Filosofía

Falacia ad verecundiam o de autoridad: qué es, características y ejemplos


¿Qué es la falacia ad verecundiam o de autoridad?

La falacia ad verecundiam o de autoridad es aquella premisa que se basa en la figura de alguien experto para argumentar que es cierta y verdadera. En otras palabras, si alguien con autoridad defiende que algo es verdadero, debe serlo porque esa persona lo dice.

El problema de esta falacia es que, como toda falacia, utiliza un argumento engañoso en lugar de evidencias. Algo que diga un experto no necesariamente es cierto, y para demostrar la premisa habrá que presentar evidencias.

(leyenda: La falacia ad verecundiam es la que, para probar su validez, señala a un experto en la materia. Los antiguos griegos usaban la expresión Magister Dixit (el maestro lo dijo) como prueba suficiente de algo)

Por ejemplo, decir que la gravedad existe porque Newton lo dijo es una falacia ad verecundiam, pues el argumento en que se basa es que Newton lo dijo, no en que es una atracción que experimentan entre sí todos los objetos con masa.

Fíjate que la falacia no está en el postulado, sino en la argumentación: la gravedad existe, pero no porque lo haya dicho Newton. Es decir, la premisa es correcta pero el razonamiento no.

Ad verecundiam significa “al respeto”, venerar, por ello un sinónimo es el dicho por los pitagóricos: magister dixit, esto es, el maestro lo dijo (y si el maestro, el experto, el que tiene autoridad lo dice, debe ser cierto).

Características de la falacia ad verecundiam

La falacia ad verecundiam tiene varias características:

Sin pruebas

Lo que salta a la vista de buenas a primeras es que no hacen pruebas para demostrar que algo es cierto si eso lo dijo una persona de autoridad. Analicemos el caso clásico de falacia ad verecundiam:

“La raíz cuadrada de 2 es irracional porque Euclides dijo que así era”.

Esta es una falacia ad verecundiam porque la prueba de que la raíz cuadrada de 2 es irracional no es que Euclides lo haya dicho sino porque las pruebas matemáticas indican que no puede expresarse como la división de dos números enteros.

Para los que usan esta falacia, la prueba es suficiente al aludir a la figura de autoridad, y nada más.

La figura de autoridad es razón suficiente

La calidad moral de la figura de autoridad desplaza la validez de la premisa. Si damos por cierto que el “cielo es azul” porque lo dijo Newton, y Newton sabía de lo que hablaba porque era un físico reconocido que sentó las bases de la física, eso será razón suficiente para aceptar una premisa como verdad.

En otras palabras, la única razón por la que el cielo es azul es porque Newton lo dijo. Allí reside la falacia, que no se aportan pruebas de ningún tipo y se acepta sin discusión lo que la figura de autoridad ha dicho sobre el tema.

Validez de las premisas

Como hemos visto en los ejemplos, hasta ahora las premisas son ciertas, pues la falacia reside en el argumento para probarlas (el magister dixit del que hablamos antes). El que sean ciertas no significa que la argumentación sea válida.

Esquema lógico

Las falacias ad verecundiam se estructuran con el siguiente esquema lógico:

  • X es un físico reconocido.
  • X dice que la física cuántica es un engaño.
  • Por lo tanto, la física cuántica es un engaño.

Aquí tenemos un caso en que la premisa no es cierta, y la razón se basa en que lo dice “un experto”. Esto es especialmente notable cuando en los conceptos los expertos no están todos de acuerdo. En estos casos, quien esgrime la falacia elegirá aquella opinión que más le conviene para respaldar su propio argumento.

¿Cómo identificar una falacia ad verecundiam?

A simple vista, cuando una persona basa su argumento en que alguien con autoridad en el tema lo dice, estamos frente a una falacia ad verecundiam. Como ya hemos dicho, algo no es cierto solo porque lo diga un experto, y la argumentación debe señalar las evidencias para demostrarlo.

Si bien en ensayos académicos, científicos o técnicos se recurre con mucha frecuencia a expresiones del tipo “como lo dijo fulano de tal, estamos de acuerdo en afirmar que…”, en estos casos se suelen exponer las razones por las que se está de acuerdo, y la referencia al experto es apenas un respaldo más.

