Disritmia cerebral: descripción, causas y enfermedades
El término disritmia cerebral se empleó con mucha frecuencia en la década de los 60 del siglo XX para hacer referencia a los cambios en el electroencefolagrama que presentaban algunos pacientes, particularmente aquellos con epilepsia.
Con el pasar del tiempo el término fue cayendo en desuso para dar paso a nuevos términos más específicos y descriptivos, ya que la palabra “disritmia” era muy general e inespecífica; incluso peor, en algunos casos podían darse cambios del ritmo cerebral de base en el electroencefalograma sin que hubiesen signos clínicos evidentes.
Así pues, se abandonó el término disritmia cerebral, el cual durante décadas fue sinónimo de una alteración del ritmo de base cerebral sin clara significación clínica.
Sin embargo, con el advenimiento de nuevas tecnologías, la ampliación de la gama de diagnósticos y estudios neurofisiológicos específicos, se ha retomado el término disritmia cerebral para explicar ciertos padecimientos, síntomas e incluso conductas que hasta la fecha se catalogaban como “idiopáticos” (sin causa aparente).
Este nuevo auge del término disritmia cerebral se ha hecho eco en los medios digitales donde abunda información al respecto aunque no siempre es de la mejor calidad; por otra parte aún existe controversia entre los especialistas sobre lo pertinente o no de usar este término, el cual no es usado de rutina por buena parte de la comunidad médica.
Índice del artículo
Descripción
La disritmia cerebral es un término que se aplica a un trazado anormal del electroencefalograma, el cual consiste en un cambio del ritmo normal pero con un patrón inconstante.
Esto quiere decir que en ocasiones el ritmo cerebral de base puede ser normal mientras que en otros puede estar alterado.
El problema surge cuando se correlaciona la disritmia con los hallazgos clínicos, dado que en muchos casos el trazado anormal del electroencefalograma no se asocia con cambios clínicos evidentes.
Así mismo, puede darse el caso de personas con síntomas y signos clínicos evidentes (como el caso de una convulsión tónico-clónica por epilepsia) con un electroencefalograma normal, de allí que el uso del término siga siendo controvertido y aún esté en estudio si su aplicación en términos de diagnóstico es adecuada o no.
Para comprender un poco más de qué se tratan los cambios en el trazado del electroencefalograma es pertinente recordar algunos conceptos básicos.
-El electroencefalograma
El electroencefalograma es un método diagnóstico que apareció a finales de la década de los años 20 del siglo XX. El mismo consiste en registrar mediante electrodos colocados en el cuero cabelludo la actividad eléctrica del cerebro.
Dicho estudio genera lo que se conoce como ritmo de base, el cual está compuesto por cuatro patrones de ondas principales:
– Ritmo alfa con ondas que oscilan entre los 8 y 13 Hz
– Ritmo beta con ondas que oscilan entre los 14 y 60 Hz
– Ritmo delta con ondas que oscilan entre los 0 y 4 Hz
– Ritmo teta con ondas que oscilan entre los 4 y 7 Hz
Estos patrones se registran en reposo, con la persona despierta y después de una noche de buen sueño, siendo habitual esperar un patrón normal aún en pacientes epilépticos o con algún otro trastorno.
Pruebas de estimulación e inducción
A fin de inducir la aparición de patrones anómalos en el electroencefalograma, una vez que se registra la actividad basal del cerebro se estimula al paciente con diversos métodos que van desde la hiperventilación hasta la estimulación visual con luces estroboscópica, pasando por estímulos sonoros.
El objetivo es desencadenar el patrón cerebral patológico a fin de llegar a un diagnóstico definitivo.
En la mayoría de los casos de epilepsia, enfermedad cerebrovascular o demencia existen patrones claramente definidos que permiten hacer el diagnóstico con precisión.
Sin embargo, en un grupo especial de pacientes pueden presentarse cambios en el ritmo basal del electroencefalograma que no se corresponden con ninguno de los patrones diagnósticos previamente definidos, siendo estos los pacientes etiquetados con “disritmia cerebral”.
El problema principal en estos casos es determinar hasta que punto la disritmia es patológica o simplemente un hallazgo incidental sin ningún significado clínico, especialmente en pacientes asintomáticos.
Causas
Las causas de la disritmia cerebral no se encuentran claramente identificadas, aunque se han sugerido algunas situaciones y condiciones en las cuales pueden presentarse estas alteraciones transitorias del ritmo de base cerebral. Una de las más frecuentes es la falta de sueño debido al consumo de ciertas sustancias psicoactivas.
En este sentido el dilema persiste, dado que a pesar de la asociación causal entre sueño-disritmia y drogas psicoactivas-disritmia, no todas las personas con este tipo de trazo anormal en el electroencefalograma tienen sintomatología.
Lo que sí se sabe a ciencia cierta es que por alguna razón se pierde el balance normal entre los mecanismos de excitación e inhibición de los circuitos neuronales del cerebro; así mismo se tienen datos que indican que la disritmia no siempre es generalizada y que por el contrario puede presentarse en territorios específicos del cerebro sin que existan cambios en otras áreas.
Enfermedades relacionadas
Si bien el término disritmia cerebral no está asociado a una enfermedad en particular, algunos estudios clínicos indican que este tipo de patrón anormal del electroencefalograma puede verse con más frecuencia en ciertas condiciones clínicas como:
– Enfermedad cerebro-vascular crónica
– Uso de medicamentos y/o drogas psicoactivas
– Ciertos tipos de demencia
– Epilepsia
De todos ellos la epilepsia es la que mejor se ha estudiado y hacia donde apuntan la mayoría de las evidencias obtenidas de estudios clínicos bien estructurados; sin embargo no se trata de la epilepsia común con convulsiones tónico-clónicas, bien conocida por todos.
Epilepsia y disritmia cerebral
La epilepsia generalizada posee características clínicas y electroencefalográficas que permiten realizar un diagnóstico casi inequívoco.
Sin embargo, la epilepsia en sí misma no es una sola enfermedad, sino un amplio abanico de condiciones que van desde las crisis focales (Pequeño Mal) hasta las convulsiones generalizadas.
En este sentido se ha planteado la hipótesis de que las disritmias cerebrales podrían tratarse de un tipo particular de epilepsia que afecta áreas del cerebro no asociadas con el movimiento o con la conciencia.
Así pues, se ha postulado que la disritmia cerebral podría ser a causa de “epilepsia neurovegetativa”, donde el área del cerebro afectada regula funciones autonómicas, por lo que los síntomas podrían no ser claramente identificables ya que podrían confundirse con un síndrome diarreico o dispéptico banal.
Por otra parte, se ha asociado la disritmia cerebral con personalidades irascibles y fáciles de alterar; por tanto el diagnóstico encaja con una serie de trastornos psiquiátricos que podrían encontrar explicación en estas alteraciones del electroencefalograma.
Lo cierto es que el trazo anómalo del electroencefalograma conocido como disritmia cerebral existe, está tomando fuerza su uso y las investigaciones modernas en neurofisiología podrían abrir un abanico insospechado de diagnósticos desconocidos hasta el momento.
Referencias
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