Inversiones permanentes: qué son, rentas, tipos, ejemplos
Las inversiones permanentes son cuentas que representan las inversiones de una empresa, incluyendo acciones, bonos, bienes raíces y efectivo. Se encuentran en el lado del activo del balance general de una compañía. Son activos que una organización pretende mantener a largo plazo.
Por tanto, son activos no circulantes que no se utilizan en las actividades operativas para generar ingresos. Es decir, son activos que se mantienen por más de un año y se utilizan para crear otros ingresos fuera de las operaciones normales de la empresa.
Tradicionalmente, un balance general divide los activos a largo plazo totales en inversiones permanentes, activos de planta o activos fijos, y activos intangibles. De esta manera, los inversionistas pueden ver cuánto está invirtiendo la compañía en sus operaciones en comparación con otras actividades.
Índice del artículo
- 1 Comparación con inversiones temporales
- 2 ¿En qué consisten las inversiones permanentes?
- 3 Rentas de las inversiones permanentes
- 4 Tipos de inversiones permanentes
- 5 Ejemplos
- 6 Referencias
La cuenta de inversiones permanentes difiere en gran medida de la cuenta de inversiones temporales, ya que las inversiones temporales probablemente son para venderlas con cierta rapidez, mientras que las inversiones permanentes no se venderán por años y, en algunos casos, nunca se venderán.
Ser un inversionista permanente significa que se está dispuesto a aceptar un cierto riesgo en la búsqueda de recompensas potencialmente más altas y que puede permitirse ser paciente durante un período de tiempo más prolongado.
Un valor con intereses puede producir solo unos pocos puntos porcentuales de ganancia cada año. Sin embargo, la apreciación de una acción puede producir rendimientos de dos dígitos y que aumente la cartera muchas veces en el futuro.
Si la inversión temporal tiene que ver con la preservación del capital, la inversión permanente tiene que ver con la creación de riqueza.
Una empresa no suele comprar bonos como parte de sus operaciones, a menos que sea una firma de inversión. Para una compañía de manufactura comprar bonos se considera una inversión.
Se trata de crear el tipo de cartera de inversión que proporcionará ingresos para más adelante en la empresa. Eso podría ser un ingreso complementario.
Invertir a largo plazo significa aceptar una cierta cantidad de riesgo en la búsqueda de mayores recompensas. Esto generalmente significa inversiones como acciones y bienes raíces.
Cuando una compañía holding u otra firma compra bonos o acciones ordinarias como inversión, la decisión de clasificar la inversión como temporal o permanente tiene algunas implicaciones bastante importantes en la forma en que esos activos se valoran en el balance general.
Las inversiones a corto plazo están marcadas por el mercado, y cualquier disminución en el valor se reconoce como una pérdida.
Sin embargo, los aumentos en el valor no se reconocen hasta que se venda el artículo. Por tanto, la clasificación de una inversión en el balance general, ya sea a corto o a largo plazo, tiene un impacto directo en el ingreso neto que se informa en el estado de resultados.
Una inversión comercial puede que no sea una inversión permanente. Sin embargo, una empresa puede conservar la inversión con la intención de venderla en un futuro más lejano.
Estas inversiones se clasifican como “disponibles para la venta”, siempre que la fecha anticipada de venta no se encuentre dentro de los próximos 12 meses.
Las inversiones permanentes disponibles para la venta se registran a su costo cuando se compran y se ajustan posteriormente para reflejar su valor razonable al final de cada período.
Las ganancias o pérdidas por tenencias no realizadas se registran como “otros ingresos”, hasta que se venda la inversión permanente.
En las inversiones permanentes existe un dilema casi constante entre seguridad y crecimiento. La seguridad ofrece protección del dinero invertido, pero no mucho potencial futuro.
De hecho, con las tasas de interés actuales, las inversiones seguras pueden hacer perder dinero por medio de la inflación.
Ahí es donde se hace necesario el crecimiento. Tiene riesgos, pero las mejores inversiones permanentes superarán esos riesgos y aumentarán el dinero muchas veces.
Como no hay forma de saber con certeza cuál será la mejor renta, o evitar caídas a corto plazo, la mejor estrategia es invertir en todo tipo de activos al mismo tiempo.
La renta anual promedio de las acciones, basado en S&P 500, es del orden del 10% anual. Eso incluye tanto las ganancias de capital como los ingresos por dividendos.
El riesgo de las inversiones permanentes es que pueden perder valor en un momento dado. Son inversiones de capital, pero no tienen garantía de devolver el capital.
Sin embargo, como se mantendrán a largo plazo, tendrán la oportunidad de recuperarse. Aunque una inversión pueda bajar un 20% en los próximos cinco años, podría duplicar o triplicar su valor en los siguientes 10 años.
