
Así, en muchos casos la causa principal del síndrome de Noé es la existencia de un trastorno obsesivo – compulsivo: una patología que lleva a quienes la sufren a actuar de maneras que les causan malestar, para tratar de evitar sentimientos de ansiedad o miedo. En este caso, las obsesiones y compulsiones estarían relacionadas con la recogida de animales.
Otra posible causa para el síndrome de Noé es que la acumulación de mascotas se deba a una adicción. En este caso, una conducta que en un principio era normal y hasta sana se convierte en problemática al volverse la única fuente de placer para la persona, que cada vez necesita llevarla más al extremo para poder disfrutar de algo.
En otros casos, problemas como el autoengaño o ciertos tipos de demencia pueden provocar que el individuo realmente no sea consciente de lo que está sucediendo en su vida. Esto facilitaría el desarrollo de la adicción o el trastorno obsesivo – compulsivo, ya que la persona no se daría cuenta de los problemas que sus acciones le están provocando.
Los perros son animales que necesitan muchos cuidados. Por eso, la presencia de muchos de ellos en hogares que no están preparados para mantenerlos causa todo tipo de problemas tanto para los dueños como para los propios animales.
Generalmente, en los casos en que se presenta el síndrome de Noé en su versión con perros, los dueños son incapaces de sacarles a pasear, educarles y darles de comer de manera apropiada. Como consecuencia, los animales se vuelven extremadamente agresivos y territoriales, además de sufrir todo tipo de problemas de salud.
Además, al ser prácticamente imposible sacar a varias decenas de perros a pasear al mismo tiempo, la mayoría de ellos tendrá dejará sus excrementos por toda la casa del dueño, lo que aumentará el estado de decadencia de la casa y las condiciones poco saludables.
A pesar de que generalmente no necesitan tanto cuidado como los perros, tener una gran cantidad de gatos en un hogar también puede traer muchas consecuencias extremadamente negativas tanto para el dueño como para los propios animales.
Generalmente, los gatos son mucho más territoriales que los perros. Por lo tanto, si se juntan muchos de ellos en un espacio pequeño, empezarán a establecerse jerarquías muy claras.
Los más dominantes de todos ellos normalmente se volverán extremadamente agresivos, llegando al punto en que atacarán a todos los humanos con los que entren en contacto. En ocasiones, incluso a su dueño.
Además de esto, los gatos suelen utilizar su orín para marcar su territorio, por lo que la casa de las personas que acumulan estos animales excesivamente tendrán un olor extremadamente desagradable y se mantendrán sucias de forma casi permanente. Esto traerá todo tipo de problemas de salud y de higiene tanto a los animales como a quienes vivan allí.
El tratamiento para el síndrome de Noé dependerá en general de cuál sea la causa subyacente para el problema. Por ejemplo, si la acumulación de animales se debe a la aparición de un trastorno obsesivo – compulsivo o a la presencia de una adicción, será necesario realizar una intervención terapéutica y farmacológica para tratar de paliar los síntomas y solucionar la patología.
Además de esto, normalmente las personas con síndrome de Noé tienden a aislarse del mundo, por lo que cualquier enfoque que se centre en resocializarlas puede ser muy útil. Sin embargo, esto tiende a ser muy complicado, ya que el propio individuo se encuentra cómodo con sus rutinas y normalmente no querrá cambiar.
En un nivel más práctico, si se descubre la existencia del síndrome de Noé, generalmente es necesario buscar un nuevo hogar para los animales acumulados por la persona. Las mascotas tendrán que ser trasladadas a otro lugar, donde sus dueños puedan cuidarlas y entrenarlas adecuadamente. El problema de esto es que para quien sufre el síndrome la separación puede ser extremadamente dolorosa.
Por otro lado, si la causa del síndrome de Noé es la presencia de una demencia o algún otro tipo de deterioro cognitivo, normalmente será muy difícil ayudar a la persona. En el caso de no contar con algún familiar que pueda cuidar de ella, el enfoque más habitual será ingresarlas en un centro especializado de ayuda en el que pueda estar a salvo y protegida.
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