Cómo identificarla en publicidad

La publicidad ha hecho uso de varias falacias en su recorrido a la persuasión, y la falacia ad verecundiam es una más. Podemos reconocerla cuando hay figuras reconocidas en un ámbito respaldando un producto del que no sabe en profundidad.

Algunos ejemplos: un jugador de fútbol recomendando una agencia de seguros, una actriz aconsejando sobre un tipo específico de lentillas para la miopía, un académico conocido recomendando un coche…

La publicidad utiliza a este tipo de personas para decir que los productos que quiere vender son buenos en función de quien los expone. Si Messi bebe una Pepsi cola, esta bebida debe ser buena, porque Messi es un gran futbolista.

La argumentación no es válida en ninguno de los casos porque por lo general los expertos lo son en otros campos; si el futbolista estuviese hablando de unas zapatillas deportivas o de balones o de césped para el campo, habría más relación entre su área de experticia y lo que recomienda.

Cómo identificarla en prensa

En prensa ocurre algo similar a la publicidad, usualmente en el ámbito de la política: cuando figuras prominentes (presidentes, diputados, senadores, etc.) basan sus argumentos en algo que otro, igual o más representativo que ellos, dijo.

O cuando los mismos periodistas refieren opiniones de figuras conocidas en respaldo o en rechazo de determinadas posturas (es lo que se conoce como “jerga del portavoz”): “Para Trump es indiscutible que existe una conspiración mundial en su contra”.

Ejemplos de falacia ad verecundiam

A continuación puedes observar varios ejemplos de casos en los que se da la falacia de autoridad o ad verecundiam:

  1. Un periódico o youtuber explica que la vida extraterrestre existe porque un científico de la Universidad de Harvard lo ha dicho.
  2. Argumentar que la medicina tradicional es efectiva porque son apoyadas por determinados países, políticos o doctores.
  3. En las redes, desde hace un tiempo, circula una especie de fake news: la de las técnicas de manipulación mediática de Noam Chomsky. Este es un ejemplo perfecto de falacia ad verecundiam, pues el verdadero autor, el francés Sylvain Timsit, en algún momento dijo que se había basado en el pensamiento del lingüista norteamericano, lo que bastó a millones de personas para traspasarle la autoría al segundo. Sería una falacia ad verecundiam, ya que el prestigio de Chomsky y sus reiteradas críticas y análisis sobre el papel de los medios de comunicación, y su cuestionamiento al sistema neoliberal son suficientes para hacer creer que lo que se dice sobre la manipulación de masas es cierto, y que lo dijo él.
  1. “Vi un programa de televisión sobre el cambio climático donde dicen que es mentira, y si sale en la tele debe ser verdad”.
  2. “Soy profesora de literatura con un postgrado en filología, no creas que sabes más que yo”.
  3. “¡Lo dice la prensa!”.
  4. “Me mandaron un WhatsApp con la noticia, seguro es verdad”.
  5. Argumentar que un virus no existe porque lo ha dicho un licenciado en medicina.
  6. Las innumerables referencias de Hugo Chávez a Simón Bolívar, el Libertador de Venezuela, para apoyar sus tesis “independentistas” del “imperialismo yanqui y mundial” sería un ejemplo de falacia ad verecundiam en prensa (los diarios y medios de comunicación venezolanos afectos al gobierno están llenos de estas falacias, ahora hechas por Nicolás Maduro con Chávez).

Referencias

  1. López, K. (1999). Teoría de la argumentación. Tomado de academia.edu.
  2. Walton, D., Koszowy, M. (2014). Two kinds of Arguments from authority in the ad verecundiam fallacy. Tomado de scholar.uwindsor.ca.
  3. Jaimes, F. (2020). Pseudociencia: una manifestación del pensamiento errado. Tomado de extrapolitica.ssh.org.pe.
  4. Argumento ad verecundiam (2021). Tomado de es.wikipedia.org.
  5. Ejemplos de falacia ad verecundiam (2021). Tomado de retoricas.com.