También se debe pensar a largo plazo para maximizar las rentas de la inversión. En lugar de vender una acción que tenga una ganancia de 50% en cinco años, se debe esperar más tiempo, para obtener el 100% o más.
Los inversionistas a menudo dan mucha importancia a la relación precio-ganancia, pero no es aconsejable poner demasiado énfasis en un solo indicador. La relación precio-ganancia se utiliza mejor junto con otros procesos analíticos.
Algunos creen erróneamente que hay menos que perder con las acciones de bajo precio. Sin embargo, si una acción de $5 se hunde a $0 o una acción de $75 hace lo mismo, se habrá perdido el 100% de la inversión inicial.
En muchos sentidos, las acciones son la principal inversión permanente. Tienen las siguientes ventajas:
– Son inversiones “en papel”. Por tanto, no se tiene que administrar una propiedad o un negocio.
– Representan la propiedad en empresas generadoras de ganancias.
– Pueden aumentar de valor a largo plazo, a menudo de forma espectacular.
– Muchas acciones pagan dividendos, proporcionando ingresos constantes.
– La mayoría son muy líquidas, permitiendo comprarlas y venderlas rápida y fácilmente.
– Se puede distribuir la cartera de inversión en docenas de diferentes compañías e industrias.
– Se puede invertir atravesando las fronteras internacionales.
Son valores que devengan intereses con plazos superiores a 10 años. Existen diferentes tipos de bonos a largo plazo, como los bonos corporativos, gubernamentales, municipales e internacionales.
El principal atractivo de los bonos suele ser la tasa de interés. Dado que son de naturaleza a largo plazo, generalmente pagan rendimientos más altos que los valores con intereses a corto plazo.
El mayor riesgo para los bonos es que las tasas de interés aumenten. El riesgo es que se quedará encerrado en el bono por muchos años, a una tasa de interés por debajo del mercado.
Si las tasas de interés caen por debajo de la tasa a la que se compra el bono, el valor de mercado del bono podría aumentar.
Funcionan como carteras de un gran número de acciones y bonos diferentes. Debido a esa diversificación, pueden ser una de las mejores inversiones a largo plazo disponibles.
Todo lo que se necesita hacer es asignar un monto en uno o más fondos, y el dinero será invertido en nombre del inversionista.
Se pueden utilizar los fondos para invertir en los mercados financieros prácticamente de la forma que se desee.
Por ejemplo, si se desea invertir en el mercado general, se puede elegir un fondo basado en un índice amplio, como el S&P 500. Los fondos también pueden invertir en acciones o bonos.
También se puede invertir en sectores específicos del mercado. Pudiera ser alta tecnología, donde se elige un fondo con esa especialización.
Las propiedades inmobiliarias se mencionan frecuentemente como una alternativa a las acciones como la mejor inversión permanente.
La forma más básica de invertir en bienes raíces es poseer su propio local. A diferencia de otras inversiones, los bienes raíces pueden ser muy aprovechados, especialmente se es un ocupante propietario.
El terreno en sí es un activo a largo plazo que normalmente se usa en las operaciones de una empresa, pero no tiene por qué serlo.
Por ejemplo, un fabricante que está buscando expandir su fábrica podría comprar 300 acres de terreno. Utiliza 100 acres para construir la planta de la fábrica.
El fabricante se queda con los otros 200 acres y espera venderlos a otra empresa que esté buscando conseguir un espacio para comprar en el parque industrial.
Este terreno se considera una inversión y no se utiliza en las operaciones de la empresa. Por tanto, se clasifica como una inversión permanente y no como un activo fijo.
Se trata de acciones de empresas con el principal atractivo de su crecimiento a largo plazo. A menudo no pagan dividendos, si lo hacen son muy bajos.
Los rendimientos de estas acciones pueden ser gigantescos. La acción de Apple es un excelente ejemplo. En fecha tan reciente como 1990, podría haberse comprado por menos de $1. Sin embargo, actualmente Apple cotiza a aproximadamente $208 por acción.
Apple es un ejemplo de un clásico crecimiento exitoso. Hay otras historias de éxito, pero hay al menos un número igual de acciones de crecimiento que nunca van a ninguna parte.
Las acciones de altos dividendos son emitidas por compañías que devuelven a sus accionistas una cantidad sustancial de ganancias netas. Estas acciones a menudo pagan rendimientos más altos que las inversiones de renta fija.
Por ejemplo, mientras el rendimiento actual de un bono del Tesoro de EE.UU. a 10 años es de 2,79%, las acciones con altos dividendos a menudo pagan más del 3% por año.
Ejemplos: AT&T, con un rendimiento de dividendos de 5,57%, Verizon, con un rendimiento de dividendos de 4,92%, y General Electric, con un rendimiento de dividendos de 3,61%.
También tienen la perspectiva de una revalorización del capital. Sin embargo, una disminución en las ganancias podría dificultar que una empresa pague dividendos.
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